Teníamos ganas de Nocturama, esta cita ineludible que cada verano nos pone en contacto a los que nos apasiona la música huyendo de las calores propias de la época estival.
La inclusión por sustitución de Pájaro en el cartel fue el acicate que nos faltaba para terminar de convencernos (si no lo estábamos ya) y dirigirnos a un CAAC que registró buena entrada, sin apreturas, y con un montón de caras conocidas para arropar a quien hemos visto tantas veces por los locales y calles de nuestra ciudad.
Antes The Soft Hills, guitarra en mano, consiguió algodejarnos indferentes, casi contagioarnos algo de tristeza en una actuación de la que poco más me atrevería a decir y que contribuyó más a disfrutar de ambigú y/o una buena conversación.
Pero llegó Pájaro acaparando el protagonismo de la noche tras su paso por el Festival Territorios, allá por el mes de Mayo, que tan buen sabor de boca dejó. Pero Andrés Herrera no está sólo, Pepe Frías al bajo, Roque Torralva o Raúl Fernández a la guitarra conforman un bloque sólido y brillante con la guinda de la participación de la corneta en alguno de los temas aportando ese toque semanasantero y tradicionalista que en Santa Leone aparece y desaparece o se americaniza a ritmo de swing y por supuesto rock.
De esos pioneros del rock andaluz que bebían de la música que traían los trabajadores de la base americana de Morón y que se establecieron en el Barrio de Santa Clara como SMASH la música de Pájaro concentrada en Santa Leone, su disco, es reminiscente y a la vez propicio para que muestre, especialmente en directo, las virtudes y dominio de guitarras, tal y como ocurrió ayer para fascinación de los presentes.
Recuerdos para los mineros y por supuesto para Silvio, al que Andrés acompañaba a la guitarra, y al que rindió homenaje especialmente en un apoteósico final con Rezaré. De categoría.