Era una noche muy especial, el primer concierto en la sala Q tras el anuncio de sus responsables del cierre de la misma a final de año y las más de 500 personas que allí nos congregamos dimos nuestro propia manifestación en defensa de quienes año tras año han apostado por la música en directo en Sevilla, y de testigos…¡the sunday drivers!.

Colas y expectación a las puertas de la sala Q y aún más colas para firmar en apoyo para dejar constancia que defenderemos las apuestas por la música en directo en una primaveral noche en Sevilla.

Y desde Toledo llegaron "The Sunday Drivers" en una nueva parada de su exitosa gira con el mismo nombre que su último trabajo "Tiny Telephone" que no sólo han presentado en España sino en otros lugares de Europa con una excelente acogida. Anoche nos demostraron el porqué de tan buenas críticas cosechadas. Sería fácil recurrir a las comparaciones y podríamos decir que las canciones que despliegan en el directo a veces suenan a Beatle, otras a Oasis, pero sería más justo decir que lejos de etiquetas, The Sunday Drivers han conseguido su estilo a base de perserverancia y una trayectoria avalada por tres buenos discos. 

Con "Rainbows of colours" nos empezamos a meter en el concierto con la voz de Jero cantando en un inglés inteligible y claro. Y nos fueron desgranando sus últimas canciones como "Little chat" o "life is" sin olvidar temas de anteriores discos en los que destacar "love our love" o"time, time, time" con un público cada vez más entregado. Las largas giras a veces pueden proyectar sobre un escenario una ejecución milimétrica del desarrolo del concierto, limitando la improvisación o la falta de emoción en el grupo. Anoche se les notaba contentos y ese extra jutno a la participación e integración constante del público hizo que la voz de Jero sonara con ese punto psicodélico exacto con los efectos de los teclados y guitarras envolviendo la sala. Si además añadimos los contrapuntos que daban los sonidos de la pandereta y la harmónica el resultado es más que notable.

Destacaría el empiece de varias de las canciones en acústico o semiacústico para irse añadiendo elementos conforme avanzaba la canción hasta romper en los auténticos hits de la noche "on my mind" y "do it" que enloquecieron al personal.

Una noche más disfrutamos de la música en la capital hispalense gracias al esfuerzo de quienes llevan años luchando por ofrecernos una programación variada y de nivel en una ciudad muy huérfana de eventos. Larga vida a la sala Q y larga vida a la música. 

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