Sevilla, 18 de Diciembre de 2015, Sala Custom
La tradicional cita en Diciembre con el otrora Albertucho tuvo ayer una nueva dimensión en cuanto a la especial y romántica relación del artista con sus paisanos y vecinos que, en calidad de tripulantes, nos subimos a ese barco que comanda el Capitán Cobarde.
Porque cuando llegan las tormentas lo mejor es agarrarse literal o con la mirada a quienes tienes al lado, con la seguridad de que este barco no se va a hundir. Y la banda sonora del oleaje la puso una banda que centra en los instrumentos de cuerda los mayores y merecidos elogios al ritmo que el cantante de Bellavista nos repasaba sus conocidas y revisadas canciones que, en su último trabajo publicado había plasmado en directo.
Y es que para los sevillanos la primavera la encontramos siempre en el sabor de una cerveza y nos emocionamos como si de la primera vez se tratara cuando todos a una le pedimos a la persiana que «deje a la luna entrar». Con nuestro Capitán Cobarde muy motivado (además de especialmente belicoso con Albert Rivera, cosas del tiempo electoral) el resto nos dejábamos llevar con la marea folk que incluyó en su repertorio temas tan celebrados como Lo Venidero, Descuida, él no murió o esa preciosa balada que inspiró la madre del capitán y que titula Purita Dinamita donde enarbolar la bandera de la libertad.
El himno-despedida en que se ha convertido Palabras del Capitán Cobarde nos llevó el barco a tierra no sin despedirnos con la ya también clásica versión acompañada de ukelele de What a wonderful world de Louis Armstrong. Y, sinceramente, el mundo puede ser maravilloso y sin duda lo es, un poquito más, con conciertos como el de anoche.
FOTOGRAFÍAS: María Patrignani