Con el avecinamiento del ‘Black Friday’, esa especie de autoarrogancia del capitalismo por hacernos un poco más tontos, llegó a Granada el verdadero chollo del año. Una noche escondida entre toda la oferta musical que tenemos en la ciudad. Esa joya a punto de ser pulida que aquellos que supimos verla a tiempo no dejamos escapar.
Era una noche que tenia en el calendario marcada desde hacia mucho tiempo por la cantidad de conciertos que había, pero que por suerte o por desgracia al final se confrontaron los astros para juntar en el Planta Baja a dos de las bandas que tenia más ganas de ver desde hacia mucho tiempo, una porque desde aquel ‘There’s no place like home’ en 2010 con aquella versión de ‘Take on me’ los tenia en mi objetivo y no por ocasiones pero si por casualidades nunca había podido disfrutar de su directo. La otra, porque Luis Brea ha conseguido en este trabajo uno de los discos del año para mi gusto y creo que todo aquel que entienda que la música es y será la transmisión de emociones desde la desnudez que una canción da, me dará la razón.
El concierto lo comenzó con absoluta puntualidad los franceses ‘Exsonvaldes’ capitaneados por un Simon Beaudoux que ya de primeras se mostró muy cercano, pese a todos las dificultades que soportaron gracias a la perdida de todo su material por alguna compañía aérea sin escrúpulos. Ellos supieron demostrar entereza en esos difíciles momentos gracias a la generosidad de Luis Brea y su banda que les dejaron casi todo el material para así poder realizar el concierto con la mayor de las facilidades. Estos chicos no se amilanaron en ningún momento y salieron a disfrutar con el público de su música. Realizaron un concierto basado en su último disco ‘Lights’ que les ha servido para hacerse un hueco en una escena española donde a veces se hace difícil dar los codazos necesarios como para hacerse un hueco pero que con canciones como ‘Let Go’, ‘L’aérotrain’ o ‘Seahorses’ lo tienen más que fácil. Fue un concierto lleno de guiños a Paris, a ‘Eagles of the Death Metal’ (con versión incluida) y donde descubrimos algunas de las canciones de su próximo disco que ha sido grabado en Aranda del Duero y que por lo que pudimos saborear nos va dar muchos ratos buenos. Un gran acierto del ‘Granapop’ apostar por ellos como ya hizo hace unos años ‘Green Ufos’ con su fichaje como promotor nacional.
La segunda parte de la noche llego de la mano de Luis Brea y su banda que nos dieron un recital de lo que debemos entender como resonancia entre miembros de una banda y lo que es defender un disco tan grande como este homónimo que gracias al crowdfunding tenemos la oportunidad de disfrutar. Se subieron al escenario y pese a los primeros nervios del directo nos mostraron una versión más rockera que el trabajo de estudio. Sin apenas descanso entre canción y canción fueron enlazando todos aquellos temas que llevaba semanas repitiendo en modo bucle en mi mente. Esas letras demoledoras que van directas al subconsciente para no olvidarse nunca, son como pequeños himnos de casa que no dejan de sonar por más que uno quiera concentrarse en otra cosa. Así tuvimos la oportunidad de cantar a bombo y platillo ‘El verano del Incendio’, ‘Automáticamente’, ‘Mil razones’ o ‘Tres Cruces’. Y para destacar y acabar tuvimos la suerte de escuchar ‘Baso se escribe con V’, esa pequeña oda al indie granadino más cercano a ‘Los Planetas’ y ‘Pájaro Jack’ que hizo las delicias del respetable que ya por aquellas horas estaba más que
Una dupla formada por ‘Exsonvaldes’ y ‘Luis Brea y el miedo’ para una noche fría en consonancia con los días que vienen fue una buena razón para desprenderse de la rutina y volver a disfrutar del directo y la cercanía humana que ello provoca. Una noche de Noviembre, como siempre suele suceder, donde las dos bandas por pura casualidad se juntaron en el escenario del Planta Baja y nos enseñaron la humildad y templanza en los buenos y no tan buenos momentos. Una noche de emociones pero sobre todo una noche para disfrutar de la música que se desprende de esas personas que la agarran con tanta naturalidad que parece ser algo más que una forma de vida. ¿Utopía o ensoñación? Yo siempre suelo quedarme con la última.