Siempre me produce una alegría personal comprobar que lejos de modas y tendencias, que también son necesarias como argumento imprescindible de evolución, exitan bandas donde el rock subyace y les da la razón de existir. Como muestra…Niño mandarina.
Es por eso que cuando llego al rock primitivo de Caramelo de anís ya sospecho que el disco que estoy escuchando me va a convencer. Y es entonces cuando llega el homenaje a Fito y sus Fitipaldis con Fa sostenido y el rockabilly queme produce ganas imparables de mover los pies en la homónima La vida Menloquece.
La banda de Vallecas firma en mi opinión su composición más ambiciosa en Demonios Sin piel demostrando que son capaces de dotar de cierto compromiso su trabajo sin perder frescura.
Y aún queda más disco. El inicio de Como siendo yo mismo parece sacado de alguna canción de The Who y dinamizan estilos introduciendo ska y tornando al desenfado con temas como Lady Bim Bom Bam.
Como postre…una colaboración de lujo. Uno de las mejores voces del panorama nacional, Carlos Tarque, alterna con la banda en La Piel del Demonio (revisión de la anterior Demonios Sin piel)