4/12/09 Sevilla, Sala Q.
Un par de días después del concierto que nos trajera a los suecos Arch Enemy junto a Abigail Williams y Angelus Apatrida a Sevilla, nos llegó otro evento de primer nivel. En particular por su cabeza de cartel. Se trata de los americanos Nile, una de las bandas más reconocidas en la escena extrema mundial. Junto a ellos vinieron los brasileños Krisiun, los suecos Grave, Ulcerate desde Nueva Zelanda y Corpus Mortale desde Dinamarca.
Un par de días después del concierto que nos trajera a los suecos Arch Enemy junto a Abigail Williams y Angelus Apatrida a Sevilla, nos llegó otro evento de primer nivel. En particular por su cabeza de cartel. Se trata de los americanos Nile, una de las bandas más reconocidas en la escena extrema mundial. Junto a ellos vinieron los brasileños Krisiun, los suecos Grave, Ulcerate desde Nueva Zelanda y Corpus Mortale desde Dinamarca.
Todo un espectáculo de bandas de Death Metal de alto nivel y que prometían una noche de brutalidad y decibelios, sin concesiones. Valía la pena desplazarse hasta el polígono donde se ubica la Sala Q y asistir a una cita a la altura de las grandes salas de concierto centroeuropeas.
Sí es cierto que muchos de los aficionados de la zona seguramente hubieran ido al concierto de Arch Enemy celebrado 2 días antes. Los suecos recalaban por vez primera en Sevilla mientras que Nile, Krisiun y Grave ya habían visitado la capital andaluza en varias giras anteriores. Quizás esto (sumado a un tema económico a la hora de comprar las entradas) hizo que muchos seguidores optaran por el primer evento, en vez del segundo. Al final, algo menos de 300 personas se hicieron presentes en la Q para disfrutar de esta parada en el "Those Whom The Gods Detest Tour 2009".
Cuando accedimos a la Sala Q estaba finalizando la actuación de Corpus Mortale. La verdad es que con 5 grupos en el cartel y por muy poco tiempo que durara la actuación de cada uno de ellos, la hora de inicio debía ser necesariamente temprana.
Así pues, entramos y ya no pudimos ver a la banda de Death Metal de Copenhague. De todos modos, creo que había bastante gente a la que le pasó lo que a nosotros porque la sala estaba bastante vacía aún.
Durante la espera, estuvimos echando un vistazo al merchandising de las bandas. Muy curioso el stant de Nile, donde se podían encontrar incluso brazaletes al estilo egipcio, con el logo del grupo. La imaginación para la mercadotecnia no deja de inventar, ¿verdad?
Para Ulcerate no mejoró mucho la cosa. Algo más de gente fue sumando el público hasta unos 40 o así.
En la media hora con la que contaban presentaron su tercer disco "Everything Is Fire" (tercero si contamos un recopilatorio de demos que editaron bajo el nombre de "The Coming Of Genocide").
La propuesta de estos neozelandeses resultaba bastante particular. Una mezcla entre Brutal Death y Black, con partes lentas y rápidas que se alternan e incluso fragmentos melódicos. Al oírlos, se me venían irremediablemente a la cabeza los ingleses Akercocke. Al menos la idea creo que se movía en derroteros próximos.
Desde el primer momento ya se vio que no sería un concierto de metal extremo al uso, cuando una intro dejó paso a un tema de composición lenta y parsimoniosa que se embrutecía en un sonido pesado que finalmente acababa perdiéndose en una outro. Sonaba algo extraño al Brutal Death que habitualmente llega al gran público del género, pero ello no quiere decir que se trate de malos músicos en absoluto.
Antes de continuar, pararon unos instantes para intentar ecualizar los equipos desde la mesa y el escenario. Y esos momentos los aprovechamos para quejarnos precisamente del mal sonido que salía de los amplificadores y no nos permitían apenas oír las guitarras.
Se continuó con un tema más rápido que el anterior que, tras un cambio de ritmo, nos sorprendió con un solo, aunque muy mermado por la mala acústica. Constantes giros llevaban la música a derroteros más rítmicos o la trasladaban directamente a un Brutal Death con riffs de corte Black. Como se puede ver, no se trata de una banda para ortodoxos.
Tras otro breve parón, se oyó genuino Death Metal soportado por interesantes riffs y una batería demoledora. No hemos mencionado antes el tema del baterista, aunque quizás resultara el miembro más relevante de la banda. Los cambios de ritmo volvían a hacerse presentes, permitiendo que se pudiera oír un medio tiempo melódico o un tramo muy experimental, escoltados de ritmos al más puro estilo de Death clásico. O que los medios tiempos se aceleraran vertiginosamente en tan sólo segundos.
Como mencionaba, el baterista Jamie Saint Merat me pareció lo más meritorio de la formación. También es verdad que las guitarras de Michael Hoggard y Oliver Goater sonaron muy bajas y no se podía hacer un juicio muy ecuánime al respecto, aunque sí llamaba la atención el hecho de que tocaran con muy poca distorsión y que usaran unos efectos muy extraños en todo el transcurso del show. La verdad es que este efecto no sé si correspondía a samplers o a efectos de pedal.
Por otro lado, Paul Kelland es el bajista y voz de la banda. Llama la atención en particular el tema de la voz y los varios registros que usaba para los diferentes estilos en los que se movía la música.
Los temas que cayeron fueron en su mayoría pertenecientes a su último disco. Temas como "Tyranny", "Caecus", "Withered And Obsolete" o "Drown Within". Y para terminar, precisamente el tema que le da nombre a este álbum "Everything Is Fire". Con un riff básicamente Black, muy entrecortado y la batería echando el resto.
Así pues, interesante propuesta de estos Ulcerate venidos de las antípodas, aunque me temo que su música ha de ser escuchada tranquila y repetidas veces para empaparse de toda su esencia. No es demasiado accesible a oyentes neófitos o que no estén familiarizados con mezclas tan experimentales o heterodoxas. La próxima vez estaremos más preparados para disfrutar de su música y esperemos que también cuenten con mejor sonido.
Tras unos 20 minutos que se aprovecharon para adecuar el set sobre el escenario, volvimos a posicionarnos frente a la valla para disfrutar del concierto de los suecos Grave.
Desde el primer acorde ya quedó evidenciada la enorme diferencia de estilo con los previos Ulcerate. Grave es Death Metal. Crudo, clásico, de la vieja escuela; así ha sido siempre y así sigue siendo.
Ola Lindgren, Fredrik Isaksson, Ronnie Bergerstähl y Magnus Martinsson sobre el escenario. Ola saludó con un escueto "Hello Sevilla. We are Grave" y comenzó el recital.
Se arrancó con una música densa, pesada y profundamente distorsionada que dejó claro el estilo que iba a imperar durante los próximos 40 minutos. La pena es que los problemas de sonido que tuvo el grupo previo también aparecieron con los suecos. La guitarra se distinguía a duras penas, aún en el punteo.
Eso sí, el bajo de Fredrik estaría imponiendo su sonido grave durante todo el tiempo que duraron sobre las tablas.
Para continuar con la actuación, aceleraron el ritmo y Ola empleó toda su capacidad para extraer los sonidos más guturalmente deathmetaleros de su garganta. Ronnie se batió bien el cobre en la batería y el guitarra que les acompaña en los directos (Magnus) también intentó hacer un buen papel. La pena para él y para Ola es que el sonido no resultaba bueno y no lo sería en todo el concierto. La voz se oía, pero el bajo y (sobre todo) la batería tapaban bastante a las guitarras. Aún así, la de Magnus era algo más audible que la de Ola.
El grupo no tiene disco nuevo desde su "Dominion VIII" de 2.008, así que se dedicaron a tocar algunos de sus clásicos como "You’ll Never See", de su disco homónimo o "Deformed" de su disco debut.
La selección de temas nos dejaba a una batería muy machacona que dio al público el vigor necesario para algún moshing en las primeras filas. Los constantes cambios de ritmo y los punteos de Magnus (que no eran demasiado extensos, aunque sí rápidos) dieron una gran intensidad a la ejecución. La pena es que los solos de Ola sonaban bastante menos que los de su compañero y perdían un poco de valor por ello. No obstante, no se puede achacar al grupo estos problemas y hay que agradecer todo el vigor e ímpetu a la hora de tocar.
Siguieron sonando clásicos como el estupendo "Christi(ns)anity" o "Turning Black".
La sala andaba aún un poco desangelada, con algo más de 100 personas disfrutando de los buenos temas (a pesar de la acústica) de esta banda con 20 años de trayectoria y casi una decena de álbumes editados. Pero al grupo tampoco se le vio muy contrariado por ello. Ellos a lo suyo que era el Death Metal.
Tras una intro sampleada, se dispusieron a afrontar la recta final del setlist elegido. Siguieron dando tralla a base de golpes de batería, de un bajo atronador y de unas guitarras que intentaban hacernos llegar los pesados riffs y cortantes solos desde sus cuerdas.
Se acercaba el momento de la despedida y el más esperado por los aficionados de la banda. El final, como no podía ser de otro modo, fue para "Into The Grave", la mítica canción del disco homónimo de 1.991. Ola la presentó para animar un poco más el ambiente y fue excepcionalmente bien recibida, como era de esperar. Además, contaron con una colaboración inesperada: Juan "Punchy" González, tour manager de la gira. Este subió al escenario para marcarse la letra de la primera estrofa con bastante interés, aunque con no muy buena afinación. A Ola, Magnus y Fredrik parecía hacerles bastante gracia y sí que resultó un momento divertido. Luego se bajó del escenario y el grupo finalizó el tema de la manera habitual. Eso sí, creo que también pusieron toda la carne en el asador para que este resultara el mejor corte de los que habían tocado.
Pues eso, otro buen concierto de los veteranos deathmetaleros suecos. Exactamente lo que cabe esperar de ellos. Una pena la poca concurrencia para disfrutar de su música.
Por cierto, luego me encontré con Fredrik, que se estaba zampando un bocadillo a las afueras de la sala. Hablé unos instantes con él y estuvimos recordando su participación en aquel mítico álbum "Lepaca Kliffoth" de Therion.
Tras otra pausa de una media hora, les tocó el turno a los brasileños Krisiun.
Como los anteriores, ya es la tercera vez que se acercan a esta ciudad para descargar toda la brutalidad de su música. Desde luego si algo caracteriza a Krisiun es que no dan pie a la tranquilidad o a la relajación a la hora de tocar. Brutísimo fueron los anteriores conciertos e igual de cañero ha sido el que hoy nos ocupa.
La banda lleva funcionando desde los primeros ’90, manteniendo siempre la misma formación durante toda su discografía de hasta 8 álbumes. Para esta gira no cuentan con ninguna nueva producción respecto a su anterior visita en 2008 (cuando presentaban su "Southern Storm"). Pero esto no importa a la hora de deleitarse con la ferocidad musical de estos sudamericanos.
Con Alex Camargo a la cabeza, también toman sus posiciones Moyses Kolesne con la guitarra y Max Kolesne con la batería… y ahí se acabó la paz.
La actuación duró algo menos de tres cuartos de hora, pero toda ella se enmarcó en una descarga tremenda de Death Metal brutal y efectivo a la hora de arrancar el moshing y el headbanging del público. Público que no superaba los 200 asistentes, pero que vio cómo un grupo de brasileños envilecidos extraían ritmos atronadores y descarnados con sus manos.
Si el bajo de Alex acompañaba perfectamente a su voz grave y ronca, Moyses dejaba fluir riffs potentísimos y punteos de vértigo y Max no quedaba detrás con un acojonante trabajo de batería.
Desde luego que no se puede poner ninguna pega a esta banda en cuanto a lo que dan sobre el escenario. Creo que les da lo mismo que haya 10 que 1.000 personas. Los que estén para verles, lo van a flipar.
Entre un tema y otro hicieron pequeñas pausas que Alex aprovechaba para agradecer una y otra vez al público su presencia y su apoyo. Es lo típico que se dice siempre, aunque me da la sensación que estos tipos lo dicen mucho más en serio que la mayoría.
De entre los temas elegidos para el setlist, destacaron un "Combustión Inferno" (precisamente de "Southern Storm") realmente sobresaliente. Con un bajo resonante y una batería magistral con mucho doble bombo y la caja muy bien tocada. La pena fue, de nuevo, el mal sonido que no permitía una guitarra nítida, aunque en el punteo se pudo disfrutar algo más de ella.
Los mismos comentarios podrían servir para cualquiera de los otros cortes de desglosaron a lo largo de la parcela de noche que les tocaba. Puede que parezca que me dejo llevar por la emoción, pero es que estos tres personajes son realmente efectivos en directo. ¿Que no son precisamente innovadores dentro de su estilo o dentro de su propia carrera musical? Es obvio que eso es un hecho, pero… ¿qué falta hace que lo sean? Con temas como los "Vengeance's Revelation" u "Ominous" que también descargaron, no se hace necesario más para levantar la mano con los cuernos, mover la cabeza y gozar de auténtico Death Metal brasileño.
Creo recordar que "Hatred Inherit" y "Vicious Wrath" fueron alternando temas más recientes y otros pretéritos, pero con resultado igual de satisfactorio para los escuchantes.
Para terminar creo que cayó "Bloodcraft", con otra estupenda demostración a cargo de la batería y con la voz extremadamente agresiva. El público no quería despedirse de Krisiun sin agradecerles toda la energía que desbordaron a la hora de tocar. Y lo hizo agitando melenas y coreando al son del ritmo fulgurante y entrecortado de este temazo de su disco "AssassiNation". Además, creo que el solo del final se oyó un poco mejor que el resto.
De esta manera dieron por cerrado el show y se bajaron de la tarima para dejar a los técnicos las labores de desmontaje del set de batería usado por Corpus Mortale, Ulcerate, Grave y los propios Krisiun. El señor George Kollias dispondría de una batería exclusiva para el concierto de Nile.
Por cierto, mencioné que Alex solía aprovechar las pausas entre una canción y otra para hablar un poco al público y agradecerles la presencia. La última ocasión la usó para eso y para comentar que, tras el concierto, andarían fuera de la sala "bebiendo cerveza y fumando marihuana". Me llegaron noticias de que el bueno de Camargo es un hombre de palabra…
Pues poco a poco llegó el momento de los cabezas de cartel. Un grupo de primer orden mundial y uno de los máximos exponentes del sonido Death Metal actual y desde hace ya unos cuantos de años, presentando su último larga duración "Those Whom The Gods Detest".
Ninguno de los integrantes del Nile se dejó ver antes de su salida al escenario. Sólo Dallas se dio una vuelta por el pasillo de acceso al escenario, durante la actuación de Krisiun. Pero, según la gente intentó acercarse a él para saludarlo, decidió volverse al backstage. De esta manera, fue cuando el grupo subió a escena cuando pudimos ver que Karl Sanders ha vuelto a engordar aún más de lo que ya estaba el año pasado. La verdad es que está enorme. Menos mal que, aunque rechonchos, aún tiene unos dedos sobradamente ágiles para la guitarra.
La banda de Greenville (Carolina del Sur) cogió posiciones frente a tres micrófonos que habían preparados y en la batería (bastante más espectacular que la usada por los previos). La escenografía era muy sobria y se basaba fundamentalmente en unos juegos de luces (sobre todo rojas) que llegaron en algún momento a ser un poco molestas a la hora de mirar al grupo.
Comenzó a oírse la intro que abre el último disco de los americanos. Ya todos en sus puestos, pequeño juego de luces, público expectante, Dallas eleva los brazos con las manos haciendo cuernos y cuando acaba el sampler… "Kafir", por supuesto.
Ya sabéis que Nile son tres y que siempre fichan a un bajo para las sesiones de directo (los conciertos, vamos). El bajo era Chris Lollis y desde el primer momento se vio que no les iba a la zaga a los miembros permanentes.
Este primer tema es brutal. Una auténtica joya. Creo que refleja muy bien el tipo de música de la banda en cuanto a la mezcla de sonido tremendamente duro, con una espléndida técnica de guitarra y las melodías de ambientación egipcia. A destacar también los cambios de ritmo entre tiempos medios y rápidos, con el acompañamiento del doble bombo. Y en directo fue igual de contundente que en disco, con la pequeña ayuda de los samplers de cánticos que ayudaron a recrear el tema como en el álbum.
Los solos de Dallas Toler-Wade y de Karl Sanders estuvieron a la altura de lo que se les esperaba, pero el de Dallas tuvo mejor sonido que el de su compañero.
Tras este gran comienzo, le tocó el turno a "Sacrifice Unto Sebek". Otro temazo, esta vez del "Annihilation Of The Wicked". Aquí las guitarras estaban más compensadas, aunque fue la voz la que se oía algo tapada. Pero no creo que esto hiciera mucha mella en el buen resultado del corte. Una vez más, la batería acojonante y un gran solo de Karl para finalizar el corte.
Sin mucha dilación, "Execration Text". Los espectadores ya estábamos disfrutando de todo el saber hacer de estos grandes músicos, en plena ebullición.
De todos modos, hay que decir que la actitud sobre el escenario de la banda tampoco era demasiado cercana o próxima al público. El concierto estaba siendo muy bueno, particularmente por la calidad y las grandes habilidades musicales de sus intérpretes. Dallas (que volvía a presentarse con ese "extraño" peinado que le caracteriza y que algunos de los espectadores comparaban con el de Krusty, el payaso de Los Simpson) hacía breves pausas para beber un poco de agua, esperar a que el técnico le cambiara la guitarra a Karl o arengarnos con unos sonoros "¡Sevilla, cómo estáis!".
Continuaron sonando los samplers con cánticos o melodías egipcias que se pueden oír en los discos. Para los temas en directo resultaba muy interesante y creo que necesario para que la música de estos Nile adquiera su verdadera entidad en el directo.
Tras una breve presentación del tema, continuaron con el "Serpent Headed Mask" de su disco "Amongst The Catacombs Of Nephren-Ka" del año ’98.
Luego vino un corte muy bien recibido. Este fue el que daba título al anterior disco de la banda "Ithyphallic". Como no, se trata de un gran tema, del que dieron buena cuenta en directo. Sumamente bestial y con un ritmo que ayudaba a enfatizar aún más esa brutalidad de la música, recreando perfectamente la rápida batería y las densas guitarras que iban decelerando el tempo hasta acabar con el tema, como en el CD.
En realidad, esto de una batería a doble bombo con guitarras a medio tiempo que pasan a acelerar los ritmos, además de sonidos grabes, pesados y densos que dan paso a unos afilados punteos de gran técnica, es básicamente el sello de identidad de Nile; así que se podría extrapolar a casi todo el evento.
Como decía antes, no hubo demasiado público durante los conciertos previos y sólo hubo algo más para los cabezas de cartel. Imagino que la presencia de estos Nile en su gira anterior ("Ithyphallic", el año pasado) y el que muchos decidieron asistir al de Arch Enemy, dejó a la sala sin la presencia de algún aficionado en esta noche. Entre los que sí asistieron también se notaba menos expectación que cuando Mr. Sanders y compañía vinieron siendo una novedad en estas latitudes.
Así pues, tanto el público como el grupo más fríos que cuando tocaron aquí mismo en 2.008. Pero es una grandísima banda con una trayectoria y una experiencia impecables. Eso acaba por emerger y transmitirse hacia los oyentes.
Además, aquí se produjo uno de los momentos más esperados. El tema que tocaba dentro del setlist levantó aplausos y vítores cuando fue presentado por Dallas. Nadie duda lo bueno que es, pero además se apoya en el hecho de tener uno de los nombres más curiosos de su discografía. Por supuesto se trataba de "Papyrus Containing The Spell To Preserve Its Possessor Against Attacks From He Who Is In The Water". Ya sé que este nombre no es siquiera el más largo de un tema en su discografía, pero es que el "Chapter of Obeisance…" no suelen tocarlo en directo. Como decía, este tema encantó y los músicos lo tuvieron muy fácil para agradar al público con él.
De vuelta a su nuevo trabajo, "4th Arra of Dagon". Daba la sensación como si se tratase de una canción para acompasar a los esclavos al tirar de las enormes piedras. Sonó realmente oscuro y cerrado este tema, con una atmósfera pesada muy lograda. Cuando me dio por echar un vistazo hacia los que tenía alrededor, todos estábamos marcando el ritmo al unísono con la cabeza.
"Permitting The Noble Dead To Descend To The Underworld" siguió a "4th Arra of Dagon", tal y como ocurre en el disco.
Haré de nuevo hincapié en la gran labor de Karl y Dallas en las guitarras, a las cuáles saben sacar un sonido que compensa perfectamente la brutalidad del estilo con la gran técnica que atesoran. En el concierto es lo que afloraba, si bien a Karl le resultó más difícil imponer su sonido sobre el de sus compañeros, hasta la parte final del espectáculo. Dallas tiene buena capacidad para vocalizar bastante bien dentro de un estilo tan gutural y grave como en el que se mueve. Y esto es muy de agradecer. George Kollias se hace enorme con las baquetas en las manos. Realmente Nile sin un baterista de este nivel, no sería nada de lo que es. Pero también el bajista (ya digo que no es miembro permanente del grupo) Chris Lollis hace gala de una destreza enorme sobre su instrumento. Es espectacular cómo toca el bajo como si de una guitarra tradicional se tratase. Todo un lujo para cualquier grupo.
"Sarcophagous" de "In Their Darkened Shrines" y "Lashed To the Slave Stick" y "Cast Down the Heretic" del "Annihilation Of The Wicked" fueron los temas elegidos para ir finalizando el concierto. Con la misma energía y fuerza que el resto de temas elegidos, fueron pasando para fijar en la memoria otro gran evento a cargo de uno de los reyes (o faraones, si lo preferís) del Death Metal actual. Creo que todos disfrutamos con la selección de temas, pero también creo que hubiésemos disfrutado cualquier otra. Así es Nile de eficaz en cuanto a sus conciertos.
La última de verdad no podía ser otra más que "Black Seeds Of Vengeance", del disco homónimo de 2.000 (¡Vaya discazo!, por cierto). Ahí sí que se unieron banda y público a la hora de entonar el estribillo. Un gran final para un gran concierto, pese a los pequeños matices y "peros" que se pudieran dar.
Al final, lo que quedará será el recuerdo de una gran noche a cargo de varias bandas que nos dejaron buen Metal extremo y, en particular, de aquella que pasa por ser una referencia obligada para el Death Metal contemporáneo.
FOTOGRAFIAS: Alberto Ferraris Ravé.