La Rock City ofrece una agenda bastante interesante a la par que extensa de conciertos. Con los tiempos que corren es francamente de agradecer. Pero el que nos ocupa en este caso es, sin duda, especial. Creo que pocos nombres pueden atraer tanto al público aficionado a los estilos más extremos del Metal como Napalm Death. Una banda de leyenda que aún tenemos oportunidad de seguir disfrutando con toda su furia sobre los escenarios. No cabe duda de que esta era una de las citas más importantes del calendario de esta sala en la temporada y no podíamos dejarla escapar.
Bueno, supongo que habría quien tuvo que resignarse a no verles porque, según nos comentaron desde la promotora del concierto (por cierto, que era Pentagram Prod., que también se mueven bastante para ofrecer frecuentes conciertos de Metal en la capital valenciana) que las entradas se agotaron antes del día del concierto. No podía ser de otra forma; Napalm Death es una apuesta segura
Pero es que tampoco podemos olvidar al par de formaciones que escoltaban a los chicos de Barney en esta noche. Los primeros que subieron al escenario fueron los valencianos Skill To Kill. Lo cierto y verdad es que vi muy poco de su actuación. Cuando entré en la sala, tan solo les restaba dos cortes para finalizar. No obstante, sí me dio tiempo a cotejar de sobra la brutalidad de su música. Ellos mismos se definen como Death-Core y sí que pueden encasillarse entre estos estilos, porque la densa base rítmica Death se hacía muy patente. El Core lo noté menos, aunque las pintas de los chavales (son bastante jóvenes) apuntaban por ese rollo. Pero lo que más me llamó la atención fue que su vocalista empleaba unas tesituras más que guturales; absolutamente extremas. Esto enfatizaba mucho la música y golpeaba en los oídos de tal manera que, si el ambiente hubiese estado un poco más caldeado, seguramente se hubiese montado un buen jaleo (tipo moshpit o así) dentro de la sala. No llegó a tanto pero, si la banda prospera y se hace un hueco en el underground extremo nacional, serán de los que valgan la pena ver en directo.
A las 21:45 de este viernes de febrero, ya estaban preparados los de la banda intermedia. Era el turno para un grupo del que había oído un par de discos, pero sin que me llegaran a enganchar del todo. Tenía muy buenas referencias suyas y, como los álbumes de estudio no me dejaron con la sensación que me esperaba, tenía interés en ver cómo se las gastaban en vivo.
Aún no lo he dicho, pero la banda era Gruesome Stuff Relish. Un cuarteto de Mieres (Asturias) y con un estilo muy genuino de Death-Grind.
Desde luego, las pintas que gastaban eran muy personales. Más bien parecían unos camioneros de esos que se ven en las pelis americanas, ataviados con camisas, cazadoras y gorras. Pero a la hora de tocar, fue otra historia.
En menos de una hora que contaron para tocar, se emplearon en repasar su discografía, compuesta por tres larga duración y un puñado de splits.
Temas muy cañeros y con unos ritmos interesantes que pendulaban entre una cadencia lenta casi Doom hasta otros muy rápidos, de batería machacona y guitarras saturadas. Navegando entre el Death y el Grind y ambos anclados en los sonidos más clásicos de dichos géneros. Se notaba una predilección en su música por bandas desde Carcass a Dismember o la primera época de Benediction, y eso creo que denota un buen gusto a la hora de elegir influencias.
Además, creo que la elección del orden en el setlist también resultó acertada o, al menos, funcionó bien, a mi juicio. Me pareció que la intensidad del concierto fue notablemente aumentando según transcurrían los minutos y la sala se iba quedando pequeña ante la afluencia del público que entraba. Unos para ver a los asturianos, otros a prepararse para Napalm y otros para evitar el frío exterior… lo cierto es que el espacio libre se agotaba y el ambiente mejoraba al calor de los decibelios de Metal extremo.
El cuarteto arrancó con “Zombie Creeping Flesh” y “Broken Gravestones”, posicionados frente a una bandera con la portada del recién estrenado Lp “Sempiternal Death Grind”. Un nombre muy revelador y apropiado para su estilo.
La música de las guitarras de Noel y Santiago continuaban distorsionando y haciendo méritos ante la concurrencia con cortes como “Horror Rises From The Tomb”, que me gustó bastante. También “A Date With Fulci”. Por cierto, Noel también es el encargado de entonar las desgarradoras voces.
Como se puede apreciar, la temática de sus letras está muy centrada en zombies, muertos, caníbales y películas de terror, sobre todos italianas. Lo que ellos tildan como otra de sus canciones de la noche: “Spaguetty Terror”, donde creo que ya quedaron totalmente enchufados con el público. Un tema que encontré paradigmático de su música: ritmos rápidos alternados con algún tramo más pesado, guitarras crudas (incluyendo punteo), voz muy áspera… e historias de terror.
“Desecrated” y “The Three Mothers” continuaban el repaso de Gruesome Stuff Relish en esta noche, aunque fueron las menos interesantes de las elegidas, en mi opinión. Me parecieron las que menos tuvieron que aportar musicalmente, aunque los ánimos altos del público sí los mantuvieron.
“The Dead Will Walk The Earth” junto a “Enchanted Bodies” repuntaron el setlist. Con Joss en el bajo y Paolo en la batería, no sé si sería que se iban entonando a la par del público, pero los propios ritmos y los riffs me parecieron progresivamente más accesibles para disfrutar de ellos. Cortes con más pegada y de rápida digestión para oyentes inquietos.
Todos no, pero bastantes de los temas que fueron sucediéndose en el tiempo de los asturianos (como una muy genuina “Full Moon Ritual” que me recordó especialmente a la banda de Jeff Walker), están compilados en su disco en vivo que también han editado recientemente. Este es “Back From The Grave And Ready To Party”. Confieso que no lo he oído aún, pero si se mueve en los parámetros de esta noche, seguro que será un trabajo muy digno. Eso sí, esperemos que tenga mejor sonido de grabación que el que hubo en la sala porque, sin oírse mal, estaba claro que nos encontrábamos en un pequeño local cerrado.
El tiempo se les agotaba a Noel y compañía, que a estas alturas se encontraban sudando de lo lindo a pesar del frío que hacía fuera y de sucesivos parones que hicieron en la retahíla de temas para beber y recuperar resuello. Tocar como teloneros de Napalm Death no es moco de pavo y creo que eran conscientes de ser una oportunidad de oro para reivindicar su música ante un público, en principio, aficionado al género Grind.
La seminal “They Follow Your Scent”, con una voz especialmente… “zombie”, dio pie al final de la actuación. Y este final, empapado del Death-Grind “carroñero” de los asturianos, corrió a cargo de “The Symbol Of Tupinamba” y “Love Goddess Of The Cannibals”, para no perder pie con la temática general.
Con la banda apurando las últimas notas para hacerse valer como uno de los grupos más relevantes de la escena Death-Grind española, se fueron despidiendo de una muchedumbre que había acabado muy metida en el show y que terminó vitoreando al cuarteto. Hay que tener en cuenta que, en doce años de vida, Gruesome Stuff Relish paraba por primera vez en Valencia y quisieron dejar lo mejor de sí en post de un futuro reencuentro con esta gente.
Resumiendo, creo que la crudeza de unos temas tan viscerales como los de esta banda, en directo saben colmar en mayor grado las expectativas de un aficionado al Grind. No obstante, con este buen recuerdo, prometo volver a oír los discos en estudio con el ánimo de disfrutarlos más.
Luego, en los minutos de espera posteriores a la actuación de Gruesome Stuff Relish, tuve la oportunidad de pensar que, si hay dos bandas que tienen ganado el respeto de los aficionados de la música Metal en sus sonidos más duros, quizás estas sean Slayer y Napalm Death. Realmente existen muchas diferencias entre ambas. Desde el propio estilo hasta la temática de las letras, pasando por muchas otras, pero sinceramente creo que han adquirido un estatus que las consagran como dos de las formaciones más respetadas en el mundo de la música extrema, tanto a nivel de fans como de sus propios compañeros de la industria musical. Y hablo de respeto, no de vender discos o montar shows espectaculares. En estos casos, el propio espectáculo son ellos por sí mismos.
De todos modos, tal vez haya una cosa más que diferencien a Slayer y Napalm Death hoy por hoy. Creo que Napalm aún es capaz de tocar en salas “pequeñas” como esta Rock City de Almásera y alternar con los fans después del show.
Pero bueno, el caso es que llegó la hora de estos muchachos de Birmingham. Con más de 25 años de carrera sobre sus espaldas y aparentemente en plena forma aún. Nos preparábamos para lo mejor, sin duda, pues Napalm Death no dejaría que su concierto fuese de otro modo.
La intro “Circumspect” sirvió para que Barney, Shane, Mitch y Danny cogieran posiciones. No es banda de mucha parafernalia, así que tuvieron tiempo de sobra. No obstante, con los músicos vueltos de espalda a la concurrencia listos para girarse, ocurrió un problema que los dejó como si fueran figuras de cera. En particular, Barney esperaba la señal de la música para arrancar a cantar y no se inmutó por más que pasaban los segundos.
El problema fue que el bajo de Shane no se oía. Él (Shane) anduvo toqueteando el propio bajo, la pedalera y hasta los amplis buscando una solución. Pareció encontrarla y se arrancaron por fin con “Error In The Signals”, de su más reciente trabajo “Utilitarian”.
Terminaron la canción (pronto, porque dura apenas 3 minutos) y resultó que el bajo seguía en las mismas. Imagino que ya se vieron con la faena empezada y no quisieron interrumpirla más porque continuaron con “Everyday Pox” sin que el insigne bajista tocara. Tampoco importó mucho. La gente estaba volcada desde el primer segundo.
Si habéis estado en algún concierto de Napalm sabréis que, elijan lo que elijan para tocar, todo está envuelto en una gruesa capa de brutalidad musical y vocal. Es verdad que ciertos temas encumbran el Grind del grupo y son esperados de manera muy especial por su público, pero en general todo el repertorio de los británicos supone una fiesta de pogo y moshing en la sala.
Por otro lado, si no habéis estado en ningún concierto de Napalm Death, no tenéis perdón…
Asi, “Can’t Play, Won’t Play” nos llevó a la época del “Enemy Of The Music Business”, aún en el siglo pasado y con la banda siendo un quinteto. Porque ese es tal vez otro de los secretos de por qué Napalm Death es capaz de hacer una música tan extrema y que, a la vez, enganche tanto. Deben conocerse a la perfección porque llevan más de dos décadas siendo una formación muy estable. Los mismos desde hace un montón de años, con la salvedad del malogrado Jesse Pintado, claro.
“Protection Racket” nos devolvía al presente de nuevo, con el mosh-pit y el stage-surf en pleno funcionamiento ya.
“Silence Is Deafening” y “The Wolf I Feed” nos mantenían en las épocas más recientes, pero con el estilo de Napalm a base de un Barney desaforado, ambulante sobre la tarima y con movimientos espasmódicos contagiados de la desquiciada voz que se imponía en la sala. Si bien es verdad que en muchos temas de los discos más recientes existen voces más limpias que contrastan con la más bruta habitual. En cualquier caso, en cuanto al directo, absolutamente genial.
Danny proporcionando los ritmos de batería a toda velocidad para mantener la cadencia Grind. Es muy curioso ver a este tipo, más bien bajito y con más peso de lo que acostumbraba al comienzo de su carrera, soltando tal tralla con las baquetas y los pedales.
“Mass Appeal Madness”, de aquel Ep posterior al “Harmony Corruption” por fin dio cuartelillo a los más exquisitos que anhelaban los tiempos más gloriosos. Brutal, por supuesto, con Shane haciendo de las suyas. Siempre me parece impresionante cómo maneja el bajo el Sr. Embury, con una destreza absoluta dentro de un estilo tan extremo y exigente como el Grind. Además, verlo encorvado prácticamente como una L y mostrando su “espléndida” cabellera al públicos… Un espectáculo genial.
La fulgurante “Practice What You Preach”, con Danny arrancando el tema de manera soberbia, y la aún más “Lucid Fairy Tales” recordaron el seminal “From Enslavement To Obliteration”.
“Continuing War On Stupidity” también caía. Con la excelsa guitarra de Mitch metiendo unos riffs no menos feroces que lo de sus colegas. Además él se ocupaba de las segundas voces que, en muchos temas, resultaban realmente desgarradoras. Mucho más agudas y turbadoras que las de Barney, aunque muy dosificada.
Entre algunas canciones el grupo paraba unos instantes, retomaban el aliento y reponían fuerzas y bebían un poco para recuperar lo sudado. Además, Barney aprovechaba para explicar el sentido de algunas de las letras en un castellano bastante parco pero muy meritorio. Si no, directamente en inglés, aunque tampoco se entretenía mucho. Los reunidos, muchos de ellos fans, les vitoreaban y animaban a continuar, cosa que no tardaban en hacer.
Así llegábamos a uno de mis momentos favoritos de un concierto de Napalm Death: la canción “Dead”. Un tema lleno de rabia… condensado en ¡3 segundos! Me parece tremendo, además de muy divertido. Sí, seguramente es una estupidez, pero a mí me parece muy divertido y os aseguro que no soy el único que lo piensa. Como digo, es todo un clásico en sus conciertos.
“Deceiver” nos trasladaba a los orígenes primigenios de Napalm del “Scum”, con aquellas canciones súper rápidas de menos de 1 minuto.
Así pasamos el ecuador del concierto y nos terminaba de presentar a una banda que sí, que continúa en plena forma, aunque ahora aderece el sonido extremo con unos riffs más accesibles y más matices musicales o de voz. Así se apreciaba en “On The Brink Of Extinction” en relación a un muy anterior “Unchallenged Hate”, por ejemplo.
En cualquier caso, todo ello seguía siendo un concierto de Napalm Death en los derroteros que acostumbran desde hace años.
Y para ir encarrilando el final, tal vez las más esperadas, después de “Nom De Guerre”.
Su himno (propio) “Suffer The Children” no podía faltar y desencadenó los últimos ánimos que aún quedaban por aflorar entre los más activos moshers de las sala. Siguió presente el glorioso “Harmony Corruption” con “If The Truth Be Known” y, tras una presentación para enfervorizar aún más a la concurrencia, su himno (ajeno) “Nazi Punks Fuck Off”. Si habéis estado en algún concierto de Napalm, podéis recordar qué supone este momento de desenfreno.
La banda acabó el setlist, se descolgaron los instrumentos y se marcharon por la puerta lateral del escenario. Nadie se movió frente al escenario. No podían terminar simplemente así, por muy bien que hubiese ido la noche.
Había bises, claro. Y estos no eran otros que la brutal “Scum”, seguida de las fulminantes “Life?” y “The Kill”. Todas ellas de un “Scum” que se hizo con el protagonismo en las postrimerías del concierto, para delirio de algunos.
Y si “Dead” era breve, “You Suffer” lo era aún más (sí, es posible menos de 3 segundos). Así lo indicaba Barney al terminar de cantarla, mostrando dos dedos de su mano mientras sonreía a los extasiados fans.
Y “Siege Of Power” para terminar definitivamente. Una hora prácticamente exacta. Si os parece poco es que no estabais allí. En una hora consiguen lo que otros en varias y por eso vale la pena un concierto de Napalm Death.
Se fueron, pero volvieron para hacerse fotos con sus fans durante un rato. Después de más de un cuarto de siglo de carrera y siendo una de las banda más consagradas del género (si no la que más), aún atienden personalmente a sus seguidores. Eso sí que vale la pena.
Nos vemos en la próxima.
Salud!