Lo cotidiano pasado por el tamiz de la subjetividad de Nando Caballero es un buen comienzo para hablar de este Dolors i Maldecaps con el que además nos muestra una amplia gama de posibilidades en arreglos, todos oportunos.
Pero Nando no está sólo. La banda que arropa las canciones y un número importante de colaboradores que aparecen en los créditos terminan por fijar las canciones dentro de unos parámetros previamente deseados como la sutileza de Nit de San Joan o la aspereza rockera inmediatamente después de Molt Bo en claro contraste.
En total son 10 canciones con variedad y miniuniversos escondidos en las letras de cada una de ellas. Puees respirar aire mediterráneo pero inmediatamente puedes recibir un huracán que te transporte a otros géneros y luego después quedar todo en calma. Afortunadamente los Dolors y Maldecaps tarde o temprano suelen pasar.