Del mismo modo que no todos los andaluces somos aficionados al flamenco, Myrath nos demuestran que desde el Magreb pueden salir joyas del progresivo de primera línea.
Estos tunecinos, practican un metal progresivo con unos aires más que marcados a Symphony X, por supuesto, con pinceladas de la música tradicional de su tierra.
El intro del disco invitaría a más de una a bailar la danza del vientre, afortunadamente solo es un intro, las guitarras rítmicas de “Confession” nos devuelven a la realidad, y un vocalista al más puro estilo Russell Allen despierta mi interés. Pero la voz, del mismo modo que destaca en primera instancia, queda en el olvido al escuchar el solo de teclado, seguido de unas bases rítmicas progresivas de la escuela de Dream Theater, y un solo de guitarra simplemente exquisito.
Zaher Zorgati puede cambiar la voz desgarrada por una más melódica y pausada, pero lo siento, vuelvo a verme atrapado en la malla del virtuosismo instrumental de Myrath, me vuelven loco cuando empiezan los solos de teclado y guitarra, por supuesto con una batería que maneja los platos y el doble bombo magistralmente.
Uno de los platos fuertes viene con “Seven Sins”, once minutos y medio donde Malek Ben Arbia da rienda suelta a su creatividad con la guitarra. Nuevamente los teclados con sonidos a piano e incluso órgano adornan la música, y donde también, la locura instrumental me deja boquiabierto en los tres últimos minutos.
Lógicamente también hay partes más deslucidas, como una descafeinada balada “Fade Away” o la canción “All My Fears”, que tiene un inoportuno inicio con unos coros que manchan el resto de la canción.
Menos mal que el disco se despide con “My Inner War”, uno de los mejores y más variopintos cortes del disco.