-Remontándonos en el tiempo y para responder a algo que muchos no saben, ¿por qué el nombre de Sidonie?
Pues estábamos en una tienda de vinilos de Barcelona que se llama Discos Wah Wah y vimos un disco de Brigitte Bardot, que me acuerdo que era una revelación y en la portada salía medio desnuda muy guapa. Por detrás, la primera canción se llamaba Sidonie, y no sé, como nos apetecía tener un nombre de una sola palabra y de tres sílabas (como los tres miembros del grupo) y que fuera sexy, nos quedamos Sidonie. Es un nombre de chica en francés.
-Y ya en el presente, ¿de dónde viene el nombre de vuestro nuevo álbum, Sierra y Canadá?
Son dos personajes, los dos personajes que protagonizan la salida del disco. Él se llama Canadá porque tiene complejo de segundón (como Canadá, el país, respecto a los Estados Unidos), y ella se llama Sierra porque como se desenamora de Canadá sus besos saben como el frío metal de una sierra.
-Nunca os hado miedo a dar cambios en vuestra carrera y con Sierra y Canadá se nota que habéis intentado dar una vuelta de tuerca más a vuestra música, ¿cómo se ha gestado ese nuevo sonido más electrónico?
Bueno, antes de este disco yo creo que habíamos cerrado un capítulo con el tema de las guitarras, porque El fluido García, que era el disco anterior, estaba saturado de guitarras, era un disco que quisimos hacer los tres en directo, con mucho ruido, los amplis al 11… En este disco en cambio quisimos hacer una cosa con la que no tuviésemos que pasar por el local de ensayo, sino ir directamente al estudio de grabación y trabajar unas máquinas que ya irían, sintetizadores, computadoras… porque pensábamos que la historia que se quería contar debía sonar con esa instrumentación y no con los instrumentos habituales del rock, que es bajo, batería y guitarra.
-¿Este álbum marca una serie de nuevas influencias o más bien ha sido algo que empezó a salir en una canción con ese estilo y seguisteis con él?
La primera canción fue Sierra y Canadá, y como se citaban la ciencia ficción y la robótica pensamos que hacerlo con instrumentos acústicos por ejemplo no pegaba muy bien. Así que empecé a escuchar, desde el final de la gira de El fluido García hasta que nos metimos en el estudio, mucha música electrónica desde los años sesentas hasta los setentas y ochentas. Cuando hablamos de música electrónica también hablamos de los Beatles cuando usaban el mellotrón o los Beach Boys cuando usaban el theremín, y después por supuesto Kraftwerk, The Human League… todos esos grupos maravillosos. Siempre una electrónica que está al servicio del pop, no electrónica música de baile, claro. Eso no nos interesa.
-A estas alturas de vuestra carrera y con cada vez más seguidores, ¿da más miedo arriesgar o es al revés, tenéis más seguridad cuando hay que hacerlo?
No, seguridad no tenemos nunca. Yo creo que el objetivo es irte a dormir con la seguridad de que haces lo que te sale del corazón y no seguir fórmulas, porque al final esas fórmulas te estancan como artista y en ese momento sí que empezarías a engañar a la gente. Hombre, nos hemos arriesgado a veces y hemos perdido público en algún disco, pero el público se va renovando y hay un grupo de seguidores fieles que están ahí siempre y son los que mantienen el espíritu vivo y que gracias a ellos seguimos tocando juntos. Yo creo que vale la pena arriesgar. A mí siempre me han gustado los grupos como los Beatles o David Bowie por ejemplo, que es capaz de reinventarse en cada disco y que hace que su carrera, a pesar de que tenga altos y bajos, siempre sea muy interesante, no como el típico grupo que siempre saca el mismo disco cada dos años, que es un poco aburrido.
-Siempre es importante para un artista reinventarse, como dices, pero a la vez manteniendo su esencia, ¿qué es lo que, a pesar de evolucionar el sonido como evoluciona, siempre queda de los primeros Sidonie?
Lo que queda es el hecho de que estemos obsesionados por buscar la melodía perfecta, el hecho de que nos tomamos la música muy en serio y que somos más fans que músicos en realidad. Nosotros nos metimos en esto porque amamos la música, y si te fijas cuando nos ves en directo damos el pego obviamente, porque le ponemos mucha pasión y en realidad no somos solo músicos. Lo que nos une es esta pasión que es lo que te hace levantarte por la mañana, ponerle las ganas que le ponemos y seguir trabajando en esto aunque la cosa esté tan complicada como está.
-¿Y qué es lo que actualmente os diferencia de otros grupos de la escena en la que os movéis?
No sé, yo por lo que he visto es que nosotros somos un trío muy bien avenido, o sea, yo me refiero a ellos no tanto como a compañeros de grupo sino que somos amigos y somos familia y yo eso no lo he visto en muchos grupos. Creo que la longevidad de Sidonie se explica también por esa pasión.
-Irónicamente parece que con este toque más electrónico de alguna forma os habéis acercado más a otra especie de psicodelia, ¿lo veis así?
Pues eres el primer periodista que lo ve así y me agrada mucho que me hagas esa pregunta y que lo hayas enfocado de esta manera, porque en realidad la psicodelia es nuestra escuela y en Sierra y Canadá si te fijas bien, y tú te has fijado bien, hay momentos de psicodelia porque mi forma de componer, por mucha instrumentación que se base en los ochentas, siempre será de los sesentas, lo que yo he mamado. No había nacido entonces, ¿eh? (risas) pero hay ese peso de los sesentas, y en Sierra y Canadá y en cada uno de nuestros discos hay ese matiz de psicodelia que siempre está presente.
-¿Cómo surgió la idea de dejar a los fans la elección del primer single?
Pues porque no nos pusimos de acuerdo ni en el estudio de grabación, ni en el local de ensayo, ni con los amigos… nada. Así que dijimos, “tenemos un grupo de cinco canciones que podían ser single, pues vamos a hacer que nuestros fans decidan por nosotros”. Y al final la historia me salió muy bien a mí, porque Sierra y Canadá era la canción que yo quería, así que… muy buen gusto tienen los fans.
-¿Y la idea de ese texto en el que dialogan Sierra y Canadá con el que presentasteis el tema?
Es que la historia de Sierra y Canadá está basada en dos personas reales, y esa conversación se produjo en un momento dado en un bar de Madrid y nada, simplemente lo utilicé, sin permiso de la otra persona además (risas), para enviarlo a los medios.
-¿Cómo estáis sintiendo que recibe el público estos nuevos temas en directo?
Mucho mejor que el disco anterior en realidad. Todo se reduce a que en este disco hay más melodía. Yo creo que el haber conseguido esto hace que llegue más a la gente. No quiere decir que El fluido García fuese un disco malo, pero sí que era un disco más para músicos yo creo, y al final estamos haciendo música para las personas, para todo tipo de personas. De momento está yendo muy bien.
-Ya compartisteis escenario ayer con Niños Mutantes en Málaga y hoy en Sevilla repetís, ¿creéis que es importante en el panorama actual esta colaboración y estrecha relación entre grupos?
Sí, y además se hace muy poco en España. Supongo que las cosas están muy complicadas y no hay tiempo ni energía para colaborar con otros músicos, pero siempre que podemos lo hacemos con la gente a la que admiramos y con la que nos llevamos bien y Niños Mutantes es un buen ejemplo de ello. Es un grupo que siempre nos hemos admirado. Al principio me daban mucha rabia, he de decir (risas), de cuando conoces a ciertas personas y dices “pero, ¿estos tíos de qué van?”, pero al final son prejuicios, y supongo que ellos de nosotros debían de pensar eso o aún peor. Ahora estamos muy a gusto. Hoy por ejemplo antes de venir aquí nos hemos ido a comer a Sevilla y ha sido fantástico, ahí con unos chupitos y cantando… muy bonito.
-Por último, seguro que va a ser un concierto especial, ¿qué perspectiva tenéis frente a él?
Para mí los conciertos en Andalucía, y en Sevilla en especial, siempre son especiales porque esta es una de las ciudades más hermosas que yo he visto en el mundo. Y aparte porque he tenido historias sentimentales que me vinculan con la ciudad (risas) y le tengo mucho cariño. Lo que pasa es que he de decir que los grupos del indie no lo tienen fácil, en Sevilla concretamente, porque no sé si porque no hay mucho público que esté por este tipo de música o porque no hay salas que estén preparadas o porque la producción no funciona… pero Sevilla siempre es una ciudad muy difícil. Sin embargo aunque siempre sea difícil la fe siempre nos hace salir de casa e ir a Sevilla. ¡Así que veníos!
Fotografía: Andrea del Zapatero