«Es que no hay mendicidad ni miseria nunca, porque nosotros somos felices mientras lo hacemos.» Si Tres Esfinges de Bikini se caracteriza por algo, es por su fidelidad a su filosofía y a su estilo. La aventura de este grupo hispalense nace con el nombre de «Arte en la calle», que más tarde pasaría a ser «3EDB», pero con una idea principal que queda patente en ambos grupos: tocar en la calle.
Gracias al concierto que dio en sala Malandar el pasado 1 de noviembre tuvimos la oportunidad de compartir una velada agradable con sus componentes.
¿Cómo surge la aventura de Tres Esfinges de Bikini?
Rubén: Alberto y yo tocábamos una banda que se llama «Stinkis» de Arahal, el pueblo del que nosotros somos. Al principio teníamos un proyecto de tocar en la calle, que medio se perdió, y nosotros teníamos ganas de hacerlo. Total, tras un concierto en Morón con Stinkis, a principios de 2012, empezamos una jam session improvisada; cogimos los cajones que había, un poco los instrumentos, tanto acústicos como eléctricos… Y estaba allí Scott, y con él tocamos blues… La verdad que congeniamos, y le dijimos: “¿’Illo’, te vienes con nosotros que estamos haciendo una banda para tocar en la calle?» Vamos, Scott estaba viviendo en Berlín por ese año, y fue algo muy bonito porque estuvo esperando la llamada de: “Scott, tío ¿estás listo? Que hemos terminado, ¡vamos a tocar!”.
Scott: Estuve un mes y medio a que me llamaran. Que me tenía que volver para Berlín, pero no me volví.
Rubén: Y nació el 20 y algo de abril lo que es la génesis del grupo. Que al principio nos llamábamos Arte en la Calle…
A propósito de eso de que tocáis en la calle… ¿por qué escogisteis este sitio? ¿Por algún tipo de filosofía del grupo?
Rubén: Primero porque a nosotros nos gusta tocar, y el sitio más inmediato en el que puedes tocar y que te vea gente…; ya no hacerte conocido ni nada, sino disfrutar y además sacar unas perrillas, evidentemente la gente te echa… Pues como muy directo. Es llegar con tu amplificador y tocar. Eso solo se puede hacer en la calle. Los tres compartíamos esa filosofía, y por eso nos fue tan bien, y nos sigue yendo cuando lo intentamos hacer.
Por ejemplo, antes estaba mal visto que la gente tocara en la calle y ahora es la gente la que apoya más que los grupos hagan eso. ¿Qué sensaciones os transmite eso?
Alberto: Yo creo que eso depende, es decir, si tú vas tocando bien vestido, ya puedes tocar una manera o de otra… y en función de cómo estés tocando y de las pintas…
Rubén: Más que las pintas son las formas de tocar.
Alberto: A eso me refiero.
Rubén: Es que no son las pintas. Tú puedes ir de ‘rastas’ y tocar en la calle. Es lo que tú transmitas. Nosotros estábamos en la calle y transmitíamos que estábamos disfrutando. No pidiendo limosna…
Scott: Ni buscando dinero para drogarnos…
Rubén: … que muchas veces es prejuicio que se tiene, ¿no? Y la gente, cuando nos ve realmente así, no piensa en lo otro. Si es verdad que es muy gracioso cuando alguien se te acerca y dice: “Ost**, pobrecitos, con lo bien que tocáis y estáis en la calle”. Y en realidad no. Hombre nos gustaría estar llenando estadios, y a lo mejor un día será la meta, pero realmente nosotros estamos disfrutando haciendo eso. Es que no hay mendicidad ni miseria nunca, porque nosotros somos felices mientras lo hacemos.
También hemos visto que hacéis tour por toda Europa, ¿cómo surge la idea de decir: “¡Vamos a la aventura!”?
Scott: Como ha comentado Rubén, el primer día que nos conocimos, ellos estaban buscando a alguien, tenían un proyecto de antes, pero se terminó. Entonces yo aparezco, estaba viviendo en Berlín, venía de tocar mucho en la calle… Y esa misma noche en la que nos conocemos surge la idea de que en verano nos vamos a ir a Berlín.
Rubén: Sobre todo Alberto que tiene ese espíritu de aventura y decía: “Vamos a irnos a Berlín”, y yo le decía: “¿Cómo vamos a ir tocando a Berlín?”.
Scott: La cosa era que iban pasando las semanas, se iba acercando la fecha… y sí, cogimos el coche y nos fuimos (risas).
Alberto: La idea era que nos gusta viajar y tocar. Si tocamos en Sevilla, y nos va bien, ganamos la suficiente pasta para llegar a Madrid, tocamos en Madrid, tenemos la suficiente pasta para… Era ir tirando de un punto a otro. Esta era la idea principal. Y así en vez de poner Madrid, dijimos: “¿y por qué nos ponemos Berlín o Polonia?”.
Scott: El primer día fue un poco de prueba para nosotros mismos. Llevábamos nuestro repertorio, solo íbamos con una versión que montamos durante ese mismo viaje. Y logramos llegar a Berlín y volver, y lo repetimos unas cuantas veces más. La segunda vez vino Fali, y ya la tercera vez, también vino él, y de esos tres viajes tenemos como una película que estábamos grabando, de hecho Fali está grabando ahora mismo (risas)… Que quién sabe cuándo se montará…
Rubén: El documental de una banda que no llegó a ningún lado… (risas) … o algo así. Lo mismo en cine ganamos algo.
Scott: En el primer viaje que hicimos, íbamos grabando con un Iphone, pero éramos solo nosotros tres, y por tanto siempre tenía que grabar uno, por lo cual se quedaba sin salir. Entonces cuando encaramos el segundo viaje, se nos ocurrió la posibilidad de quizás de traernos a alguien que pudiera grabar. A Rafael (Fali) no lo conocíamos. Nosotros habíamos hecho un videoclip con El Tato Producciones. Y llamamos allí preguntando si había algún loco que se quisiera venir, sin conocernos de nada, a grabar la misma idea que tuvimos en el primer viaje. Así que, por eso vino Fali, y nos convertimos en “hermanos”. Porque claro, después de 45 días dando vueltas por Europa, todas las personas que van en el coche se convierten en eso, hasta el volante, el asiento… todo el mundo somos hermanos. El segundo año no sabíamos muy bien qué grabábamos, pero en la tercera gira, ya le veíamos más sentido a lo que estábamos haciendo. Se encontraba más enfocado a todo esto, la grabación del disco, también está aquí grabando…
La idea del documental-película es cómo un grupo de la nada, consigue todo lo que tiene que hacer un grupo para poder sacar un disco autofinanciado. Ese es el concepto al final. Los dos videoclips que hemos hecho, lo realizamos nosotros mismos, pero esto es ya distinto, es un proyecto más mastodóntico. Los montajes de los vídeos los he hecho yo, pero no me puedo meter con más de 30 horas de grabación, idear, seleccionar… Por eso estamos buscando a alguien que pueda hacerlo de una manera profesional, y que pueda conseguir una película de unos 40 minutos; y que el espectador sin conocer al grupo, pueda ver eso sin necesidad de conocer nada más previamente, pero con una presentación, un nudo, un desenlace… como una película. Estamos esperando a algún director de cine o montador, que no nos cobre mucho para poder terminarla (risas).
A raíz de estas giras, ¿qué diferencias encontráis entre el público español y el del resto de Europa?
Scott: Precisamente lo que tú decías antes, que la música aquí en España estaba regular… A poquito que pasas la frontera, ni siquiera de España, simplemente llegas a País Vasco, tocar en la calle ya es diferente. También aquí en la calle, es el típico con el tecladito y la cabra. Eso hizo mucho daño en su momento (risas). Entonces, claro, tenemos eso.
Rubén: Es algo más cultural que de mendicidad. Aquí todavía hay esa idea de que estás pidiendo dinero. Por ahí, no. Estás alegrando las calles. Pero es una cosa que se nota en realidad.
Ahora hemos visto que vais a publicar un disco, ¿cómo ha sido la grabación?
Alberto: La verdad que bastante bien. Era un reto para nosotros, que somos muy callejeros. No hemos sido de sentarnos y estudiar las canciones que tenemos, ensayarlas… Y el hecho de tener un disco lo más profesional posible, es que nos da una consolidación como grupo. Entonces es como, estamos ensayando, tenemos un grupo, los temas se afianzan… Es como un pasito más arriba… ¿no?
Rubén: Sí, hombre. Realmente es lo que nos faltaba. Este ha sido el año de la prueba de estudio y total, que al final ha sido como otra especie de viaje. Ya empezamos en la calle, en los locales pequeños y ahora hemos empezado con las grabaciones. La verdad que tiene hasta sentido, es lo que hacen los grupos; hartarse de ensayar, grabar un buen disco y después eso, intentar mostrarlo. Nosotros ahora estamos en esa fase. Y nos ha ayudado mucho a ver nuestra música “desde fuera”. Hemos grabado en los estudios Sputnik por Jordi Gil, que es una eminencia en la producción de música. La verdad es que nos ha cambiado el concepto a todos por el tema ese de ponernos a trabajar en el ensayo de una canción que se va a grabar, y hacer las modificaciones pertinentes para que tenga un sonido o una apariencia que guste más. Así que, la verdad ‘ha molao, ha molao’. Y ha mejorado el grupo.
Y ahora, ¿cuál es el plan? ¿Empezar una gira, volver hacer un tour por Europa…?
Rubén: El plan ahora mismo es terminar de mezclar y masterizar el disco. La idea nuestra es sacar otro videoclip con uno de los temas, que ya veremos cuál.
Scott: Con el tema que estamos dando gratuito.
Rubén: No lo quería yo decir, pero bueno (risas). Para que sea más sorpresa, pero ya me has jod** la broma. Bueno, sí, lo haremos con Tres Esfinges de Bikini, porque somos Tres Esfinges de Bikini, el EP se va a llamar Tres Esfinges de Bikini y el tema principal se va a llamar Tres Esfinges de Bikini. El problema es que hay mucha gente que tiene problemas con quedarse con el nombre, y es para que sea super claro, ¿sabes? (risas). Somos los más pesados del mundo.
Bueno, y ya después de todo eso, con ese material, lo que queremos es que nos editen el disco, porque nosotros vamos a hacer una edición digital en ‘bandcamp’, porque es necesario para que te escuchen. Pero realmente la idea es que nos edite una discográfica y juntarnos con alguien que nos promueva. Hacer las cosas solos es demasiado lento y difícil.
Hay una cosa que llama la atención y es, que vosotros cantáis en español, cuando hay grupos españoles que cantan en inglés. Y no solo eso, sino que lleváis vuestra música por Europa, ¿qué creéis vosotros que tenéis para que enganche tanto?
Scott: La verdad es que nosotros somos los primeros sorprendidos al haber hecho tres giras por Europa en la calle, cantando en castellano… Cuando canta en inglés por ahí por la calle, es muy fácil encontrarte a los mismos cánones
De hecho nosotros, durante los tres viajes no nos hemos encontrado a ningún otro grupo que estuviera haciendo lo mismo, es decir, que estuviera cantando su música, en su idioma nativo. Así que no sé… Cuando tocamos nos dicen que damos muy buena energía, muy buen espectáculo… Quizás sea eso, llegar hasta Berlín, hasta Polonia y volvernos sin pasar relativamente mucha hambre. Hombre, el hambre que hemos pasado ha sido voluntaria, por ahorrar dinero, no por necesidad… ¿vale, mami? (risas).
Hemos visto que tocáis en acústico y en eléctrico, ¿hay algún formato por el que os decantéis más? También os hemos visto en festivales como el Alfafest, ¿qué opináis de los festivales?
Scott: Ahora estamos muy metidos en el eléctrico, porque empezamos con él. Lo que ocurre es que cuando volvimos del primer viaje, hubo una especie de alineación cósmica, porque tratábamos de buscar conciertos por Sevilla y en ningún sitio de podía tocar así. Y paralelamente, Rubén encontró un contrabajo. Viendo que no se podía hacer el eléctrico y que teníamos este instrumento, decidimos pasar todos los temas a un repertorio acústico. Esto nos ha permitido, prácticamente, estar tocando sin parar en sitio donde no se podía hacer en eléctrico. En cuanto a preferir… no nos decantamos por ninguno en especial, más bien depende de las canciones. Hay algunos temas que respiran mejor en eléctrico y otras que lo hacen mejor en acústico con el contrabajo, la guitarra acústica… Es diferente. Nuestro ideal es mezclar en un concierto ambos formatos, pero todavía no podemos.
Rubén: Respecto a los festivales, te da más público “por menos”. En el sentido de que un concierto al que vayan 1.000 personas en un festival, son 1.000 personas que te van a oír. Que les gustes o no… Es la manera más eficiente…
Nosotros ahora con la grabación nueva, nuestro plan es ir a concursos y festivales porque creemos que es la mejor vía.
Llama la atención la mezcla que hacéis de diferentes estilos como el funky, la psicodelia, el rock… ¿ha sido una aportación conjunta?
Scott: Esto es lo que somos nosotros. No hay un plan previo de vamos a hacer esto o lo otro. Simplemente nos juntamos, cada uno tiene sus ingredientes, digamos, y cuando se suman esos tres ingredientes, pues sale esto. En cierto modo estamos hasta orgullosos, porque parece que estamos consiguiendo un sonido que no lo encuentras en otro sitio… No es premeditado, simplemente es lo que sabemos hacer, ¿no?
Aparte, nos gustan muchos estilos, no estamos cerrados musicalmente a un género. Te hablo como oyente. Los tres podemos escuchar desde flamenco hasta electro cumbia…
También podemos observar, por vuestra imagen que tenéis un estilo muy pretérito, de los 60-70, ¿creéis que esto es un sello a la hora de daros a conocer?
Scott: Es muy parecido a lo de la música. Tampoco lo hemos pretendido. Yo llevo vistiendo así varios años.
Rubén: Yo soy más una cosa… un rollo… Las 3.000 viviendas (risas).
Alberto: Camarón de joven.
Scott: En verdad 60… tampoco llevamos ninguno los pantalones de campana. Con el pelo largo, la barba y tal, pues se enfoca un poco más.
Rubén: De todas formas, los 60 es el origen de mucha música. Incluso para la nuestra es un foco importante.
Scott: Si nos dan a matar a una de estas décadas 60-70-80… Indudablemente los 80 van a…
Rubén: Van al caraj** (risas).
Scott: Si tenemos que elegir nos quedamos con los 60-70, también con los años 20-40. También es cierto que de ahí bebemos mucho, porque hay una especie de cima musical, para nosotros.
Texto: Andrea del Zapatero.
Fotografías: Patricia del Zapatero.