Su nombre no puede ser más artístico. Soleá, un cante flamenco; Morente, una de las familias con mayor tradición musical en nuestro país. Inevitablemente, su carrera estará ligada a la saga de la que proviene, pero por sus maneras y por todo lo que está dando, se ha hecho merecedora de su propio sello. Su incipiente carrera no tiene límites. Ella tampoco se lo plantea. Sólo desea disfrutar con su arte y transmitir sus sentimientos mediante la manera que mejor conoce. En Ojeando Festival tuvo la amabilidad de dedicar unos minutos a Musiqueando.
Has dicho que no te consideras cantaora, pero sí flamenca, ¿qué diferencia a ambos términos?
Me considero músico, soy muy aficionada a la música, tanto al cante flamenco como a otro tipo de música. Respeto al cante, lo llevo en la sangre, porque es lo que he escuchado desde antes de nacer, en la barriguita de mi madre y es de lo que vivo. Y, bueno, en mi música busco diferentes texturas y me la llevo al terreno que conozco, que es el flamenco.
Viviendo desde pequeña el flamenco, ¿cómo te decantaste por enfocar tu carrera hacia otro estilo?
Me interesan distintos puntos de vista, distintos tipos de música, de compositores, de géneros… Cuanto más uno se enriquezca, más rico podrá ser ese mensaje. Y desde que empecé a colaborar con Los Evangelistas y con Jota de Los Planetas, una es rockera de una manera más profesional. Empecé, y sin darme cuenta me metí en este mundo que tantas cosas maravillosas me está aportando.
Has declarado en una entrevista que «lo más duro ha sido sacar mi primer disco sin que esté mi padre», ¿crees que el apellido podría pesar?
Estoy muy orgullosa de donde vengo, y creo que es una suerte, como algo mágico que me ha ocurrido en la vida, pertenecer a la familia Morente. Echo mucho de menos a mi padre. Me acuerdo de él desde que me levanto hasta que me acuesto. Me cuesta mucho no tenerle a mi lado. Pienso en él en todo momento, y canto pensando en él. Me gustaría que estuviera conmigo.
Estudiaste Filología Hispánica, ¿qué te llevó a enfocar tu vida hacia la música?
La música es algo que llevo dentro desde muy chiquitita. La he vivido desde muy pequeña y para mí es algo inexplicable. Es difícil transmitir lo que se siente cuando naces y vives en este ambiente. Es una pasión que te lleva a querer estar siempre en contacto con ella y a realizarte y a comunicarte con los demás a través de ella, tanto como persona como profesional. Me parece maravilloso llevar el flamenco a lugares donde antes no había estado.
En 2015 publicaste tu disco, Tendrá que haber un camino, ¿qué nos puedes contar sobre él?
Que ha sido muy importante. Sin él puede que no hubiese conocido a los rockeros. Supuso un acercamiento al rock y a la fusión del flamenco con el rock. Hay mucha gente atreviéndose a fusionar cosas…, y eso es importante. Con ese disco pude hacerlo yo. Ahí, mi padre abrió muchas puertas. Se trata de entrar en un nuevo mundo para los artistas.
¿Sientes que se produzca un dilema entre los que defienden el flamenco tradicional y los que hacen uno más actual como el tuyo? ¿Crees que en el flamenco cabe la innovación?
Entiendo que al arte no se le debe poner fronteras. Es bueno experimentar y probar cosas nuevas en la música. De manera natural he buscado colores que me ayuden a construir mi propio universo. El flamenco forma parte de mis raíces. Es lo que me gusta y de lo que vivo, pero quiero investigar otros modos de música. Decimos lo mismo, contando las cosas que ocurren y sentimos, pero de otra manera.
¿Qué quieres aportar a la música?
Bueno, más que qué quiero aportar yo a la música, me preguntaría qué puede aportarme la música a mí, porque gracias a ella puedo entender mejor el mundo en el que vivo.
Fotografías: L.J.