Si no conoces a Paty Cantú, tras leer esta entrevista no la podrás olvidar. La mejicana es una artista todoterreno y no le teme a nada ni a nadie. Cantante y compositora, se encuentra viviendo un sueño. Durante estas últimas semanas ha estado por España acompañando a su amigo y mentor, Alejandro Sanz, en algunos de los conciertos de la exitosa gira Sirope. Musiqueando ha tenido la suerte de hablar con ella, haciendo un repaso a su carrera, a sus motivaciones o a su planes de futuro. Y en todo momento haciendo alarde de una naturalidad y sinceridad con la que se ha ganado el cariño y la admiración de un público cada vez más numeroso.
¿Cómo está siendo tu viaje por España? ¿Qué sensaciones estás teniendo?
Está siendo un viaje de muchísimos momentos de crecimiento, en el que estoy respirando cada instante con ganas de vivirlo a full. He estado trabajando por el continente americano, que es maravilloso, y cada país que uno visita con su música, es un sueño nuevo. Nunca había estado en España con mi música, por lo que me estoy sintiendo muy afortunada, muy privilegiada y muy agradecida. Además, por llegar no sólo con una canción sonando por acá y algunos precedentes que los fans ya tenían a través de las plataformas digitales o las novelas, por musicalizarlas, sino por hacerlo de la mano del tour de Alejandro (Sanz), algo maravilloso que nunca voy a olvidar.
¿Y qué tal por Sevilla?
¡Increíble! De hecho, ayer (por el jueves 14) al terminar el trabajo, como eran las 8 y media de la noche, como sigue habiendo sol, me puse a caminar y a tratar de conocerla un poco más. Estuve hasta tarde buscando música en vivo y todo esto que sucede. Sé que Andalucía en general es como la cuna de mucha de la música de España. Yo estoy fascinada, me vendría a vivir a Sevilla sin problemas. Todo el mundo se queja del calor, pero a mí me gusta.
¿Cómo estás recibiendo el cariño del público español?
Muy bien. Estoy sorprendida porque he sido recibida por fanáticos en las estaciones de trenes, en los aeropuertos…; tengo encuentros con fans en los que me cuentan que conocen mi música mucho más de lo que la he promovido acá, me cuentan sus historias… Es muy emocionante el recibimiento tanto de medios como de fans. Creo que España es un país que recibe con mucho respeto a los cantautores, seamos nuevos para ustedes o no, tienen mucha apertura para entender y para dar por lo menos una oportunidad al arte de cada persona. Y, bueno, el público de Alejandro me ha recibido muy bien también. Sé que es un público exigente y de toda la vida, y estoy agradecida por eso, siempre nerviosa. Me tocó el Palau Sant Jordi, con muchísimas personas. Era mi primera vez en Barcelona, pensaba que me iba a caer o que algo iba a pasar. Pero es una suerte, porque su público es muy respetuoso.
Esta no es la primera vez que coincides con Alejandro Sanz encima de un escenario.
No, hemos estado juntos en Medellín, en La Voz México; de hecho, hace poco cantamos el tema de Chico Novarro, ‘Algo contigo’, en versión flamenca. También lo hicimos juntos en Viña del Mar. Ha sido un momento crucial en mi proceso como intérprete y como compositora, porque me ha empujado a exigirme más. Seguramente lo que presente después del verano como un nuevo corte, podría ser una de las canciones en las que él ha intervenido de alguna forma, dirigiendo o aconsejándome en la parte interpretativa.
Son importantes el apoyo y la colaboración de artistas de su talla para otros que están en desarrollo o que buscan su hueco en el mundo de la música, ¿no?
Yo creo que es muy importante poder encontrar gente que tiene fe en ti, sean artistas, personajes de la industria o fans. Cuando alguien tiene fe en ti, tu vida puede cambiar, de repente, a través de un par de ojos, el mundo entero puede verte. Y cuando es alguien con los años de experiencia y la credibilidad de Alejandro, te sientes muy afortunada.
La experiencia de cantar junto a él (Alejandro Sanz) debe de ser increíble, ¿no?
Siempre lo digo, cantar con él es como una fiesta, porque toda su banda, la vibra que tiene, la musicalidad… empieza desde los camerinos. Transmiten y trasladan esa fiesta hasta el público. Es increíble; se pasa bien y se baja con la adrenalina a tope. Es un hit tras otro… ¡Es maravilloso! Me pone nerviosa todo esto, pero él se ha convertido en un aliado artístico y en un amigo, entonces lo disfruto también. He podido compartir con él, con Ana Torroja, para la que también he compuesto canciones, con Juan Gabriel, con Andrea Bocelli… Y la verdad es que cada experiencia es distinta, y con Alejando es una fiesta.
¿Cómo surgió esta oportunidad de colaborar con Alejandro Sanz?
Nos conocimos porque nuestros trabajos nos cruzaron en algún momento, y se dio muy buena química artística desde el principio. Entonces una cosa provocaba la otra. Quiero decir, la química artística provocaba una amistad, y la amistad a su vez iba provocando más interacción artística. La primera vez que cantamos juntos creo que fue en una bohemia entre amigos, sin cámaras ni micrófonos. Pero oficialmente y ante el público, fue encima de un escenario, y cantamos ‘Cuando nadie me ve’. ¡Es que hemos cantado un montón de canciones!
Y así por curiosidad, ¿con qué tema de Alejandro Sanz te quedarías?
¿¡Uno sólo!? (risas). Creo que la magia de Alejandro es que no es artista de una o dos canciones grandes. Tiene una vida de hits que nos ha dado, que ha compartido; es muy difícil elegir una. Me gusta muchísimo ‘Si hay dios…’. A pesar de que no fue un sencillo, fue una canción que yo escuché de chica, y me acuerdo, porque yo empecé a componer a los 6 años, y pensaba en «quiero tener el valor, la valentía de decirle al mundo lo que pienso y lo que siento. Y que mi rebeldía se traduzca en arte, y no en tonterías». Porque yo era un poco rebelde, y me acuerdo de la frase específica de «montar un numerito de esos de fatalidad, según lo que establece el reglamento del aparentar». Me acuerdo que descubrí y, lo sentí así, que había más gente como yo ahí fuera.
Una de las razones de tu venida a España es también la presentación de tu último disco, Valiente. ¿Qué pretendes conseguir con él del público español?
Quiero que se sienta identificado, que escuche sus propias historias de amor, de desamor, de sufrimiento, que encuentre sus propias tácticas de seducción o de desahogo a través de mi música. El maestro Juan Gabriel, cuando trabajamos y convivimos juntos la primera vez, me dio un consejo y me dijo, «recuerda que como cantautora y compositora tú no sólo puedes hablar de tu punto de vista o de tu experiencia, sino que tienes la responsabilidad de pintar cómo vive la vida una generación entera y que está contigo hoy». Mi música en ‘Amor, amor, amor’, en ‘Valiente’, en ‘A medio paso’, que son canciones que no todas han sido cortes promocionales, pero que son parte de mi nuevo proceso, y lo que viene en otoño- invierno, también es música nueva. Todas estas son historias de gente real, con un montón de blancos y negros, pero también con muchos grises. En esos momentos de honestidad busco que haya una rebelión pacífica, de libertad en la que la gente puede decir, «yo soy el malo o el bueno, el raro o el diferente, y está bien». ‘Amor, amor, amor’ es eso, desde que la produje como modtown, un rock de los ’50 que no se traía al español desde hacía tiempo, es divertida y bailable, pero también oscura. En la letra estoy diciendo, «me ha ido bien, he sido una tonta, he sido mala, he sido buena, he tenido cosas pasajeras, pero todas me han hecho quien soy». Y cuando digo eso de que «el amor te pervierta», no sólo me refiero a dejar que te seduzca, sino a dejar que te cambie, dejar que te haga seguir una religión, dejar que te tiren; después te levantas y te reconstruyes, y te lleva donde quieres. A veces son mensajes sencillos, pero con una sensación muy rara.
¿Cómo es el disco, a qué le cantas en él y a quién va dirigido, cómo ha sido su proceso?
Ha sido distinto el proceso. He compuesto más de ochenta canciones para elegir, luego no todas ellas son buenísimas, pero todas ellas han sido parte del proceso. Cada canción va a presentar una propuesta distinta, porque creo que estamos en una época en la que no todo tiene que sonar lineal en un disco. Sino que se trata de hacer canciones que la gente se pueda encontrar en distintos momentos de su vida. Ha sido el primer disco en el que coproduzco, tengo colaboraciones que no son solamente las que se van a escuchar a dueto, sino que desde la raíz, como lo que te decía antes de Alejandro, son composiciones que hice con Manuel Carrasco y con Pablo López, los tres juntos en una sola canción. Busco a cualquier persona que se identifique con ello, y la internacionalización, que es lo que estoy haciendo en América, lo pueda hacer acá, y traer mi gira, sería un sueño hecho realidad
Eres compositora desde muy pequeña, como has dicho anteriormente, ¿cómo se lleva esto de expresar los sentimientos en las canciones?
Para mí la composición, primero, era una forma de expresión natural, cuando era chiquita. Componía sobre la contaminación, sobre chismes, cosas así porque tenía 6 años. Después ya empecé a componer sobre el amor, porque tenía novio o estaba enamorada o me sentía decepcionada. Me acuerdo de una canción despechadísima que hice, se llama ‘¿Quién crees que perdió?’, bueno en realidad se llama ‘Piénsalo bien’, pero originalmente se llamaba así. Es de cuando estaba en Lu, mi proyecto anterior, y era una cosa intensísima, tenía 15 años y un tipo me plantó. Cuando escuchas la letra, dices «¿pero qué le hicieron a esta mujer?», normalmente soy así de intensa. Cuando empecé como solista era una forma de dejar salir muchos miedos, porque mucha gente no creía en mí. Se me dijo miles de veces que por ser mujer, y venía de un dúo, era un adorno, me iba a distraer en cuanto me enamorara, me iba a casar y se me iba a quitar el «berrinche» de la música. Incluso hubo gente que me dijo que nadie me iba a grabar, solamente por decirme algo malo, por frenarme. Cuando comienzo sola, mi proceso se convierte en un demostrar y un dejar salir mis miedos, mi primer sencillo se llama ‘Déjame ir’. Y hoy no es nada de eso, hoy es, y no por sonar que estoy citando a Alejandro Sanz, el lugar en el que soy libre, soy feliz, conecto con gente alrededor del mundo, y la música la hago por amor, tanto cuando compongo para mí, como para los demás.
La pregunta habitual en casos como el tuyo: ¿cómo te sientes más a gusto, cantando o componiendo?
Componer es como un momento súper privado, que me divierte mucho. Puedo jugar a ser buena-mala con los arreglos, es muy divertido. Pero hasta que las canciones no están puestas en el mundo, sean o no interpretadas por mí, siento que no es real. Cuando la canto, la canción ya no es mía, la liberé. Es como esa película que dice que la felicidad no es real hasta que no se comparte. La música no es real hasta que no hay alguien que canta contigo.
¿Tienes algún método a la hora de componer o dejas que surja?
A la hora de componer cada canción tiene un proceso distinto. Generalmente sí hay una línea, que para mí es una historia que me inspira un sentimiento. Por ejemplo, me peleo con una amiga, estoy triste; la historia y la tristeza me provocan crear un arreglo que programo o una melodía con guitarra, y después llego a la letra con la que regreso a la raíz, que es la historia y ahora voy a contarlo. Ese es como mi proceso general. Además tengo un estudio en mi casa, es como mi cueva, la Patycueva, muy mal chiste… Pero a veces no, a veces pasa que estás nada más tonteando, cantando por cantar y en quince minutos haces una cosa, como una canción que hice que se llama ‘Goma de mascar’, que la hice como para reírme de mí misma o ‘Corazón bipolar’, que dije, «¡Estoy loca!», y fue una canción que salió en veinte minutos. Y ya terminada no era un chiste, me reí, pero es algo que podía compartir. El humor también vale en la música.
¿Cuáles son tus fuentes de inspiración para componer?
Me inspira mucho el público, porque me impresiona que haya gente que te pueda querer sin conocerte cara a cara. Me impresiona que exista ese nivel de amor y generosidad en otra gente. Siento la necesidad de que, aunque no está inspirada en la historia concreta de alguien, porque no la conozco, me ayude a la hora de decir, «voy a contar verdades porque alguien las necesita escuchar, o bien para llorar o para sentirse bien. O para mí misma». Y el ambiente, ¡claro! Yo caminaba por Sevilla, y veía todo, veía la Catedral, oía la música, el río… Y no podía, no podía con tanta belleza. Las ganas de seguir viendo estas cosas también me inspiran. Artísticamente… Queen, Alanis Morissette, Alejandro Sanz, Shakira, aunque yo no haga rancheras, pero también José Alfredo Jiménez, Juan Gabriel… ¡No acabo! (risas).
Además de la música tocas la interpretación, ¿qué lugar en tu escala de prioridades ocupa esta otra faceta?
La música me gusta porque puedo ser yo, sin tapujos. Puedo equivocarme horriblemente, meter la pata, y la música te cubre, te protege. En la actuación es jugar a ser alguien más, que está muy bien y es una forma de interpretar, pero no es mi preferencia. Lo he hecho, aunque por corto tiempo, porque nunca me separaría de la música, ha sido en series o en capítulos, y ha sido porque a lo mejor he terminado una relación, y en vez de cortarme el pelo, decido que me voy a meter durante tres semanas a hacer cinco capítulos de una serie. Para olvidarme de que soy yo en ese momento y de que estoy sufriendo mucho.
‘Amor, amor, amor’ es el tema con el que te presentas en España; un tema fresco con el que haces toda una apología del amor. ¿Cuál de todos estos de los que hablas en la canción consideras el ideal?
Ideal, ninguno, pero todos los he vivido. He confesado que he cambiado mi personalidad por estar con quien no debo, he tenido compañeros que parecían boxeadores, porque parecía que estábamos en competencia de yo no sé qué. Obviamente eso no es ideal, pero es real. Creo que hay dos tipos de amores que son ideales para mí, cuando hablo de «los de uno en un millón de larga duración», me refiero a mi familia, no estoy hablando de un hombre. Los amores pasajeros, me parecen muy interesantes, porque todos lo son, hasta el que dura cinco años o el que dura una semana. Mientras sean amor, todos son ideales. Soy muy intensa (risas).
Has mostrado una cara muy activa en cuestiones sociales, ¿consideras que tu papel como personaje relevante ha de ser así o es algo nace de tu misma sensibilidad?
Se inicia por mí y por lo que me enseñaron en casa, y después se potencia por el papel público que tengo. Quiero decir, gracias a Dios, vengo de una familia donde mi mamá dedica su vida entera al altruismo y a la filantropía. No soy ni un pedacito de la buena y generosa que es ella, pero tengo ese ejemplo. Creo que si estoy acá y puedo hacer algo, mi deber no es sólo hacerlo por mí misma. No puedo vivir mi vida sólo para mí, tengo que coexistir consciente. Como artista me permite hacer muchas cosas, y no quiero hacerlo a favor de mí, se lo prometí a ellos. Es un mundo que puede ser muy egoísta si uno se deja llevar. Pero yo no quiero ser así, porque te sientes diferente, no puedes cegarte. Acabo de estar en Ecuador, en Pedernales, donde fue el epicentro del primer temblor fuerte que tuvieron. La gente vive en carpas que donaron los chinos, comiendo lo que hemos donado otros países. Están igual que acá con calor y sol, pero están en la tierra, los niños se queman la carita, necesitan bloqueador, agua, porque no hay agua potable… Entonces pasan todas estas cosas, y uno va a visitar, a llevarles un poquitito de música… No te puedes quedar con eso, fui canté y ya está. Tengo que estar ahora acá hablando contigo hablando de esto para decirle a la gente que esto sigue pasando, que nos pueden ayudar, que hay que donar. Pero lo más impresionante es que llegan las niñas de cinco años y los niños de seis, para decirme que eran inmensamente felices… Teniendo nada. No tienen nada, y si tienen un pedacito de algo, te lo comparten, sonríen, se están insolando… Es impresionante. ¿Cómo se va a ir uno de allí diciendo «¡bah!, eso me da igual»? Lo hago por las dos cosas, pero sobre todo, por convicción. Ya me puse sentimental.
Si no es gracias a vosotros, que sois caras conocidas, todos estos problemas no tendrían tanta visibilidad, ¿no?
Sí, porque es muy fácil decir «fui, me hicieron madrina del lugar y salí en la tele». ¡Pero no fui a eso! Fui para que el mundo sepa que está pasando esto, y que tenemos que seguir ayudando. Y yo fui a tocarme el corazón también. Cuando uno se queja de tantas tonterías y volteas, y ves que un niño de cinco años tiene a su familia malviviendo en una carpa en el suelo, y dice ¡que no le falta nada! Impresiona.
Asimismo se te ve muy activa en las redes sociales. De hecho, tu web oficial invita a los fans no sólo a que sepan de ti, sino a participar contigo. ¿Cuánto valor le das a las nuevas tecnologías de la comunicación?
Todo. Es increíble que existan los medios de comunicación triangulados, en los que profesionales como ustedes nos dejan llevar nuestra opinión, nuestra música, nuestra imagen, a la gente. Pero las redes sociales, en mi caso, me permiten llevar mi punto de vista personal sin ningún tipo de filtro. Esa comunicación creo que te acerca más al público, y obviamente cuando estás trabajando globalmente es una plataforma de ayuda increíble. El blog lo hice porque no sólo quería comunicarme cuando tuviera un disco fuera, sino siempre. Empezó siendo una página normal, con mis fechas, mi música y mis fotos. Y de repente un día se me ocurrió poner la sección «Desahógate», porque estaba en las firmas, y los fans me contaban su vida. Ellos entienden que yo me abro y ellos también se quieren abrir. Empecé a ver todo lo que me ponían en Twitter, y pensé que era el momento de abrir una línea de ayuda, porque había gente que todavía necesitaba un poco más. Entre los consejos había cosas más sencillas, otras que no, y fui abriendo cada vez más cosas. Y ahora ha tomado fuerza como una cosa independiente. Para mí, como empresaria, la página web recibe 6 millones de visitas al mes, la idea es independizar esta página como una revista, y la parte que tiene que ver con mi música tenerla hablando del arte, porque muchas veces se cruza el público de ambas. Me encanta, y me ha permitido que en los Kids Choice gringos me pongan nominada con influenciadores, pero ¡yo soy cantante! (risas).
Eres cantante, compositora, productora, empresaria, ¿qué importancia crees que tiene hoy en día para un artista poder desarrollar varias facetas?
Creo que la gente hoy en día tiene muchas ganas de diversificarse, y de poder hacer lo que le dé la gana. Eso puede ser muy positivo si te pones un plan productivo de cosas que te gustan. Es difícil, requiere de mucho tiempo, de concentración y mucho enfoque. Pero he tenido la suerte de rodearme de un buen equipo, porque no lo puedes hacer sola; ese es el truco. El equipo ha de ser el correcto. Se puede y me gusta. Si en diez o veinte años ya no quiero cantar todo el tiempo, quiero hacer giras más cortas, pero sí quiero producir a otros artistas, como ahora, que estoy de coach en La Voz Ecuador, quiero producir a algunos de mis participantes, que ya los visualicé.
Musiqueando te ofrece la oportunidad de dirigirte al público español, ¿qué te gustaría decirle?
Si eres melómano o melómana vas a poder encontrar algo a tu gusto, porque soy una persona bastante atrevida y arriesgada y me gusta fusionar varios estilos. Si tienes una historia de amor, de desamor o de vida, seguramente la encontrarás en alguna de mis canciones. Hoy conocen acá ‘Amor, amor, amor’, los invito a conocer toda mi música, y a vernos muy pronto, porque estaré de regreso por España por septiembre, octubre y noviembre. Nos podremos ver y les prometo seguir trayéndoles música nueva, pero sobre todo, en directo, porque es la mejor forma de hacer música.