María Toledo es una mujer natural y sencilla que busca hacerse el hueco que desea entre los grandes del flamenco. Para ello cuenta con una voz privilegiada y la compañía de su inseparable piano. En ese caminar profesional sueña con hacer llegar la cultura del flamenco a cada rincón del mundo, y que así se conozcan nuestras raíces. Es tremendamente generosa y cercana, suerte para quien ha tenido el placer de conocerla, como demuestra en las distancias cortas y en sus redes sociales, donde, como bien dice ella, se muestra tal cual es. El 17 de mayo los sevillanos tendremos la suerte de disfrutar de su arte en el Teatro Central. Y ojalá que muy pronto la veamos como a los grandes en el escenario del Teatro Real.
¿De dónde viene tu pasión por el flamenco?
Desde niña, en mi casa se ha escuchado mucho flamenco y copla, porque mis padres son grandes aficionados. No tengo ningún antecedente que se haya dedicado a la música, pero sí que había mucho amor por ella.
Eres licenciada en Derecho, nada que ver con el mundo artístico, ¿qué fue lo que pasó para que decidieras guiar tu carrera profesional por el camino de la música?
Yo me imaginaba dictando sentencias por tangos o bulerías, para hacerlo más suave (risas). Pero siempre mi vocación fue cantar, y al final me di cuenta de que si no te preparas no hay muchas oportunidades. Ahora hay mucha gente con carreras y estudios, que no puede dedicarse a su pasión, así que me siento súper privilegiada.
¿Cómo ha sido el proceso de hacerte en la música el hueco que deseabas?
Todavía no me he hecho el hueco que quiero, pero voy caminando. Y es sobre la base de ir corriendo de un sitio a otro, porque llevo muchas cosas. Hay días que me puedo acostar a las 8 de la mañana, y no por irme de fiesta, sino porque me quedo componiendo, estudiando, escribiendo…
En tus dos primeros trabajos, María Toledo y Uñas rojas, fusionas con maestría el flamenco con un toque de jazz, ¿cómo nace esta idea?
Surgió porque di con unos productores que se llaman Ismael Guijarro (productor de María Toledo) y Óscar Gómez (productor de Uñas Rojas). Venían de otras músicas, y al juntarme con ellos salió mi vena flamenca. Hicimos una mezcla con la que todos estábamos de acuerdo. Pero en mi tercer disco, con el que me encontré totalmente sola, quise hacer algo muy consentido y mimado.
Este último trabajo es más flamenco puro, ¿qué nos puedes contar de conSentido? ¿por qué este cambio de sonido?
Es más flamenco, pero no es puro, creo que nadie lo es por tantas mezclas que tenemos… Se puede ser puro de corazón y de alma, pero al final… ¿qué es puro? ¿qué es la pureza? Este es un disco más personal, más desnudo, menos superproducción, y es el que ha sido nominado a los Latin Grammy.
¿Y el nombre que has elegido a qué se debe?
Es una palabra mejicana. Tiene muchos sentidos, y el «consentido» ese, en Méjico significa el mimado, el que hace lo que quiera contigo.
Tus directos han sido denominados como «un formato elegante, ortodoxo y a la vez fresco», ¿qué te parece esto?
Lo de elegante es una palabra que a mí me gusta mucho. Cuando hablan de que mi flamenco es elegante… Porque, ¿a quién no le gusta ese término? Creo que lo que hago es hacer algo muy cercano, porque soy así. No soy para nada una persona elitista, ni me gustan las excentricidades. Soy sencilla, tal cual me ven en mi facebook y en mi twitter. Yo misma llevo mis redes sociales. A veces llegas a obsesionarte, porque no sientes que estés atendiendo a la gente como se merece, al haber dedicado un poco de su tiempo en mí. Y me gusta lo de elegante por el piano. Porque donde pongas uno, es sinónimo de elegancia. Esto de flamenca del siglo XXI son etiquetas que te ponen los periodistas y yo lo agradezco.
¿Qué sientes al volver a Sevilla?
Es lo más, estaba deseando hacerlo, no puedo vivir sin Sevilla. Vengo al Teatro Central, a donde ya vine cuando era una niña. Es dentro del mismo ciclo, Flamenco Viene del Sur, pero tenía 15 años. Y ahora con otra edad, otra formación, pero sin ningún tipo de prejuicio. Cuando eres más niña, siempre eres más cuidadosa, tienes miedo al qué dirán… Pero cuando vas madurando te das cuenta de que lo que tienes ahí son a tus padres, a tu gente más cercana y a tus fans… Pues piensas en hacer lo que verdaderamente les gusta. Llámalo como quieras, flamenco, flamenquito (aunque no me gusta esa palabra), flamenco puro… Lo que quieras, pero ven a verme.
Has llevado tu arte fuera de nuestras fronteras, cantando en Florencia, Edimburgo, Glasgow, Birmingham… ¿cuántas expectativas has logrado satisfacer a lo largo del camino recorrido hasta ahora?
Ha sido mágico, por ejemplo, cantar en una ópera donde no había cantando ningún flamenco antes, y hacer cosas para poder expandir el flamenco. Voy caminando, no sé muy bien adónde quiero llegar, «que me lleve el viento, donde me quiera llevar», dice una letra. Pero es muy bonito llevar el flamenco a rincones donde nunca ha estado. Me gustaría que mundialmente se me valorara mucho.
La obra que interpretaste fue ‘El amor brujo’, de Falla…
Fue una petición que hizo Josep Pons. Es uno de los directores de orquesta más importantes de España. Hay dos versiones de la obra, la de 1915 y la de 1925. Me gustó mucho la historia, porque cuando estrenó la de 1915 no tuvo ningún éxito. Entonces esperó diez años, no tumbado, sino trabajando mucho en esa obra, porque creía en él mismo y en ella. Y llegó a ser un gran éxito al final. Eso a mí me da mucha fuerza. La constancia, el tesón… El esfuerzo siempre tiene recompensa. No conozco a nadie a quien con esfuerzo, al menos con un poco, la vida no le recompense.
Además, en Florencia fuiste la primera cantaora en actuar en el teatro de la ópera, ¿dan vértigo noches como aquella?
Sinceramente, sí. Porque tenía que cantar, bailar y hacer el papel que hacía Pastora Imperio en su tiempo. Y verme sin un piano… es de las pocas veces que he actuado sin él. Pero es una obra donde la vocalista tiene que estar bailando, interpretando, tiene recitativos… Era un concepto diferente, pero era la oportunidad de entrar en una ópera, algo que ninguna flamenca había hecho antes. Y con el disco era algo inviable hacerlo. Pero con esta mezcla con la música clásica era más fácil.
¿Qué significa el piano para ti?
Es un complemento mío, mi seña, mi amor, mi todo. Me siento muy protegida con él.
Después de haber cantando en escenarios tan importantes, ¿cuáles son esos otros donde te gustaría actuar algún día?
El Teatro Real y el Auditorio Nacional de Méjico. Pero algún día lo cumpliré, estoy segura, porque voy a luchar hasta que lo consiga.
Y en cuanto a las figuras con las que has trabajado, Diego Carrasco, Arcángel, Miguel Poveda, David deMaría, Carmen París, Pablo López… ¿quién te queda aún?
Ya que no puedo resucitar ni a Camarón ni a Paco de Lucía… Me encantaría cantar con Alejandro Sanz, pero no una colaboración por cumplir, sino una cosa bonita, mágica, que surja de verdad; no una simple canción. Con Pablo Alborán, porque es tan humilde, y le admiro tanto como músico… Con Jamie Cullum, Diana Krall, Alicia Keys, Beyoncé, Marc Anthony…
¿Algo como el dueto con el que disfrutamos los asistentes al concierto de Pablo López en el Lope de Vega?
Eso fue maravilloso, fue una cosa muy bonita. ¿Lo ves? Esas cosas son las que surgen de verdad, y a la gente le llegan más. Hay algo que no se puede disimular, porque sale del corazón. Pablo es un señor, en todos los sentidos… Y fue muy bonito, porque cuando uno colabora con un artista, como yo al menos lo concibo, no se trata de ir a reventar al otro, se trata de que se luzca en tu concierto. Porque ya que tú vas a hacer hora u hora y media de concierto, y el otro va a cantar una canción… pues que en esa canción pueda mostrar su sentimiento. Para mí, la música no es una competición, nadie es mejor ni peor. Pablo fue muy generoso conmigo y se lo agradeceré siempre. Me ha dicho que quiere un piano a cuatro manos para la próxima vez que actúe con él, y le he dicho que vale, a ver qué pasa (risas).
He visto que eres muy activa en tus redes sociales, donde compartes con tus seguidores fotos de actuaciones, de viajes… ¿qué papel juega en tu trabajo esta manera de comunicación?
Creo que mis redes sociales reflejan mi constancia y lealtad a la gente que me sigue. Soy súper leal en todos los sentidos. Para mí es un contacto continuo con mis seguidores, ver sus gustos reales… Pero en general estoy contenta con lo que me pasa.
¿Te has planteado en alguna ocasión grabar un disco o un DVD durante uno de tus conciertos, un disco en directo?
Sí, me encantaría. El siguiente disco no lo va a ser, ya tengo pensado cuál será, además no tardaré mucho en sacarlo. Pero a día de hoy no sé cuándo lo haré. Creo que mi fuerte son los directos.
¿Qué supuso para ti estar nominada a los Latin Grammy?
Me quedo con la acogida y con la presentación de un premio Grammy por bulerías con Miguel Bosé. Eso fue maravilloso, algo inesperado. Una está preparada para recibir cosas no tan positivas, y entonces, que de pronto te nominen de esa manera, a dos categorías, y una de ellas, la más importante de los premios, la de Mejor Álbum del Año… ¡Cosas que pasan una vez en la vida!
Tu imagen a la hora de actuar, así como tus espectáculos, no tiene nada que ver con la que se tiene por tradición de la gente que se dedica al flamenco, ¿es una forma intencionada de «modernizarlo» y hacer que llegue a más público, o simplemente es que María Toledo es así?
No es intencionado. Cuando algo es intencionado o maquinado, es estrategia; y se nota… Yo soy como me ves ahora mismo, y salgo al escenario como una chica del siglo XXI. Lo que no concibo es que uno sea más flamenco que otro porque lleve lunares o una bata de cola. Esto es como lo de ser buena persona, no lo eres porque te veamos que vienes bien arreglado. No, no tiene nada que ver con eso.
Flamenco y piano, un matrimonio inhabitual que has convertido en todo un referente en la música…
Para el flamenco no sé. Pero para mí… Los niños, los adolescentes, buscan referentes a los que parecerse, y a veces salen perfiles que hacen mucho daño. Con eso hay que tener mucho cuidado, y me gusta ser cuidadosa. Y que mi imagen, la gente que se quiera dedicar a la música la vean como «mira, ¡qué bien!, con trabajo se llega». Y que tenga esa ilusión y aspiración. Pero que no crea que esto es fácil, ¿sabes? No sé si seré referente, pero si es así, me da mucho gusto. También por mi manera de acercarme con mis redes sociales, con mis vídeos en directo, con no importarme si un día estoy más o menos arreglada… Me es indiferente. Hay que mostrarse tal cual uno es. Y así soy, natural.
Eres compositora de muchos de los temas que cantas, ¿cómo te sientes más a gusto, cantando o componiendo?
Cantando, yo soy más cantante. Lo que pasa es que me gusta componer, porque soy una persona muy sentimental, y muy de entregarme y dejarme el alma. Así puedo mostrar muchos sentimientos míos, pero también me gusta que me compongan. De hecho, mi próximo disco puede que no sea con canciones mías, no sé… Pero algún día haré uno con temas de mucha gente.
¿Y les has compuesto canciones a otros artistas?
Ahora le estoy componiendo una a Parrita, que me la ha pedido. Más gente me ha pedido canciones, pero no me veo componiendo mucho porque no tengo tiempo, y la verdad es que la mayoría de los temas que me gustan, me los quedo. Pero nunca se sabe. A lo mejor algún día me dedico a ello.
¿Y qué te inspira?
Me inspira el sentimiento, si lo he pasado mal me salen muchas cosas. Parece que le quieres tirar indirectas a esa persona que te ha hecho tanto daño, y luego te das cuenta que no es así, que a quien le tienes que tirar indirectas es a esa persona que te está haciendo feliz ahora. Pero bueno, son temporadas.
¿Con qué temas de otros creadores te sientes más identificada en el escenario?
Son desconocidos, pero me gusta mucho Juan Luis Ramírez Cayuela, por ejemplo. Me encanta cómo compone. Normalmente, como más a gusto me siento es cantando flamenco, que es lo que he hecho toda la vida. Pero soy una persona versátil, con capacidad de adaptación a lo que tenga que cantar. Te podría cantar hasta ópera, pero siempre llevándolo a mi punto flamenco, nunca lo perdería.
La Bohemia no sólo es un tema mítico de Aznavour, sino de la música en general. Pero en Nimes ofreciste en 2012 una versión que quedará en los anales de la música. ¿Cómo reaccionó el público francés ante tal demostración de arte?
Cuando uno va al extranjero tiene dos maneras de adaptarse, cantando un tema clave de su historia y haciendo la presentación en su idioma. Yo no sé hablar francés, pero me acuerdo de memoria que dije, « Bonsoir. Je ne sais pas parle français. Ce la premier fois que je vais chanter une chanson de Charles Aznavour, merci beaucoup». Y así siempre, como cuando estuve en Marruecos o en Israel. Por parte del público tuve mucha acogida, y no me extrañaría volver alguna vez porque me trató súper bien. Y cantar en francés o en el idioma que sea típico te acerca más a la gente, y lo ve como algo positivo.
María Toledo podría pasar perfectamente por su música por alguien nacida en Andalucía, ¿te halaga una afirmación como esta?
Para mí es un privilegio. Es una de las tierras que más apoya a mi música. La gente del sur es la leche, de verdad. Te lo digo como lo siento. Si me enamoro de alguien, será de Andalucía.
Para terminar, ¿cuáles son los proyectos que tienes en mente de cara al futuro de tu carrera musical?
De locura. Aprovecho los momentos para dormir, para comer… Tengo en mente una cosa, que no te la puedo contar, pero que si me saliese… ¡Sería la leche! Va a ser súper bonito, una experiencia nueva. Además, tengo muchos conciertos: el 27 de febrero, en Arroyomolinos (Madrid); 12 de marzo, en Cádiz; el 19 del mismo mes, en Arahal, junto a Parrita (Sevilla); el 15 de abril, en Granada; y el 17 de mayo, en Sevilla. Y también me meteré en el estudio para grabar mi nuevo disco. Va a ser por la estela flamenca.
Fotografías: Antonio Rojo (promocionales) / Patricia del Zapatero.