Está estrenando nuevo disco. Hace muy poco que nació Salto Horizontal y la acogida del público está siendo sumamente positiva. Maga ha pasado a un nivel de madurez que le permite concebir y difundir la música como lo está haciendo con este nuevo trabajo, conservando sus señas de identidad, pero con «un sonido actual y un envoltorio contemporáneo». Hemos estado con Miguel Rivera, vocalista y compositor de la banda. Y nos ha concedido una entrevista muy amena y edificante.
¿Qué acogida ha tenido Salto Horizontal, vuestro nuevo trabajo discográfico, en este corto periodo de tiempo que lleva en el mercado?
Yo diría que estamos abrumados por la acogida que está teniendo. Creo, modestia aparte, que el disco está muy bien. Le hemos puesto mucho trabajo detrás, tiene un año de curro a destajo, un nivel de exigencia muy alto. Entre otras cosas, el trabajo codo con codo con Ángel Luján ha sido una pieza fundamental en el desarrollo de este disco. Por esas razones, creo que ha quedado como soñábamos hace un año cuando comenzamos a trabajar en él. En el pasado he podido decir que estábamos satisfechos con un disco, pero nunca ha sido al nivel de este, siempre había una canción con la que no me quedaba totalmente satisfecho. Y las diez que conforman Salto Horizontal me parecen redondas. Es el disco que tenía que ser. Ten en cuenta que después de seis años sin sacar disco, no podíamos hacer cualquier cosa, tenía que ser algo que considerásemos brillante, que superase las expectativas de un trabajo de Maga, que renovara el sonido, que se viera la motivación y el espíritu renovado y luminoso que tenemos en este momento.
Han pasado seis años desde Satie contra Godzilla a Salto Horizontal, ¿por qué tanto tiempo?
Hay cierta actividad, hasta que en el 2014 o así, nos dimos cuenta de que no teníamos la energía para cumplir el ciclo de dos años de edición de disco, que era el que solíamos tener hasta ese momento. Estuvimos un tiempo dándole vueltas a la decisión de hacer oficial la separación, pero no teníamos consolidada la idea. Cuando ya lo tuvimos claro, lo comunicamos. La separación real ha sido de dos años. Es verdad que el último disco salió hace seis, pero digamos que el parón en el que Maga deja de tener actividad es de dos, hasta el año pasado en que anunciamos la vuelta.
Para su producción habéis contado con Ángel Luján (Vetusta Morla, Xoel López…), ¿cómo ha sido la experiencia?
El trabajar de la mano de Ángel fue casi al momento de tener bocetos. Durante el periodo este de barbecho que decidimos tomarnos, yo lo conocía porque trabajaba con Xoel López, tenía trabajos con Anni B Sweet, Vetusta Morla… Y cuando decidimos retomar el grupo se lo dije, «vamos a hacer esto, nos gustaría contar contigo, y tal». Él nos dijo que le parecía estupenda la idea, pero que nos ponía una condición y nos daba algo a cambio. Nos dijo, «dejad en mi mano actualizar el sonido del grupo», que era una de las cosas que queríamos al trabajar con un productor externo, conseguir que Maga sonara a un grupo del 2017. Y nos pidió que lo dejáramos de su parte, pero que nos olvidáramos de prejuicios sobre nosotros mismos, sobre cosas que son señas inequívocas de Maga, pero que habíamos dejado de hacer durante un tiempo en nuestra discografía: el uso de sinte, de bases electrónicas, melodías más luminosas, ritmos más bailongos, o juguetones, como me gusta decir. Y él dijo son válidos y vuestros». Fue un poco eso. Llevamos todo a un sonido nuevo, actual, y a un envoltorio contemporáneo. Y todo lo que esperábamos del sonido de Ángel se ha cumplido con creces. Ha sido duro, ha habido un nivel de exigencia brutal de nosotros mismos, y de él hacia nosotros. Hemos cuestionado cada cosa mil veces, les hemos dado la vuelta a las canciones otras tantas, a las estructuras, a las letras, a los arreglos, a todo. Pero ha sido para mejor, para optimizar el potencial que tenían las canciones. Al final ha quedado lo que tú ya conoces.
¿Cómo ha sido el proceso de composición de los temas del disco?
La temática que generalmente ha tratado Maga es el amor y, especialmente, el desamor; y, en esta ocasión, con el paso de los años, con la experiencia que uno va acumulando. Uno no se desenamora o sufre por amor con veinte años igual que con cuarenta. Parece que se toma las cosas con un poco más de ironía o se tiene otro enfoque. En este disco hay canciones que serán de desamor doloroso, pero hay otras, como ‘Juego’, que tienen un acercamiento al desamor de una manera optimista; es una cosa un poco friki (risas). Es como decir, «mira, esto se va a acabar, pero vamos a darle una última oportunidad. Vamos a hacer todo lo posible, hasta el punto de realizar proezas de naturaleza mágica, como hacer un salto horizontal o hacer un malabarismo sin manos». De hecho, de ahí tomamos el título del disco. Encierra una ironía, porque sabes que se va a terminar, pero quieres darle una vuelta de tuerca haciendo el payaso de alguna manera. Esto no lo hubiéramos hecho hace unos años, porque no habríamos tenido la capacidad de reírnos de nosotros mismos, de utilizar la ironía para hablar de una situación a priori triste. También hay canciones con diversas temáticas, que nunca habíamos tocado, como algunas que tienen un componente sureño y muchas imágenes. Por ejemplo, ‘Cuando nadie me escriba’ o ‘De plata’, que se refieren a lugares comunes, en los que hemos vivido en nuestra infancia, y que tienen que ver con el sur. Que hace ocho o diez años, cuando todo el mundo miraba hacia fuera o cuando todo el mundo quería ser como Radiohead, no se te hubiera ocurrido hacer por ejemplo una canción que hablara de Cádiz, o de macetas y azoteas. Y todo esto responde a una actitud de abandono de prejuicios, sobre nosotros mismos sobre todo. De decir ciertas cosas o de decirlo de cierta manera. Hay otros lugares donde la gente no tiene tantos complejos. Por ejemplo, en Cataluña, lo tiene mucho más aprendido. En el sur parece que nos ha costado más trabajo, o en nuestro caso en particular. Quizá porque nuestras influencias eran muy anglosajonas, más británicas que americanas, y llegó un momento en el que ese discurso se nos agotó, esa estética nos parecía ya un poco manida. Cuando hemos vuelto, hemos decidido abandonar todo eso, quitarnos tics del pasado y avanzar, explotando territorios que no habíamos explorado hasta la fecha, lírica y musicalmente. Sé que me has preguntado por las letras, me enrollo más que una persiana (risas), pero tiene todo que ver. No es sólo la letra, la música también se ha visto ceñida de ese tipo de pinceladas, aunque no son todas las canciones.
Elegisteis ‘Por las tardes en el frío de las tiendas’, ‘Báltico’ y ‘Cuando nadie me escriba’, como carta de presentación de Salto Horizontal, ¿qué tienen estas canciones?
No están escogidas al azar, por supuesto. ‘Por las tardes en el frío de las tiendas’ aglutina todos los elementos del sonido nuevo de Maga y lo característico que te explicaba antes de la primera etapa, como los sinte, las bases electrónicas, cierto tipo de melodías y ritmos… Con un envoltorio actualizado, moderno, contemporáneo, como lo quieras llamar. Pensamos que la primera canción tenía que presentar esa nueva intencionalidad. «Esto es lo que queremos hacer, estos son los Maga renovados, actualizados». Son 10 canciones con un amplio e importante abanico sonoro. No es un tipo sólo lo que hay en Salto Horizontal. ‘Báltico’ es una canción que establece un puente entre los Maga de ahora y los de los orígenes, porque tiene como ese punto épico, con ese ritmo machacón que puede recordar a canciones del pasado, como ‘Diecinueve’ o ‘Piedraluna’, que tienen ese tipo de elementos. Queríamos que fuera el segundo adelanto, para que la gente viera que no renunciábamos a ciertas cosas, que consideramos valiosas, de nuestro legado. Y como tercera canción está ‘Cuando nadie me escriba’. Es esta que te digo que tiene un aire sureño; es una de las más maduras del disco en cuanto a composición, música y lírica. Tiene un punto de madurez que también queríamos presentar. Tenemos esas tres cartas, tres tipos de colores en esta paleta de diez canciones.
En ‘Por las tardes en el frío de las tiendas’ contáis con la colaboración de Anni B Sweet, y también con Zahara en otro tema, ¿cómo surgen estas colaboraciones?
Queríamos contar con elementos que redundaran en esa luminosidad, y voces que le dieran ese colorcillo. Pensamos en ellas dos porque hace tiempo que somos amigos, pero a partir de la celebración de los 15 años de Maga, ellas estuvieron allí, y se estableció una amistad muy sincera entre nosotros. Inmediatamente nos dijeron que sí, vinieron al estudio, y al instante nos dimos cuenta de que eso iba a funcionar. Por ejemplo, en la canción ‘Por las tardes en el frío de las tiendas’, cuando la voz de Ana entra en el estribillo, se ilumina la canción. Si ya es juguetona y brillante, es como un chorro de luz de repente, es como una primavera, como muchas flores abriéndose, como un día soleado…
Cuando vemos el disco por primera vez, captan sobremanera nuestra atención tanto su portada como su diseño interior, ¿cómo ha sido el artwork?
Para nosotros el diseño siempre ha sido muy importante en los discos, especialmente en la primera etapa de Maga. Los dos EPs y los tres primeros LPs tenían un diseño muy cuidado, porque para nosotros era una pieza fundamental, era el continente y el contenido. El diseño tenía que acompañar a lo que contenía el disco. Con este queríamos recuperar un trabajo gráfico dedicado, y hecho a conciencia para las canciones, no tomar algo realizado anteriormente y aplicarlo. Hablamos con Francisco Lemos, un ilustrador argentino, cuya obra conocíamos a través de un amigo. Nos gusta porque trabaja con un imaginario que tiene mucho que ver con nosotros, quizás porque haya bebido de las mismas fuentes literarias, como el realismo mágico. Tiene una manera de hacer híbridos entre personas y animales, que nos parecen muy interesantes, crea unos mundos de fantasía con tan sólo cuatro trazos. Quedamos con él, le enseñamos el disco, le pedimos que hiciera lo que quisiera, lo que le inspirasen las canciones. Y empezó a enseñarnos una ilustración por canción; cada cual nos gustó más. Creo que él consiguió captar todas las metáforas visuales que solemos utilizar, que proliferan en las letras de Maga, y las llevó a su terreno, a su manera de interpretar la realidad. Fue como una magia envuelta de otra magia. Yo estoy muy contento con el diseño. También he cumplido un sueño de pequeño, que es tener un libreto con una ilustración por cada canción. En el pasado, por una cuestión de presupuesto no nos lo podíamos permitir. Pero aquí hemos decidimos hacerlo, la compañía no nos puso ningún impedimento, y así ha salido.
Santi Balmes ha dicho de vosotros: “Lo de Maga es como bailar poesía. Azul, con destellos dorados”; y Virginia Díaz (Radio 3), ha comentado de vuestro disco: “Es emocionalmente maravilloso, te hace seguir creyendo en la música como única salvadora”. Cuando compañeros y profesionales dicen estas cosas sobre vosotros y vuestro trabajo, ¿qué sientes?
Te sientes muy halagado porque viniendo de gente como Santi Balmes, que para mí es el mejor letrista que hay ahora mismo en España, o si no de los mejores, te sientes como, ¡ostras!, agradecido y alagado. Que alguien de ese nivel pueda comentar algo tan bonito sobre tu música es muy importante. Encima, cuando tú estás contento y orgulloso con tu trabajo, y lo ves refrendado en las palabras de otra persona, dices,»¡Qué guay! Mi intuición no me fallaba». Te sientes muy satisfecho.
¿Y qué crees que ha aportado Maga al panorama musical para recibir tanto cariño y admiración?
Creo que la gente nos considera un grupo honesto, llevamos mucho tiempo tocando y, evidentemente, hemos creado un universo, como cualquier banda que lleve tanto tiempo haciendo cosas y explorando. Hay grupos que se dedican a repetir fórmulas y ya está, y la gente siempre se remitirá al primer disco. Pero nosotros siempre hemos intentando darle una vuelta de tuerca al sonido del grupo, a veces de manera más acertada, y otras más errática. Somos un grupo que tiene el cariño de los compañeros, de los medios, del público, y es algo que nunca dejaremos de agradecer, porque son nuestro alimento, al fin y al cabo.
Publicasteis vuestro primer trabajo en 2002, ¿en qué momento os encontráis ahora, internamente? ¿Se han cumplido vuestras metas o seguís estableciendo otras?
Nos encontramos en un momento parecido en algunos aspectos al de los comienzos, en cuanto a ilusión y excitación por lo que viene. Cuando empiezas un proyecto nuevo, no sabes qué te deparará el futuro, y estás muy contento y motivado. Nos sentimos así, pero con el bagaje de los años. Ya sabemos cómo funciona la industria. Hay altibajos, cosas que a veces funcionan bien, y otras no tanto. Es un momento dulce. Estamos muy motivados, con la energía de los comienzos, porque estamos tan contentos con este trabajo y tenemos tantas ganas de presentarlo en directo, que no nos cabe otra. Es una sensación verdadera. En otras ocasiones no estaba tan satisfecho con el resultado del disco, pero lo hemos sacado y lo hemos girado. Pero con ‘Salto Horizontal’ estoy muy ilusionado.
En enero vivisteis un momento especial para vosotros. Celebrasteis los 15 años de Maga con un concierto en el Teatro Central (Sevilla), rodeados de amigos y haciendo sold out, ¿cómo lo vivisteis?
Con mucha emoción, porque era una prueba fehaciente de que nuestro público no se había olvidado de Maga, ni nuestros compañeros de profesión. Al final se terminó convirtiendo en un tributo que ellos nos rendían a nosotros. Vino un montón de colaboradores, que demostraron tener un cariño a las canciones y a los propios miembros del grupo, que no esperábamos, y fue muy emocionante. De hecho, eso alimentó un poco el amor propio de la banda para recuperar fe y confianza en nosotros mismos. Es curioso porque parecía que iba a ser algo pasajero y circunstancial, y terminamos con las pilas cargadas y llenos de ilusión.
Este mes, el 17 de marzo, concretamente, comenzáis nueva gira en Córdoba, ¿cómo la estáis preparando?
Estos días estamos en el local de ensayo a destajo. Es un disco que entraña mucha complejidad, tiene muchos elementos electrónicos, mucho teclado, que ahí César, el teclista, está haciendo encaje de bolillos, y aunque lo está consiguiendo, tiene un reto personal importante. Los temas están empezando a sonar muy bien, y de aquí al 17, cuando será el estreno, estaremos en plena forma, seguro. Pero ya te digo, con mucha ilusión estamos enfrentando los ensayos.
Esta año vamos a disfrutar mucho de Maga porque además estaréis en varios festivales, como Interestelar Sevilla y su Picnic, Les Arts (Valencia), Sansan… ¿qué opinión tenéis sobre este formato?
Se ha convertido en un circuito. Hace unos años había tres festivales, y ahora hay mogollón. Para nosotros es una bendición poder tocar en festivales, perpetúa el trabajo de cierta manera. Y el nivel de exposición que tiene el grupo es mayor. También entraña las dificultades de tener menos tiempo, no ser tuya la infraestructura, tener que adaptarte a lo que hay allí, y no poder hacer el desarrollo de un concierto propio; es un poco sota, caballo y rey. Pero también hace que desarrolles esa vertiente. Se tiene, por así decirlo, la vertiente íntima del grupo en la gira propia y la eficiente de un festival. Se disfrutan las dos por igual. Son como las dos partes de un mismo pastel.
Ahora estás presentando Salto Horizontal por varias tiendas Fnac, donde además del contacto con el público a través de la firma de discos hay un mini concierto en acústico. Son importantes iniciativas como estas, ¿no?
Es una manera de dar un aperitivo de las canciones al público más fiel; un regalito para esas personas que se acaban de comprar el disco, poder charlar contigo unos minutos, firmarles el disco, enseñarles las canciones al desnudo. Lo veo como una carta de presentación antes de tocar las canciones en eléctrico, que es lo que realmente queremos hacer y lo que le gusta al público.
¿Cómo estáis viendo en este momento el panorama musical?
Te puedo nombrar grupos españoles actuales que me gustan. Full me parece muy interesante, y no es porque sea de la misma oficina. Creo que con este segundo disco ha cogido una forma muy potente, que va a dar mucho que hablar. También me gusta mucho el disco que acaba de publicar Rufus T. Firefly, Havalina. Es un grupo veterano, ha sacado un trabajo muy interesante. Tengo muchas ganas de escuchar el disco de Niños Mutantes, del que he oído un par de adelantos y me gustan mogollón. Estoy explorando tímidamente, por primera vez en mi vida, porque lo he escuchado de manera casual y me ha gustado (es de hip hop), Elphomega, que es un rapero malagueño. Me ha cautivado porque es un poeta. Ignorante de mí, siempre había creído que el rap tenía como un componente macarra, underground impostado, que no tenía mucho que ver conmigo. Y gente como él me ha quitado ese prejuicio. A mí siempre me gusta beber de fuentes diferentes, y de repente un estilo o un género que no he practicado, lo descubro. Eso deja una semillita de alguna manera. Evidentemente, no voy a poder hacer hip hop, pero sí habrá cosas que me podrán servir de influencia.
Se están dando unas bandas emergentes, como Oh my cat, que están despuntando, y medios como Mondosonoro las catalogan como «las nuevas bandas emergentes sevillanas», y luego como «la nueva Movida», ¿crees que ahora mismo en España se podría producir una nueva Movida?
Sí, y seguramente sea más interesante que la de los ’80. Es decir, creo que hay muchos grupos interesantes ahora mismo, por ejemplo Viva Suecia, que el otro día escuchaba que acababa de sacar su segundo disco. Son grupos de muchísima calidad. La media de calidad de grupos actuales es mayor que la de los ’80, eso está claro. Los ’80 tenían otros componentes que iban más allá de lo meramente musical, había una actitud, unas circunstancias históricas, y también un todo vale, que por eso los grupos que han perdurado han sido los que tenían calidad, mientras que otros aparecieron como meros experimentos estéticos. A mí me encanta la música española de los ’80, soy ultra forofo, pero reconozco que hubo mucho más de actitud y de estética y de contenido político que de calidad artística. Y ahora creo que hay mucha calidad en los grupos nuevos, los que tienen uno o dos discos. Por no mencionar la calidad de la profesionalidad, tocan mejor que cuando nosotros empezamos. Hay un nivel de profesionalización muy interesante. Se puede empezar a decir que hay una tradición de grupo indie español. Hace 15 años, era todo beber de la fuente de Inglaterra o de Estados Unidos para intentar imitar con los medios que teníamos. Y quizás, Maga sea uno de esos grupos que lo ha alimentado. Ahora salen otros que tienen referentes españoles, y aunque no se parezcan a ninguno de nosotros, claramente te hace sentir cómodo el hecho de ver que en tu país lleves viendo 15 años grupos de ese género.
Fotografías: Macarena G. Misa