Cuando se habla con Huecco se comprueba que se trata de un artista que ama la música, pero no solo como profesión, sino de una manera también vocacional. En su caso, incluso, se produce el hecho de que su trabajo trasciende el espectáculo, al llevarlo a un ámbito social y humanitario. Huecco es artista, cantante, profesional… pero, sobre todo, persona.
Hay una pregunta un poco obligatoria, y que te habrán hecho en todas tus últimas entrevistas. Se trata de tu cambio físico, ¿qué influencia crees que tiene la imagen para un cantante a la hora de exponerse al público?
Creo que todos los cantantes deberían cuidar su imagen, porque al final viven de eso. Pero no deberían cuidarse solo por la imagen en sí, sino por estar ellos bien por temas de salud, que es por lo que yo lo hice. Para estar más conectado, sentirme más cómodo, más ágil mentalmente… Que luego repercute en que tienes una imagen pública, y que sales mejor en las fotos, bien. Pero eso es lo segundo, lo primero es estar bien.
¿Qué evolución, tanto personal como profesional, has tenido desde tus inicios en 2006 hasta ahora?
Personal mucha, tuve hasta una hija durante el proceso, así que imagínate (risas). Y profesional, mucha también. En 2006 aparecimos en el mercado con «la guerrera», que fue un boom de discotecas, y el reto era mantenerse luego. Entonces, el hecho de que tú y yo estemos aquí hablando diez años después es una muy buena señal. Yo estoy muy contento, sobre todo de habernos mantenido. Porque en la música, un pelotazo, no te voy a decir que lo tenga todo el mundo, pero no es tan difícil tener una canción que le guste mucho a la gente. Pero tener tres o cuatro en diez años, eso ya es más difícil.
¿Ha sido difícil mantenerte?
No ha sido difícil, ha sido más un reto. El primer disco fue «la guerrera»; el segundo, ‘Reina de los angelotes’; y ‘Mirando el cielo’, que lo conoce también mucha gente; luego fue ‘Se acabaron las lágrimas’, la canción contra la violencia de género, que fue Disco de Platino, ‘Dame vida’, que fue Disco de Oro digital. Disco tras disco hemos estado prácticamente ahí. Estoy muy orgulloso, el balance es muy positivo.
¿Dónde has estado desde el 2013, en que publicaste la reedición de Dame Vida?
He estado haciendo muchas cosas. Reedité Dame Vida en 2013, pero desde 2011 no salía disco nuevo. Estuvimos con la gira de Dame Vida durante cuatro años, hemos estado hasta casi el año pasado tocando. En 2014 y 2015 estuvimos muy centrados en la labor de la fundación, porque me quería centrar más durante un par de años en las labores que se llevan a cabo en ella, porque hasta entonces había sido todo una locura y no había tenido tiempo suficiente para ello. A la misma vez, hemos seguido desarrollando mi línea de productos como es el aceite de oliva extra o las mermeladas, que se venden en la web. Todo eso es muy bonito y muy fácil verlo ahora, pero hasta llegar a eso… Unas calidades, unos diseños… Hay que estar detrás de todo ello. A la misma vez, he estado escribiendo temas para el disco Lobbo, y estos dos últimos años, grabándolo con mucha calma y mucho tiempo.
Quería preguntarte precisamente por la Fundación Vida, ¿cómo surge todo esto?
Yo ya hacía acciones benéficas, pero quería canalizarlas a través de una fundación propia. De repente ayudaba a una asociación de mujeres maltratadas, y luchaba yo solo como persona, luego hacía otra cosa a los dos años… Estaba como desordenado, entonces hice la fundación para canalizar todo lo que fueran acciones benéficas de Huecco. Y mucho mejor, ahora todo tiene un sentido, un recorrido, un camino. Así, por resumirte, es una fundación pequeña, estamos colaborando con algunos orfanatos de Haití, y con algunas causas en España. Al ser tan pequeños, nuestros focos son esos.
Pero son focos bastante importantes…
Sí, sí, no son poca cosa.
Además de la fundación, te caracterizas por estar preocupado por causas sociales, como con la donación que hiciste de lo conseguido por los royalties de ‘Dame Vida’, que fueron para la Fundación Mujeres, o por estar comprometido en distintos ámbitos de la sociedad, he leído que comes comida ecológica… ¿qué importancia crees que tenéis los artistas a la hora de exponer un ideal a la gente que os sigue?
Al final, los artistas, los deportistas, los periodistas, o incluso los políticos, somos referencia para mucha gente. Al ser seguidos por tantas personas, muchos somos modelos de vida. La gente se siente reflejada en ese político al que admira, o en ese cantante al que aprecia, o en su futbolista favorito. En mi época había muchos niños que se dejaban rastas como Huecco. Supongo que ahora se pondrán lentillas como Lobbo (risas). No, es broma (risas). Somos referentes, y pienso que tenemos mucha responsabilidad, por eso verás que en mis canciones no hay referencia a las drogas, porque para empezar, nunca me he drogado, pero sobre todo porque no quiero hacer mensajes confusos. Suficientes problemas tienen los jóvenes, como para que los confundas. Con respeto a todo el que lo haga, que tengo compañeros de profesión que sí lo hacen, pero no es mi caso. No es que sea mejor ni peor, simplemente es una decisión personal. Somos referencia, entonces tienes que tener cuidado con lo que dices, con lo que haces, porque va a haber muchos jóvenes que te copien. Yo creo que es muy importante lo que comes, porque mucha gente abrirá el disco y te verá más fit, más de gimnasio, y dirá, «¿y este qué come? Pues yo quiero comer como él». Investigará y verá qué dieta y cuánto ejercicio haces. Sí que es importante.
¿Qué hay en este nuevo trabajo distinto a lo mostrado en los anteriores?
Muchos estilos musicales, en este hemos ampliado el rango todavía más, que ya era difícil (risas). Pero en este hay estilos más extremos. Hay un homenaje al metal, en la canción ‘Nosotros tenemos el hardcore’, otro al punk-rock más deliberado en ‘Tecolotes’ slam’, hay baladas, totalmente baladas, como ‘Jardín de rosas’, hay canciones de raggamuffin con mezclas con hip-hop, como ‘My skinny flacca’, hay un homenaje al motown, que según escucharas los metales dijeras, «parece que va a entrar Amy Winehouse». Hemos ampliado mucho el rango, y creo que la novedad de este disco es esa, la paleta de colores tan enorme con la que hemos pintado este disco. Me negaba a que fuera un disco aburrido, y quería que fuera un viaje. Te puede gustar más o no gustarte, ese es otro debate, pero aburrirte, no te vas a aburrir escuchando este disco. Eso está asegurado.
Has dicho antes que han sido dos años de grabación, ¿cómo han sido tanto el proceso de crear las canciones como la producción?
Este es el primer disco que yo produzco. En los anteriores me había ayudado un productor de Estados Unidos, Thom Russo. Pero este es el primer álbum con el que me lanzo a la producción, y era algo de lo que tenía ganas, porque es un reto importante. Por muy buenas que sean las canciones, las puedes estropear en una mala producción. De repente ecualizas mal, haces mal las panorámicas o lo haces todo muy monótono, y te lo puedes cargar. Yo sabía dónde me estaba metiendo, en los otros discos tenía una parte muy activa de producción. En este nos hemos centrado en que sonara como un cañón, como el resto, pero sí que me he involucrado más.
¿Cómo ha sido la experiencia de autoproducirte?
Fantástica, muy divertida. Me lo he tomado con más pausa. Los demás discos los grabé en tres meses en Los Ángeles, que era un poco más deprisa, aquí te pillo aquí te mato, y más vale que estuvieras inspirado durante ese tiempo, porque no hay más. Y aquí lo que iba haciendo era escribir una canción y grabarla. Luego la remataba a nivel sonido, y ya tenía una canción, ahora otra. Algunas se han grabado en mi estudio de Extremadura, otras en el de Madrid, otras en el de La Rioja, el piano de ‘Jardín de rosas’, en Dublín, otra canción en Colima, México, en la costa del Pacífico, se ha mezclado en Los Ángeles… Al final es un disco con un proceso de creación muy variado.
El tema presentación del disco es ‘Lobbo’, ¿por qué decidiste que fuera este?
Era el que mejor representaba todo el disco y la nueva imagen. A lo mejor si llego a salir con ‘Deprisa’, que quizás sea el segundo single, la gente no lo identificaba. Se trataba de hacer una historia, no de un single bailable, sino de hacer una historia entorno a esa canción y al nuevo lanzamiento, y se nos ocurrió hacerlo a modo de película. Eso no hubiera valido para otro tema, solo podía ser ‘Lobbo’, sí o sí.
«Rumbia» es un estilo musical que has creado, ¿qué sonidos te influencian para crear tu música? ¿cómo nació este estilo tan peculiar?
Un día descubrí que el ritmo de la cumbia casaba perfectamente con las palmas flamencas, y dije, «si cuadran unas palmas de rumba y es cumbia… ¿cómo lo puedo llamar? Pues rumbia» (risas). Fue un poco investigando. La gente quizás piensa que es fácil mezclar estilos, bueno, eso es fácil. Hacer canciones que mezclen estilos, ya no es tan fácil. Puedes hacer una canción de diez minutos por donde pasas por veinte estilos, pero que eso sea una canción que entre en la radio, que sea bailable… Eso es más complicado y requiere de mucha investigación. No me canso de decirlo en las entrevistas, no aprietas un botón y se te mezclan cuatro estilos. Todas las canciones de este disco las podía haber llevado a un estilo o a otro, y cuando está elegido ese estilo, hago pruebas. Pensé, «¿cómo sonaría ‘Jardín de rosas’ en rumba?», y lo toco en rumba, pero en balada suena mejor, y lo dejo así. También ‘My skinny flacca’, «esto es muy hip-hop. Quítale esa base y tócala más estilo bolero, a ver cómo funciona… Pero no funciona, no me cuadra». Cada canción lleva un trabajo descomunal de investigación de estilos, y al final se queda ese porque considero que le va mejor al tema. Y así con todas las canciones.
En un momento en el que vivimos tanta crispación, ya sea política, social, cultural…, ¿qué papel crees que juega la música en general, por un lado, y la de Huecco en especial, por otro? ¿Cómo nos ayuda?
Mi música posee un mensaje muy positivo. Yo, con tal de que ayude a la gente a levantarse cada mañana, a que tenga el espíritu arriba, me conformo, he cumplido mi misión. Creo que la música debe servir para hacerte sentir, y si ese sentir es un mensaje positivo, mejor. Y la música en general creo que es una catarsis tremenda. Porque quién no escucha música para quitarse un problema. Se dice que quien canta, su mal espanta, y esto es así. Todo el mundo se termina agarrando a una canción, no conozco a nadie que no se agarre a una canción en algún momento de su vida. Incluso gente que dice, «yo no escucho música», pues seguro que en algún momento de su vida, escuchará una canción, y esos recuerdos se quedarán guardados para siempre. Le hará recordar que se enamoró de una chica escuchando esa canción, o que justo nació su hijo cuando sonaba esa canción… La música siempre va pegada a los recuerdos de la gente, entonces es algo fundamental para nuestra sociedad.
A propósito del dicho «quien canta, su mal espanta», ¿cuándo compone mejor Huecco, cuando está triste o cuando está contento?
De las dos formas, cuando siento. Esto yo no lo elijo, es una cosa rara. A mí me hacen gracia muchos artistas que dicen, «voy a grabar un disco y me voy tres meses a Cancún y allí me inspiro». ¡Pues qué suerte tienes! Justo en el momento donde tú decides grabar un disco y escribir, te inspiras. Eliges, aprietas un botón, como si la música fuera matemática, sale la inspiración y sacas veinte canciones. Me gustaría ser así, pero no me pasa eso. Lo que hago es grabar en el móvil todas las ideas, porque la inspiración me viene en cualquier momento. Me acuerdo que la inspiración para una de las canciones del último disco me vino bajando un parking. Estaba en mitad del parking, los coches pitando, y yo o grababa esa idea o se me iba. Y efectivamente, esa idea queda, y luego la desarrollas, porque si es buena, luego la retomas con fuerza. Si algo me ha hecho sentir, una mirada, un gesto, un viaje, una comida, un buen café… Si sale de algo que te gusta, de ahí salen canciones seguro. Pero no es automático, no aprietas un botón y sale ese día. Como la canción ‘Idiota’, que la hice desde el infierno total del dejado, porque todos hemos pasado por eso. Fue además un regalo de cumpleaños (risas). Ese momento fue bestial, porque es una canción muy irónica todo el rato, «toma un regalo de cumpleaños», «¡Oh, no! No tenías que haberte molestado!», desde la arrogancia habitual del que deja. Esa soberbia de «no me lo merezco». Y en esta canción empiezan a caer una bomba tras otra, y la chica llorando, pero más había llorado yo, que me había dejado. «Estamos en empate» (risas). A lo mejor esperaba la típica canción de «cariño cuánto te quiero».
La pregunta iba más por el lado del tópico que hay de «es que cuando te dejan o cuando estás triste te viene más la inspiración…».
No, es que también hay que inspirarse en positivo para hacer temas como ‘Dame vida’, es una canción muy completa, y hay que acabarlo bien, y ‘Lobbo’, igual. No estoy de acuerdo en que tengas que ser el dejado, como nunca he estado de acuerdo en sexo, drogas y rock and roll, «no es que hay que ponerse hasta arriba, porque te salen mejor las ideas…». Pues no, yo pienso que Kurt Cobain y Jimmy Hendrix hubiesen sido igual de buenos si no se hubieran metido nada, y hubieran durado más.
Te voy a leer unos datos que me han llamado mucho la atención: 300 conciertos, un millón de espectadores, a lo largo de 6 años y que abarca 3 giras, eso es vocación, ¿no?
(Risas). Eso es un fantástico martirio (risas). Si me dices, «vas a hacer esto en diez años», te digo «¡Imposible! No sé si seré capaz». Pero luego, a toro pasado, no notas que haya pasado eso. Me gusta tanto esta profesión y me siento tan agradecido a la vida por llevar diez años como Huecco…, pero llevaba otros diez como músico en un grupo de rock. Al final son veinte años en la música, donde me he ganado un respeto, vivo bien, doy trabajo a un equipo que está a mi alrededor, puedo ayudar con acciones benéficas, al final no me puedo quejar, la verdad. Somos unos privilegiados, y estoy encantado de que vengan otros diez como estos.
Los conciertos que te comento los diste por Alemania, Portugal, Suiza, Palestina… ¿cómo se llega a nacionalidades y culturas tan distintas?
A través de la música. En Alemania no tienen ni idea de castellano, y la canción ‘Dame vida’ fue nº 10 en la radio, y ‘Reina de los angelotes’, nº 5. Eso creo que es por la actitud tuya cantando, lo que transmitas con la voz, pero sobre todo por el estilo musical. Llegamos a Palestina, a la plaza de Belén, y allí con un montón de árabes, canté ‘Se acabaron las lágrimas´, y la gente se vino arriba, y no cantó el estribillo porque no se lo sabía, pero tocaba las palmas, saltaba… En los países latinos es más lógico, porque se entiende el idioma. Yo creo que la música es el idioma universal. Es un topicazo, pero es verdad. El secreto está en que musicalmente llegas a otras culturas, no con el idioma, pero sí con la música.
¿Y cómo te decidiste a ir a estos países?
No es algo que planees tú por tu cuenta. Simplemente van saliendo conciertos, oportunidades de viajar, y vas. Luego, todo allí es una experiencia que enriquece mucho como músico.
Y para concluir, una pregunta por la que tengo mucha curiosidad, ¿por qué ese afán por multiplicar las consonantes? Supongo que no seré la primera persona que te lo pregunte…
No, no (risas). La vida es doble o nada. Tienes que ir a doblar, a restar, nunca. Es verdad que me gusta multiplicar las letras, incluso en un tema del disco, ‘My skinny flacca’, están todas las letras dobladas. Ya, cuando saque un nuevo disco y veáis algo con dobles letras, diréis, «¿estará Huecco detrás de esto?».
Fotografías: Patricia del Zapatero.