Justamente hace un año, Musiqueando se reunía con Guillermo Alvah, junto a Carlos Abad, con motivo de la promoción que ambos realizarían posteriormente en Sala X. Hoy, y con ocasión del concierto de esta noche en la Sala Malandar, Guillermo Alvah nos ha atendido con la humildad que le caracteriza. Tras dos discos publicados, ‘Guillermo Alvah y los Predicadores’ y ‘El furor de las rosas’, podemos ver cómo el grupo presenta una madura evolución musical desde su primer álbum homónimo en 2013. Guillermo Alvah y los Predicadores, integrado por el mismo Guillermo Alvah (voz y guitarra), ‘Rojo’ Rodríguez (batería), Curro Molero (bajo), Fran Rosado (teclados) y Suso Díaz (guitarra), se ha encontrado inmerso este año en la producción de su último trabajo, ‘El furor de las rosas’, del que los lectores podrán escuchar un adelanto en https://guillermoalvahylospredicadores.bandcamp.com/
Hace justo un año desde que Musiqueando te entrevistara junto a Carlos Abad. ¿Qué novedades nos puedes que aportar desde entonces?
Hemos estado preparando el nuevo disco, grabándolo, editándolo… Y bueno, todo enfocado a ‘El furor de las rosas’ que es nuestro nuevo álbum. Ese sería el cambio más global. También, en el ámbito interno del grupo, podemos decir que tenemos nuevo guitarrista solista, Suso Díaz.
Ahora que lo mencionas, efectivamente, él ha sido la nueva incorporación predicadora. ¿Cómo ha surgido tocar con él y qué cosas os está aportando?
Suso, aparte de ser un tío genial, es un guitarrista cojonudo. Fue algo que surgió de forma muy natural. Teníamos cierta relación personal, conocía también a Rojo, nuestro batería. Y cuando surgió que Scott se iba, apareció él entre los nombres, le dijimos que viniera y se quedó. Lleva 3 meses con nosotros pero es como si fueran 3 años, ha tenido un proceso de adaptación increíblemente rápido.
¿Qué hay de Guillermo Alvah en los Predicadores, aparte del nombre de la banda, y viceversa?
La principal diferencia es que yo sin ellos era un simple cantante en solitario de folk, y ahora somos una banda de rock and roll, dando posibilidad de hacer una música en eléctrico. Partiendo de la base de que las canciones las llevo yo todas, es verdad que ellos tienen una parte creativa importante. Por ejemplo, la de los teclados en este disco es vital. El trabajo de Fran es estupendo y su forma de entender el rock, el pop o lo que sea, es algo que él nos añade de manera personal. Y a mí me gusta hacer las cosas así: tú traes tu estilo y entra en la campana grande, que son mis canciones y mi estilo. Yo pongo la mesa, pero cada uno de ellos pone lo que trae de casa.
Y en mi vida personal, es mi 80-90% de ocupación. Es a lo que dedico todo mi tiempo activo, nos vemos 3 veces a la semana, tocamos mucho juntos… es un estilo de vida que podría firmar.
Sabemos que el título del disco es de un poema de Pere Gimferrer, ¿pero qué influencias tiene Guillermo Alvah en el grupo a la hora de componer y qué hay de autobiográfico en las canciones? ¿De verdad quiso comprarse un Cadillac, existieron Nando y Laura…?
Respecto al título del disco, Pere es un poeta que me encanta, y era un verso que lo tenía siempre escrito en todos los folios, los reversos… como para que no se me olvidara. Entonces, cuando entró ese verso en ‘Ahora’, una de las canciones de nuestro disco, me pareció una forma muy metafórica y bonita de redondear conceptualmente el disco.
En cuanto a las influencias, no tengo ninguna obsesión por la pluma. En nuestro primer disco es verdad que hay más texto, que se cuentan historias, y muchas de las primeras canciones estaban escritas bastante antes de tener música, determinándome mucho a la hora de trabajar. En este segundo disco, la cosa ha sido más de primer impacto, de tener la guitarra colgada e ir canturreando. Hay unas cuantas canciones que sí es verdad que eran textos antes de nada: ‘Mi viejo amor’, ‘Prefieres correr’, ‘A nuestros pies’…
¿No has echado de menos esta faceta en el último disco?
A mí me salen las cosas de una forma muy natural, salgan como salgan, y si estoy contento con ellas, se quedan. Es verdad que ahora no estoy en un momento en el que me esté sentando a escribir porque me cuesta trabajo meterme en un nivel de concentración que me dé la oportunidad de sacar un texto chulo. Me siento más cómodo con estar fregando y que me salgan un par de frases chulas e ir corriendo a grabarlas, y trabajarlas. Me gusta más esa chispa que el trabajo de cuaderno. Yo ahora noto una cosa, y es que hay veces que encontrar el momento o el tiempo para simplemente componer a gusto es muy complicado. Ahora mismo estoy en una necesidad de silencio para que la cosa fluya.
Y la segunda parte de la pregunta anterior en cuanto a lo que hay de autobiográfico en los temas….
Ah, bueno, como decía Nacho Vega: “esta es la más autobiográfica de mis canciones no autobiográficas». No sé si hay que decir si las canciones son ciertas o no. Por ejemplo, ‘Cadillac’ es una canción que al igual que sé que a ti te gusta, a mucha gente le encanta y aceptan esa verdad parcial y yo la acepto también.
Esta pregunta va un poco por lo que has dicho anteriormente de que el primer disco eran prácticamente historias, entonces no es que sean autobiográficas pero sí se tendería a pensar que tienen medias verdades
Yo creo que todas las canciones buenas o más o menos buenas tienen que tener verdades o medias verdades. Este disco último es más sincero que el otro (risas). Pero, por ejemplo, el tema de las historias, creo que está guay. Es como escribir un capítulo de algo. Y al final vas a quedarte con la historia.Incluso Fran para este disco me dijo: ‘tío, no has metido ninguna historia’.
Bueno, quizás ‘Mona’…
Claro, realmente, historias sí que hay, pero no están contadas de la misma manera. Aquí son más escenas. Son escenas sencillas.
Es curioso que el título de la canción sea ‘Mona’, que es más bien un apelativo cariñoso…
Una amiga mía me comentó lo mismo. Me dijo: ‘a mí el rollo ese así de machito’… y le dije que no era un mona de ‘eh, mona, qué tía más mona’. Sino como nombre propio. Y ella me dijo que eso no se entendía. A lo que le respondí que a mí qué más me daba (risas). En esa época fue cuando yo empecé a cantar ‘Atrapado por el blues de Memphis’, de Kiko Veneno, que tiene a una Mona dentro de la letra. Es una canción también muy Springsteen por momentos, muy rollo ‘The Promise’, que tiene su estilo soul. No sé, yo empecé a escribirla y ahí sí que no me lo pensé y casi las cuatro estrofas salieron del tirón. El estribillo ya me costó más, cuatro años, de hecho.
Hace poco, Musiqueando estuvo con Quique González, y nos dijo esta frase: “El poder curativo de las canciones lo tiene tanto en el que las oye como en el que las escribe”.
Con respecto a lo que dice Quique González, creo que es más para el que las oye. Cuando escribes una canción y la mueves, luego te desconectas, aunque la recuperes en los conciertos. Pero vas a tener esa etapa en la que compones y tienes una atmósfera creada de ‘mira qué guay lo que he hecho’ pero que luego se termina. Y pasas a otra cosa. Yo mis canciones, por ejemplo, no las escribo para transmitir algo en concreto. Inconscientemente querré transmitir las sensaciones o el color, el olor… de algo que me ha llevado a escribir eso. Es darle un puente a determinadas sensaciones que me ayudaron a escribir una canción. En ‘Mona’ ocurre eso. Lo que quiero transmitir, aunque sea de forma inconsciente es eso, el estar pillado por alguien en un contexto. Es verdad que cuando la canto, el ambiente cambia, puedo olerlo por momentos. Al final todo es compartir, cuando alguien escribe, se lanza al espacio y lo comparte con el mundo.
Desde mi punto de vista, veo muchos cambios entre ambos discos. El primero es más un ‘amor fúnebre’, por denominarlo de alguna manera, y este es del tipo ‘con el pecho al descubierto y el valor de quien no se equivoca’, como dices en ‘Mi boca’, muy aquí estoy yo.
Estoy de acuerdo con lo que comentas. Pero ya te digo, son etapas. Y un primer disco siempre es un primer disco. A mí me gusta hacer comparaciones futbolísticas, entonces imagínate cómo tiene que ser para un chaval su primer partido en Primera División. No será su mejor partido, pero bueno, yo quedé bastante contento con él. Cumplió su función y hay mucha gente que lo disfruta. ‘El furor de las rosas’, por circunstancias, ha quedado más luminoso, no tienes que prestarle tanta atención…
Es cierto que están muy bien hiladas las canciones, en su conjunto. ¿Fue a propósito?
El principio y el final sí los tenía decididos. Tuvimos dos o tres ideas de cómo ordenarlas, pero la última fue la que decidimos dos días antes. Creo que quedó muy bien la secuencia. La entrada es fácil: ‘Secreto’, ‘Mona’ y ‘La miel en los labios’… hace que los 3-4 primeros temas se te pasen volando.
¿Cómo está siendo la aceptación de este nuevo disco?
Hemos notado que nos escuchan personas diferentes. Nuestro abanico se ha abierto un poco más. Yo tengo muchas primas de más o menos 20 años que están como locas con el disco. Pero también nos vienen a ver personas de más mediana edad, al parecer llegamos muy bien a ese tipo de público. Y también están los de nuestra generación. Creo que este disco ha ido más en la línea de lo que buscábamos que el anterior, que era un primer disco, con 10 canciones largas y complejas… Eran un montón de cosas. Eso hacía más complicado que llegáramos adonde queríamos llegar a causa de la cantidad de variables externas que existían.
¿Qué tiene la música para que cinco personas con sus vidas totalmente asentadas en Sevilla decidan embarcarse en un viaje de un fin de semana para tocar en Madrid y en Logroño?
Lo que tiene es que te aporta cosas que no te aporta ningún otro fenómeno en tu vida normal. Yo creo que llevar tu música a otra parte es una aventura bastante chula. Si eres músico y no te gusta viajar, pues no sé, quédate en tu casa o por un estudio. Todo el mundo vuelve reventado pero creo que la propia aventura lo compensa. Ese tipo de cosas no se encuentra en un trabajo normal.
También está el factor de sentirte a ti mismo, aunque sea por dos días, A fin de cuentas no deja de ser un trabajo… libre. Conocer gente, comer por ahí, ir a sitios en los que nunca has estado… es una de las cosas bonitas de esta actividad.
¿Cómo compone mejor Guillermo Alvah, cuando el amor es correspondido o cuando no lo es?
Creo que de las dos maneras. El desamor es un dolor muy fuerte que sentimos todos en algún momento de nuestra vida, pero a fin de cuentas, cuando mejor se compone es viviendo. Tiene que haber movimiento en la vida: que conozcas gente, que vivas. También depende de las personas, que le afecte más o menos, pero sí que se esté más sensible. Pero es lo que te digo. Imagínate que te acostumbras a que te dejen o a que seas correspondido siempre: ¿de qué vas a hablar entonces? Si no es nada nuevo, no va a funcionar.
¿Cuántos años llevas en la música, tanto de manera profesional como amateur?
Con 19-20 años empecé a planteármelo, fue la primera vez que empecé a trabajar en mis primeras canciones, muy amateur. Pero ya pensé en tomármelo más en serio con 20 años. De hecho, ‘En la ciudad carretera’, que es una canción del primer disco, la escribí con esa edad. Y ya de ahí, en adelante. Es un proceso duro de aprendizaje.
Esta pregunta va un poco enfocada a qué balance harías de ti a modo profesional, porque tienes dos discos publicados, has pertenecido a otras bandas, como Katrina. Te hemos podido ver en varias ocasiones tocando en acústico…
El balance es positivo. Creo que las cosas ocurren al ritmo que tienen que ocurrir, no sé si más lento o más rápido, pero para lo que nosotros estamos haciendo, está bien. Son 8 años en los que te da tiempo a que te pasen muchas cosas. Pero si se llega a buen puerto, que creo que estamos en ello, perfecto. Cada año toco un poco mejor, canto un poco mejor, y es un proceso acumulativo por el que se pasa. Yo con 20 años no tocaba nada comparado con hoy. Y siempre se está aprendiendo, siempre.
Por concluir con esta entrevista, ¿de qué forma predica Guillermo Alvah en su día tras día?
¡Con el rock and roll, siempre estoy predicando, estoy en una misión divina! Yo predico todos los días, siempre, mucho, a tope. Creo que el rock and roll requiere un compromiso que yo cumplo completamente y es prácticamente mi modo de vivir, de disfrutar la música… y en ese sentido es una forma de vida por decirlo así. Como banda, nosotros funcionamos de una manera muy clásica en ese sentido. Llevamos un tema al local, probamos cosas… creo que predicamos todos muchos y tenemos mucha fe en Elvis, Chuck Berry y Springsteen, y espero que ellos nos lo compensen de alguna manera. Ahora no hay ese tipo de filosofía de vivir la vida así, el componer canciones de este tipo está bien, sí, pero también hay que vivirlo. Y esperemos que las cosas salgan bien y pueda continuar diciendo esto muchos años más.
Fotografías: Patricia del Zapatero.