Su música ha llegado a una especie de punto y aparte. Manteniendo su esencia, ha entendido que es el momento de dar un giro a su carrera musical, dotándola de un espíritu distinto, más personal y profundo. Quizás haya llegado su nuevo disco en una etapa vital en la que la persona se ha reencontrado consigo misma, dejando que la cantante, la artista, sea el altavoz de su yo íntimo. ‘Resiliencia’ es el fruto de un trabajo gestado de manera concienzuda.
Entre tu anterior trabajo, ‘La esencia’, un proyecto en directo, y ‘Resiliencia’ han pasado tres años, ¿qué ha sido de Diana Navarro durante este periodo? ¿Cómo lo has vivido?
He estado preparando ‘Resiliencia’, que fue el trabajo que salió el 20 de mayo. Es un trabajo que ha necesitado de todo ese proceso, porque yo llevaba trabajando en él como más de seis años, entre una cosa y otra. Entonces, darle forma musical a todas esas ideas y a esos pensamientos, necesitaba de ese periodo. Además, hice más de treinta temas, imagínate para hacer una selección.
¿Qué nos puedes contar sobre ‘Resiliencia’?
El término «resiliencia» es la capacidad que tiene el ser humano de adaptación frente a acontecimientos traumáticos en su vida, es como estirarte como una goma, pero sin romperte. Y encima, saliendo reforzado de todo. Es una palabra que se utilizaba en la Física, y ahora se utiliza en la Psicología moderna. Utilicé ese término porque resume los trece temas de este trabajo. Es una temática de amor-desamor, de crecimiento personal y de superación.
¿Se puede decir que estamos ante tu trabajo más personal, o ante el que mejor ha plasmado tu estado de ánimo?
Es un trabajo absolutamente personal. La necesidad de contarle a la gente que me sigue, la evolución que he tenido profesional y personalmente. Hubo un periodo de mi vida en el que no me quería, me di cuenta que no era feliz. La artista me salvaba, pero la persona la tenía totalmente desatendida. Por lo que comencé un camino de crecimiento personal, de mirar en mi interior, mediante técnicas de psicoanálisis, Hemi Sync, eneagrama, reiki y meditación…, y conseguí casarme conmigo misma. Es lo mejor que me ha podido pasar, y eso he querido compartirlo con la gente a modo de canciones.
¿Qué diferencias podemos encontrar entre este disco y los anteriores?
El proceso lógico de evolución, de cumplir años, una investigación en ofrecer tímbricas diferentes a la hora de cantar, hacerlo más fácil. Que mucha gente me decía, «a ver si cantas más fácil que me quedo ronca en el coche, y no te puedo seguir (risas). Más garganteo, notas más largas, que te puedan atravesar, y llegar a emocionarte. Y el concepto musical es más electrónico. A mí me gusta llamarme «foltrónica». No tener prejuicios, no me olvido de mi raíz tradicional de la copla, el flamenco y la saeta, pero sí hay una producción más minimalista y más electrónica.
¿Qué efecto quieres que tenga este disco en quienes lo escuchen?
Me gustaría que sintieran como un spa musical, que cuando estén en el concierto, se olviden de todo lo que tienen en la cabeza, y que puedan introducirse en ese mundo de resiliencia, y que lo disfruten. Y si pueden encontrar una catarsis, tanto de paz como de emoción, aunque no les guste, que les llegue mucho, que les remueva por dentro, al final es eso. Que haya algo que les haga reflexionar y pensar «en qué momento de la vida estoy, y si estoy bien». Lo mejor es estar bien con uno mismo.
¿Cómo es cantar en una ciudad como Sevilla?
Siempre es un placer. Y estar de promoción aquí es estar de vacaciones (risas). Es verdad que estás trabajando, pero estás viendo una ciudad maravillosa, llena de vida, con unas costumbres estupendas, con su gastronomía… La ensaladilla de Manolo Vázquez me tiene loca (risas). Y venir a cantar a Sevilla es como cuando los toreros vienen a La Maestranza, son palabras mayores. Para mí es igual, y espero que Sevilla se vuelque, que venga a ver mi resiliencia, y la haga suya. Sería una felicidad enorme para mí.
Desde que publicaste tu primer trabajo, ‘No te olvides de mí’, en 2005, hasta hoy, han pasado once años, ¿es complicado mantenerse durante tanto tiempo en la música?
Yo intento ofrecer mi verdad musical y mimar mucho al público. Agradecer a los medios que me dais la ventana para poder ofrecer lo que ofrezco, mi música. Y trabajar todos los días, dejándome el alma en ello. Tengo la suerte que con todos esos elementos, la gente me sigue, porque hay gente que trabaja mucho, y no tiene esa misma suerte. Me siento tremendamente afortunada.
¿Cómo ves el panorama musical en este momento? ¿Sigue en esa crisis de la que tanto se ha hablado?
Está transformándose todo. La radio apoya un formato diferente, ni peor ni mejor. Ahora, por suerte, con internet hay una corriente Youtube, Spotify… tenemos un mayor acceso a la música. Está en su mejor momento, pero también hay como una especie de selección natural donde no todo vale, por lo que no todo el mundo puede vivir de esto. Hubo un momento en la industria en el que todo el mundo sacaba un disco. A mí es algo que me merece todo el respeto, no es por desprestigiar a nadie, porque todo el mundo tiene su derecho a expresarse musicalmente, pero cuando se ama a la música. Cuando es un negocio es algo más feo.
¿Qué le queda a Diana Navarro todavía por conseguir?
Todo. Me parece que fue Sócrates quien dijo que «sólo sé que no sé nada». Es eso, sigo sin saber nada. Tengo todo por aprender y todo por vivir. Quiero seguir creciendo musicalmente; esa es mi intención.