Es un apasionado de su profesión. ¿O sería más correcto decir de su gran pasión? Arcángel es un artista hecho a sí mismo, que ama la música y que defiende el flamenco como vehículo ideal para comunicarse con su público. Ahora está presentando su último trabajo, un disco grabado en directo, con el que quiere llegar a la complicidad plena con aquellos que lo escuchen. Tablaos de relevancia como El Corral de la Morería, en Madrid (29 y 30 de mayo); El Arenal, en Sevilla (3 y 4 de junio); y El Cordobés, en Barcelona (10 de junio), han sido localizaciones míticas para un nuevo reto en la carrera del alosnero.
¿Cómo surgió la idea de grabar en directo tu último disco, Tablao?
Surge después de tantos años haciendo cosas muy diferentes, en escenarios grandes. Me apetecía vivir la sensación de cantar cercano a la gente. Creía que este era el ambiente propicio para crear esa sensación nueva, ya que nunca lo había hecho. También tenía pensado que el tablao era el sitio más idóneo para lograr ese ambiente que yo perseguía, y de paso conseguíamos poner en valor lo que significa. Creo que la gente tiene una concepción injusta sobre los tablaos, como que solo es para guiris, un espectáculo que no tiene mucho valor artístico. Y hubo una época en la que algunas figuras de este sector empezaron a cantar para más gente, para aforos más grandes, y el flamenco fue conquistando otras fronteras… Supuso un varapalo para este tipo de establecimientos, por lo que tuvieron que acudir a los que pudieron para subsistir. Pero creo que siguen haciendo una labor muy importante para el flamenco, sobre todo para la consolidación del sector y para la formación de la gente que quiere ser profesional en un futuro.
Con este disco has vuelto al flamenco más tradicional pero, a la vez, rompedor, ¿por qué quieres reivindicar esa parte del mismo?
Yo lo reivindico siempre. Para mí, el flamenco tradicional es importante, lo que pasa es que nunca soy excluyente. Reivindico, pero no para ir en contra de la otra parte, sino simplemente para que también se ponga en valor. Me gusta el flamenco clásico, pero también lo moderno, y me gusta mezclarme con otras músicas. Entonces, para mí es algo natural porque lo hago asiduamente. Me gusta beber de la tradición, pero también con las coordinadas de cómo se hacen hoy las cosas.
Además, en este trabajo podemos encontrar dos temas en los que te acompaña un grupo de tu pueblo, Alosno, ¿ha sido especial? ¿Cómo surge esta idea?
He ido haciendo pequeños homenajes a artistas concretos a través de los temas del disco; artistas que se trasladaron a Madrid para hacer su carrera… Y en este caso, la gente de mi pueblo viene a hacer ese homenaje a una figura emblemática para nosotros, como Paco Toronjo, un cantaor de la tierra de la que yo provengo, Huelva. Es un verdadero ídolo, e hizo su carrera prácticamente en los tablaos en Madrid. Supone, pues, el merecido homenaje a través de la gente de su pueblo, mi pueblo. He intentado hilar la historia por ahí.
¿Cómo está siendo la respuesta del público a Tablao?
¡Buah! Eso es difícil de contestar y de calibrar. Yo espero que sea buena (risas). ¡Ojalá! Bueno, algunas opiniones que he podido recabar coinciden en que me ven muy diferente en este disco, y que el calor del directo hace que sea una propuesta muy distinta. Pero más allá de ahí… poco te puedo contestar.
Este proyecto cuenta con una puesta en escena muy especial, ¿por qué te decantaste por algo así?
Surge sobre todo porque a mí siempre me gustó lo que se hacía en los tablaos, porque es una forma muy especial de hacer flamenco. Pero normalmente en lo que se basa el tablao, y de lo que se sustenta, es el baile. Entonces, a la hora de hacerlo desde la perspectiva de alguien que canta, era más complicado. Porque cómo puedes rescatar tú en un disco ese ambiente y ese sonido del tablao. Cuando lo que se hace habitualmente allí es bailar, y el cante es como una perla que está entre baile y baile. Lo que he intentado hacer es algo muy rítmico, que entre más fácil al oído a través del ritmo. Y he elegido un repertorio que le pueda gustar tanto a la gente que es entendida en flamenco como a la que nunca lo ha escuchado.
El Corral de la Morería (Madrid), El Cordobés (Barcelona) y El Arenal (Sevilla), ¿por qué estos sitios para grabar el disco?
Por nada especial… Bueno… Por nada y por todo. Quiero decir, podrían haber sido otros más sitios, porque hay otros tablaos que hubieran podido ser merecedores si hubiéramos ido a grabar a sus instalaciones. Pero fueron estos tres porque la cualidad común que tienen es que son tablaos con mucha solera, que llevan muchísimos años, y que por ahí han pasado muchas grandes figuras. Y yo quería que tuvieran ese denominador común. Que fueran tablaos que tuvieran la solera de los años, y de alguien que ha aguantado tantos años en el negocio, con lo duras que se han puesto las cosas. Y sobre todo en ese tipo de establecimientos, será por algo, habiendo hecho una labor tan grande. Aunque podrían haber sido muchos otros, la verdad…
¿Hay alguna anécdota curiosa de la grabación?
¡Hay muchas! (risas). Hay una, que además me pasó aquí en Sevilla, en El Arenal, y yo con muchísima vergüenza de hacerlo. Hubo uno de los días en que haciendo la entrada de uno de los temas, salió la bailaora, y en un determinado cierre la gente empezó a aplaudir con tanto fervor, que en el segundo tema tuve que pedir, “por favor, no aplaudan tanto, que no llevamos retorno y no nos escuchamos los unos a los otros, y no sabemos qué tenemos que tocar” (risas). Y con toda la vergüenza lo tuve que decir. Pero es que, literalmente, nos tuvimos que medio parar en el tema, porque era imposible escucharse. No teníamos monitores, y claro, las guitarras sin amplificación ni nada… Y tuve que pedir algo un poco absurdo, ¿no? “Aplaudan ustedes un poco más flojito, no sean tan efusivos” (risas). Nos quedamos un poco en fuera de juego.
¿Cuáles son tus próximos proyectos? ¿Dónde podremos ver a Arcángel?
El próximo plan es desarrollar este trabajo. También es verdad que hay muchos discos, este es el quinto, que no han tenido un desarrollo. Eran discos que más o menos tenía una idea musical, pero no una como esta, que engloba el poder dedicar un espectáculo entero a esto. Entonces se convertían en conciertos al uso, donde hacer tu música, y ya está. Este disco de Tablao te abre un mundo de posibilidades para hacer otras muchas cosas. Y ahora estamos inmersos en eso, en conformar una gira donde intentemos llevar esa esencia del tablao, a sitios que nada tienen que ver con él. Ya prácticamente tenemos gira cerrada, y la anunciaremos a finales de enero, para empezar en abril. Creo que será una experiencia muy bonita. La gente va a poder disfrutar de un concierto, en un sitio bonito, que nada tiene que ver ni con el flamenco ni con el tablao.
El disco, como hemos dicho antes, está grabado en directo, ¿crees que es importante, para el flamenco que sea escuchado de esta forma más que en un formato de estudio?
Como digo siempre, “reivindicar no es romper”. Creo que son importantes los discos de estudio, tienen su matiz, y todo es válido. Pero el flamenco en directo, sí que es verdad, es una música que ha convivido mostrándose más años en directo que solo en el estudio. Entonces tiene como un plus más. Pero pienso que eso es extensible a todas las músicas: cuando tú tienes la combinación de lo que estás escuchando, más lo que estás viendo. Y estás viendo de verdad el esfuerzo de los músicos, y estás viviendo aquello… Creo que no hay nada comparable a escucharlo en un CD. Lo que no quiere decir que yo reniegue de la música grabada en estudio, por supuesto que no. Me encanta, y esa búsqueda de la perfección es muy bonita. Es un camino del que disfruto mucho. Pero el flamenco… Sobre todo en esa combinación visual-sonora, gana más que otras músicas… O bueno, no vamos a decir el flamenco… La intimidad, en la música en general, hace que obviamente, la gente lo perciba de una manera muy diferente. Entonces creo que la gente tiene gana de eso, de vivir sensaciones diferentes, y de sentirse en cierta manera, privilegiado por vivir un momento único. Eso nos gusta a todos, ¿no? Y hacer algo íntimo en la música, y en el arte en general, creo que es beneficioso para él y para el público que asiste.
En tu cuenta de Twitter se puede ver que felicitas a varios de tus compañeros de profesión por sus trabajos, como es el caso de Pablo López o María Toledo, ¿qué artistas del panorama musical actual consideras que merecen ser tenidos muy en cuenta por el público?
¡Puff, hay tantos, que sería imposible! Pero me voy a decantar por dos, sin excluir a los demás, obviamente. Mi querida Estrella Morente, que la adoro y me encanta. Y mi paisano Manuel Carrasco, que creo que va a ser un… Bueno, ¡ya es grande! Pero creo que va a hacer una carrera muy grande. De un tiempo a esta parte, estoy viendo que la gente se está abriendo a conocerlo. Se han quitado un poco ese prejuicio, que quizás sonaba muy flamenco para ser pop, y se han dejado llevar por la música, por lo que él escribe y por lo que transmite. Yo sería especialmente feliz si a él le fuese bien.
A raíz de eso que comentas sobre Manuel Carrasco, de que la gente tenía cierto prejuicio a que sonara aflamencado… ¿consideras que al flamenco se le tiene en buena estima en este país? ¿O que por el contrario se tiende a menospreciarlo?
Obviamente. Pero todo parte de nuestra comunidad, más bien. No es que no esté bien considerado, al contrario. Tiene una consideración importante, pero en un sector del público. Hay otro sector que no tiene una relación natural con el flamenco. Es decir, ha sido arrinconado, para que quede solo para eruditos y gente entendida. Y no es verdad, lo puede disfrutar cualquiera, pero para eso tiene que existir la posibilidad de tener una relación natural con él. Y eso es lo que yo creo que no se ha hecho en este país y en nuestra comunidad. Consideración tiene toda la del mundo, es decir, a toda la gente que tiene un cierto nivel cultural le encanta el flamenco, lo sigue y le emociona. Pero a la de la calle, que además le gusta otro tipo de cosas… Creo que a eso ha llegado con dificultad, sobre todo en las generaciones nuevas. Pienso que cuando se ha querido que la gente escuchara flamenco ha sido un poco por imposición, y lo ha rechazado al no sentirse identificada. Ha sentido que el flamenco es para gente más mayor o para otro tipo de personas, y para nada, puede gustar a cualquier joven. Es una música para cualquier generación.
Parece como si por escuchar un determinado tipo de música no pudieras ser adicto a otra, sobre todo en los jóvenes…
Porque no han tenido una relación natural con el flamenco. Parece que todo es como más planificado, como si estuviera plastificado. Y, sobre todo en Andalucía, si hay algo tan natural, eso es el flamenco, que nos define y es nuestra seña de identidad… ¡Ahí lo tienes! Otra cosa es que te guste o no. Pero es una realidad que el flamenco nos define.
Acostumbrado a grabar tus trabajos en un estudio, ¿qué supone hacerlo delante de un público, como es este caso? ¿Qué se siente?
Esta es una gran experiencia, porque grabar en directo ya te permite el no repetir, que ya es mucho. Porque todos tenemos el “síndrome del botón rojo”, como le llamamos. Cuando tú estás en un estudio y ves que te pulsan… Es curioso ver como anteriormente estás cantando un tercio, estás bien… Y en el momento en que ves que te van a grabar, la sugestión ya te hace colocarte en otra perspectiva, te cuesta más. Pues imagínate eso ante el público. No tienes posibilidad de repetir, lo que quede, quedó. Pero eso también es lo que te ayuda a superar ese miedo. Y lo que te obliga a decir, “venga, señores, hay que tirar para adelante, hay un público con el que tenemos que cumplir…”. Y ciertamente es lo que hace que te olvides de que te están grabando. Es una experiencia interesante. Si yo hubiera estado pensando que me estaban grabando, aunque no hubiera gente, la predisposición hubiera sido otra. Sinceramente, llegué a olvidar durante mucho tiempo que me estaban grabando. Simplemente me dejé llevar por el momento para hacerlo lo mejor que pude.
¿Hay algún mensaje que desees mandar a nuestros lectores?
Me gustaría dejarles un mensaje de acercamiento al flamenco. Que se acerquen sin ningún miedo, sin ninguna reticencia. Y sin el temor de que por no saber cómo es por dentro ni conozcan los estilos, se sientan ridículos o cohibidos. Precisamente de eso se trata, de que haya un primer contacto de manera natural, nada forzado. Que se dejen llevar por los sentidos. Creo que el flamenco les puede dar una sorpresa.
Fotografías: Patricia del Zapatero / Promocionales.