El flamenco y el arte corren por sus venas. Hija de Dolores Montoya y Manuel Molina, esta joven artista nos presenta su proyecto más personal y emotivo. Alba canta a Lole y a Manuel, es un disco gestado desde el cariño y la admiración. Un homenaje a sus maestros, como ella los denomina, a los que le transmitieron la pasión por la música y le dieron la vida.
Tú último trabajo discográfico, Alba canta a Lole y a Manuel, va dedicado enteramente a ellos, a tus padres, ¿cómo han participado en esa formación de la artista que es hoy Alba Molina?
La verdad es que yo siempre he escogido otros caminos musicales, nunca había hecho un trabajo tan «flamenco». Ellos han influido en todo; son mis maestros en mi manera de cantar, de pensar, de vivir la música… todo viene de ellos. Aunque no haya hecho antes un disco como el de esta ocasión, sí se me ha notado que soy parte de ellos, aunque con esto me esté echando un poco de flores (risas).
¿Cómo surgió este proyecto?
Lo había pensando en alguna ocasión, pero en realidad siempre creí que me venía grande, entonces lo desechaba rápidamente. Ahora por la situación, por la pérdida de mi padre…, creo que ha sido lo que me ha empujado a llevarlo adelante. Quizás si hubieran pasado más años, tampoco lo hubiese hecho. Pero creo que fue el momento.
Podemos escuchar a lo largo de tu disco un trabajo limpio, sin postarreglos ni florituras, has preferido que prevalezcan la voz y la guitarra, ¿has querido llevar a estos orígenes tu trabajo como parte de ese homenaje a tus padres?
Lole y Manuel durante casi toda su trayectoria, aunque han colaborado con sinfónicas o con más músicos y arreglos, siempre han sido una voz y una guitarra. Por eso también hemos querido hacer un homenaje en ese sentido. Son canciones muy hermosas, y no les hacen falta nada más.
¿Qué opinión te merece, tú que has vivido el flamenco tan de cerca, el momento actual que atraviesa?
Creo que hay propuestas bastantes bonitas y muchas cosas que todavía se conservan. Está todo desarrollándose como mejor puede, la vida está regular. Ahora se encuentra renaciendo, intentando seguir adelante. No es fácil la música en general, y el flamenco menos. Hay gente que es muy buena, y no se le reconoce; y gente que no es tan buena, y está ahí arriba. Fuera creo que se le da más valor que aquí.
En referencia a eso que comentas del reconocimiento a según qué artista, ¿qué crees que ocurre para que gente tan buena como hay, dedicándose a la música, no consiga hacerse un hueco?
Volvemos a lo de antes, la cosa está tan rara, que no sé ni calificarla. No sé lo qué pasa. El ser humano, creo que tiene bastante maldad, se ha vuelto demasiado egoísta. También hay muy poca cultura musical. Ahora a la gente solo le gusta la música que escucha en las discotecas, en los bares, en las terrazas… Este es el mismo caso que el de la lectura. Creo que no hay mucha afición al arte. Y todo es parte de la cultura del propio país.
De los temas elegidos para tu disco, ¿hay alguno con el que te sientas especialmente cómoda o identificada?
Creo que son todos preciosos y emocionantes. Son bastante profundos. No me quedo con ninguno en especial. Desde siempre me ha gustado ‘Dime’. Pero ahora, después de haberlos interpretado todo, no tengo ninguno preferido.
¿Cómo ha sido el proceso de elección de los temas del álbum? Habrá sido difícil, me imagino…
Claro. Hay canciones por todos lados, podríamos hacer 30 discos (risas). Me he quedado con aquellas que han significado algo para mí, durante mi niñez o que me traigan algún recuerdo bonito. Las hemos elegido entre José, el guitarrista, y yo. Tampoco nos hemos parado a pensar mucho, porque si no tendríamos un disco muy largo, o varios. Creo que hemos seleccionado las canciones que todo el mundo se sabe, y que puedan significar algo para todos.
Estas canciones las habrás escuchado ciento de veces de pequeña, ¿qué sientes ahora al tenerlas en un disco propio?
Las he sentido todas muy mías, porque cuando estaba en la barriga de mi madre, ella ya las cantaba. Pero yo nunca las había cantado, algunas sí, como ‘Dime’ o ‘Todo es de color’, que es el single, pero las demás, no. Ni siquiera las había ensayado. Es incluso melancólico escuchar estas canciones en mí. Me causan de todo, alegría, tristeza, nervios… Es un cúmulo de sentimientos.
¿El resultado ha sido el que esperabas?
Gratamente ha sido mejor. Pensaba que me iba a costar más. Cuando he salido de esto, he descansado, y cuando lo he escuchado, creo que ha salido muy bonito. Hemos interpretado los temas y ya está. Intentamos acercarnos lo más posible a su trabajo, pero no somos ellos. Creo que hemos hecho un trabajo desde la humildad, el respeto y el cariño que le tenemos a esa música. Ha sido bastante bonito.
Decías en una entrevista que una de las mayores aportaciones de tus padres al flamenco había sido introducir la poesía y la música clásica, ¿cuál ha sido o cuál quieres que sea la tuya?
No sabría responderte. Tengo intención de aportar algo, pero no sé el qué en este momento. Creo que es más una pregunta para hacerles a los demás, qué ven ellos de mí. Yo simplemente hago la música que me apetece. Lo que escuchas, es lo que soy.
¿Qué espera Alba Molina de este trabajo?
Haber hecho este trabajo ya significa mucho para mí. Espero tener capacidad suficiente para afrontar todo esto, porque es difícil. Es bastante goloso, por lo que creo que la gente se lo tomará bien. Lo hago con todo el amor sincero que tengo. Solamente quiero gustar, y poder defender este trabajo en directo, que es lo que se merece.
Fotografías: Patricia del Zapatero.