Ocurrió hace pocos días, demasiado poco tiempo aun para que la consternación haya desaparecido del presente del universo Hard-Rock mundial. Ian Fraser Kilmister falleció el pasado 28 de diciembre.
Como si de una gran broma macabra se tratase, el destino decidió que Lemmy nos dejara sin su presencia física una fecha tan señalada, apenas unos días después de celebrar su septuagésimo aniversario.
La música, y muy especialmente el Rock, llora la desaparición de un icono moderno, de una leyenda absoluta que ha hecho grande, global y atemporal este género.
Lemmy murió de cáncer muy poco después de que se le fuera detectado por los doctores, por lo que mantuvo su arriesgado y vertiginoso ritmo de vida hasta prácticamente el final, aumentando así su leyenda como paradigma de una vida basada en el “sexo, droga y Rock N Roll”.
Poca gente en el mundo civilizado habrá dejado de oír a Motörhead; ¿quién no ha escuchado “Ace of Spades” alguna vez (o miles de ellas)? Pero habrá menos gente aún que no haya visto alguna vez un disco, camiseta, parche, póster o cualquier otra cosa con la imagen de Snaggletooth, la sempiterna calavera que acompañaba la imagen del grupo. Lemmy, al igual que esa calavera, seguirá estando presente eternamente en la conciencia y el corazón de todo buen aficionado al Rock, Hard Rock o Heavy Metal. Lemmy ha hecho tanto y más que cualquier otro para engrandecer un estilo de música y de vida, una forma de ser y de actuar que se ha basado en la libertad y la fidelidad a un carácter propio. Algo que se identifica precisamente con el origen de estos géneros. Por todo ello, no sería arriesgado decir que “Lemmy es el Rock”.
Lemmy era enorme. Reconocía que se encontraba demasiado bien para los excesos a los que había sometido a su cuerpo, por lo que parece que la noticia de su fulminante enfermedad no le causó un gran shock. Se mantuvo firme hasta el último momento, como cabría esperar de un tipo tan grande como él. Como dice la letra de su mayor éxito: “… I don’t wanna live for ever…”
En las varias ocasiones que tuve la oportunidad de ver a Motörhead en directo, ni que decir tiene que supusieron unos momentos emocionantes y excepcionales. Ver y oír a unos músicos tan auténticos interpretando temas eternos e icónicos, siempre valió más que la pena; fueron momentos irrepetibles que profundizaron mi pasión por la música.
De Lemmy se podrían escribir incontables tomos de biografía, tan intensa fue su vida, así que tras su muerte se podría decir: “Nació para perder, vivió para ganar… y lo logró. Desapareció el hombre pero el mito continuará para siempre porque Lemmy es eterno”.
D.E.P. Ian Fraser «Lemmy» Kilmister.
24 de diciembre de 1945, Burslem (Reino Unido) – 28 de diciembre de 2015, Los Ángeles (California, Estados Unidos)