Monkey Week cerró su edición de 2016 con su jornada más multitudinaria con los contrastes musicales y de público habituales en esta celebración y fiesta que se inicia bien temprano y no se interrumpe hasta la madrugada.
Una de las citas más especiales y sevillanas tenía lugar en la pista de coches locos del escenario Happy Place (de largo el escenario más original del Monkey) donde Pájaro, risueño y bien arropado por familia y amigos derrochó su arte junto a su inseparable Raúl. Vaya dos guitarristas. Público de todas las edades para formar un «atasco» en la pista que vibró con los sonidos y canciones que Andrés Herrera había preparado para la ocasión.
En la Plaza del Pumarejo se sitúa La Sala y allí asistimos y descubrimos a Pavvla. Una jovencísima cantante de melodías delicadas y académica técnica que se traducía en texturas ricas y variadas que e acompañaban de teclista y una batería digital. La también actriz nos ofreció argumentos de peso para augurar una trayectoria de proyección y buen gusto.
El sonido no ofrecía demasiadas garantías en la Caja Negra para el concierto de Yellow Big Machine pero con un hipervitaminado batería necesitaban poco más para transmitirnos esa garra y ansia por saltar y agitarse. Hasta la cabeza fue usada a modo de baqueta para deleite y sorpresa de los que allí estábamos.
La ruta continuó por Fun Club para conocer la propuesta difícilmente clasificable de Picore. Psicodelia, voz rasgada y una oratoria genuina protagonizaron su concierto.
La épica de Magnolia Shoals aguardaban en la Sala Holiday donde la oscuridad facilitaba el trance y la escucha de un post rock sosegado y notable.
De contraste en contraste nos encontramos con Arco en la Sala Malandar. Un concierto basado en su disco en solitario donde vira directamente al rock y donde demuestra que aún mucho tiene que decir sobre filosofía de vida y sobre las relaciones humanas.
Desde el escenario de Ron Contrabando en pleno corazón de la Alameda nos llegaban los sones americanos de los bien conocidos The Milkyway Express que, merecidamente se daban un baño de masas, con su gente. Una carrera de fondo que anoche celebraban con un concierto donde mostraron todas esas virtudes que musicalmente y de puesta en escena atesoran.
Y es que Monkeys hay muchos. Cada monete con el que te cruzas ha vivido un Monkey distinto. Cada uno con su itinerario y cada cual con su momento favorito. Y como si una relación de verano se tratara el Mono y Sevilla ahora se dicen hasta el año que viene.