9 de Octubre, 2015. Puerto de Santamaría. Monkey Week.
Desde que acabó la edición pasada estaba deseando repetir la experiencia Monkey. Para los amantes de la música esta es la cita ineludible del calendario festivalero que, por sí fuera poco, tiene a la ciudad de El Puerto de Santamaría como marco incomparable además de una oferta gastronómica excelente.
Así que, para la primera jornada traté de resetearme y que las sensaciones fueran como las de la primera vez. Así que recogí mi acreditación, pescaíto en el Bar Gonzalo y puntual al inicio de las actuaciones musicales en la sala Milwaukee.
En primera fila desgusté el blues clásico que unos veteranos Mikel Vernon y Los García nos regalaban entre virtuosos riffs y con el solista luciendo una curiosa trompetilla en forma de T con un sonido no muy lejano al de un pito de carnaval. Con la versión de Shake rattle and roll de Bill Haley se despidieron y nosotros peregrinamos hacia el cielo de la Cayetana donde nos esperaba Mixtolobo.
En el Monkey Week se dan este tipo de contrastes y es, en parte, lo que lo hace especial y con encanto ya que desde el blues añejo pasamos al flamenco progresivo. Una banda conjuntada que interpretaba un rock complejo que aún recibía una vuelta de tuerca más con los quejíos, el cante y el compás flamenco de su vocalista. Interesantísimo.
Hace un año también conocía la propuesta musical de El Imperio del Perro. Echo la vista atrás y veo con orgullo que quiénes el año pasado venían repartiendo sus primeras grabaciones y con ganas de comerse el mundo van consiguiendo eso, morder cada vez con más ímpetu. En la Cristalera con luz, calor y personalidad exhibieron la fuerza de temas que, para los que le seguimos la pista, nos suenan a clásicos como Os odio a todos (humano) junto a otros nuevos que formarán parte del nuevo trabajo de los sevillanos del barrio de San Julián que muy pronto verá la luz.
El sonido no fue el ideal para tomarle el pulso a Albania. Dejaron para el final de su concierto un par de joyas de sensibilidad manifiesta que recordaba a un pop de manufactura madura y delicada. Con Dienteslargos y con el primer llenazo en un showcase llegó el blues rock. Energía, poderío a 3 que aún podía brillar más si, por ejemplo, Canijo (componente de The milkiway express) se subiera con su armónica y se batiera en duelo con guitarras, bajó y batería. Y eso pasó. Sublime.
Los horarios fueron descuadrándose y la noche empezaba a tornarse algo caótica cuando los sones de Juanito Makandé reivindicaban espacio para el flamenco en el Monkey o los de chiclana Un Lobo en tu puerta no hacían prisioneros a base de tormenta de sonidos de la que aún siguen vibrando nuestros cuerpos y buena parte de la sala.
La melodía pop, bella y exquisita de Flecha Valona antes de la stoniana puesta en escena de My Yellowstone con su frontman inspirado y entregado fueron otros de los argumentos previos a la retirada, que aún queda mucho Monkey y yo tenía que madrugar para poder escribir esta crónica.
