Uno adquiere un nivel avanzado de enmonamiento cuando tras dos intensas jornadas de Monkey Week amanece el domingo y acude puntual a las 10 de la mañana a la bodega para la batalla de bandas de Radio 3. Resulta alto el contraste de pasear por esas calles portuenses de buena mañana sin apenas gente en comparación con lo abarrotada que estaban sólo unas breves horas antes.
Con Ángel Carmona como maestro de ceremonias derrochando buen humor y ocurrencias se desarrolló el interesante evento que se emitió en directo y con el que combatimos la resaca acumulada a base del desfile continuo de bandas y de anís por los gaznates. Los ganadores resultaron Club del Río y Cómo vivir en el campo.
Prestos a ocupar un sitio de privilegio en la Happy Place llegamos para presenciar un emocionantísimo concierto de Pájaro. La complicidad con la otra guitarra, la de Raúl Fernández o señor Fernández como el propio Pájaro se refiere a él resultó fundamental para disparar sensibilidad entre sus propias composiciones y los inevitables y siempre bien recibidos junto al corázon recuerdos a Silvio como ocurrió con Rezaré.
Con alguna lágrima aun secándose entre los presentes y más de un paseo por la asombrosa casa que alberga este escenario nos quedamos al concierto de Cabezafuego. Un espectáculo lleno de mordacidad y bastante poca vergüenza en el buen sentido de la palabra que nos tenía a los presentes en un constante vilo y sopresa.
De Sen Senra habíamos escuchado muy buenas cosas así que acudimos a La Martina para degustar el aplomo que en su juventud demuestra el cantante que en inglés explora con musicalidad y sencillez un repertorio alegre, positivo pero con un puntito de musical melancolía.
Saboreamos algo de rock en la Sala Gold con Jolly Jumper. Clásicos y con estructura convencional que destacaban por una buena conjunción y una voz con interesante capacidad y variedad de registros. Tras la serpenteante escalera del Bar Santamaría nos esperaban Robbie & Seth que ya estaban montando un espectáculo de gran animación con un repertorio basado en The Mockers (la banda a la que pertenece Robbie) junto a otras adaptaciones y joyitas como la banda sonora de Sharknado de la que es creador.
Tras dejarme boquiabierto el año pasao, también en Monkey Week, esperaba con enorme ganas la actuación de Quentin Gas y los Zíngaros y así lo intenté hacer saber a todo conocido con el que coincidía. Así que en la Bodega nos sentamos para vibrar con esa apuesta tan arriesgada como talentosa de fusionar flamenco interpretado en inglés con el rock. Inspirado y tirando de raza se mereció todos los elogios y abrazos que más tarde se le tributaban. Muy grande.
Discos las Palmeras! entre una gran cortina de humo en La Martina y una aún mayor cortina de sonido y de punk pusieron muchos cuerpos a vibrar antes de que volviéramos a reencontrarnos con los anteriormente reseñados Robbie & Seth, esta vez en la Chicha Yeyé.
Y fue entonces cuando llegó el momento más Monkey del Monkey. Ante la petición del público de que siguieran tocando más y la negación de bises por parte del obediente técnico de sonido…el particular duo salió a la calle con sus guitarras y todo el público detrás de ellos para continuar allí el concierto con la noche gaditana de testigo. Lo demás fueron: espontáneos que unieron su voces, los móviles disparando fotos y videos y cada vez más público acercándose curioso al momento que privilegiadamente estábamos viviendos. Si ya resultó mágico que se arrancaran con el Cruel to be kind de Nick Lowe, cuando interpretaron Billy Joe de Dinamita pa los pollos tuve que frotarme varias veces los ojos. Impresionante y tenía la esencia de lo que representa este festival como precisamente eso, la fiesta de la música.
Aún seguíamos hablando de todo esto cuando presenciamos un interesantísimo concierto de Vuelveteloca que a ratos se tornaba bailable y rítmico con lo que castigábamos nuestros ya maltrechos pies, con gusto, eso sí.
Y ahora toca pasar el mono…el mono de un Monkey Week al que ya esperamos con enormes ganas con el consuelo de cientos de recuerdos, de sobresalientes compañeros de festival y hasta con las crónicas correspondientes con las que me despido hasta el año que viene.