Una vez recogida acreditación y el indispensable (más aún para un novato como yo) "Manual de Supervivencia" me adentro en la Bodega Osborne reconvertida para la ocasión en una Feria de Stands y escenarios.
El acústico de Kenedy me recibe musicalmente amén de varios combinados y espirituosos. Pero vayamos a la música. Sin salir de la Bodega escuchamos un par de propuestas procedentes del País Vasco. Los primeros, Herri Oihua, con dos vocalistas principales jóvenes y con muchas ganas que estiraban canciones a caballo entre el hardcore y el rap.
Con Gose el estilo viró a la electrónica, eso sí, acompañada de un pequeño acordeón, la trikitixa, que nos arrancó los primeros bailes a pesar de que la hora fuera más propia de la siesta. Con un show programado donde fueron capaces de sacarle partido al entorno e interactuar con él y el público, nos dejaron una versión para el recuerdo, ·Ya no quiero ser yo" de la Polla Records.
Tocaba abandonar la Bodega Osborne para conocer otras de las salas y bares reconvertidos a tal efecto para el Monkey Week.
Parada obligatoria para dejarnos llevar en el Bar Santamaría por la voz de Francis White que es una de esas voces que tan sólo empezar a escucharla ya te parece cercana, muy cercana.
Ya con la banda al completo Kenedy presentaba sus canciones en la Cristalera riñendo visualmente con el río Guadalete. Una maravilla de escenario y más aún con ese color especial que va cogiendo la tarde cuando va dejando paso a la noche.
En otra de las salas, El Cielo de la Cayetana, Mirémonos provocaban a golpes de guitarras y también interaccionando con un público ávido de sensaciones, descubrimientos y, cómo no, de música.
Como queríamos más del escenario junto al río embarcamos en el viaje de rock americano que ya conocíamos con The Milkyway Express a los que parece que su último trabajo, Perrorosa les ha hecho dar un pasito al frente. Resonando harmónica y banjo fuimos a deleitarnos con la voz de Aurora & the Betrayers, antigua vocalista de Freedonia. Con voz y presencia llenó de intensidad un acústico que, por supuesto, se nos hizo muy muy corto.
Estrenamos el escenario Mondongo con Lulabay. Un bar pequeño, calor, guitarras…¡cómo nos gusta el Monkey Week! Allí mismo encontramos una de las propuestas más sorprendentes de la jornada protagonizada por Quentin Gas y los Zíngaros.
Tras una primera parte con Quentin llevándonos en inglés hacia melodías fronterizas y otra segunda áuténticamente flamenca donde su propia madre, la reconocida bailaora Concha Vargas, adquiría un papel fundamental, llegó el momento de la fusión. Una bulería en inglés sintetiza este compendio de cante, baile, palmas y sentimiento que en aquellos pocos metros cuadrados pudimos disfrutar unos cuántos privilegiados.
Royal Mail tienen buena pinta. Estos granaínos delante de un público ya más numeroso ofrecieron canciones donde sin prisa te dejas llevar con un ritmo muy marcado por la percusión y unas fases de coros muy acertadas.
Y cerramos la noche en Mucho Teatro con el concierto de Suomo. Una apuesta desconocida con electrónica y mucha clase. Un concierto hipnótico, donde el vocalista se movía sin brusquedad y el guitarrista dio toda una exhibición de velocidad en su mano derecha. El público dio el sí quiero a este concierto y yo me marché que aún quedan dos días más de un festival que me se integra perfectamente en la vida de una ciudad ya de por sí maravillosa como es el Puerto de Santamaría.
fotos: J.M. Grimaldi — www.jmgrimaldi.com