Estrenamos la sesión en la Bodega Osborne con las personales canciones de Carmen Boza que estrenaba disco y que ál más puro estilo de la película Begin Again nos sugería ser esa cantautora con lo que todo cazatalento sueña descubrir.

Sin estar previsto Sr. Chinarro apareció por allí y nos confirmó con un adelanto que su nuevo trabajo promete y mucho. Con Virginia Labuat & The Maybe Sundays hubo ciertos problemas de sonido. Sin duda le quedaron mejor las canciones que la banda acompañaba con más swing y esperemos que Virginia encontrara esas gafas que al parecer perdió por el escenario.

Nocturnos tomaron el relevo y sonaban a banda. ¡cómo me gusta decir esto! Rock compacto y canciones con contenido y a la par ritmo para pasarlo bien. Llegaron incluso a atreverse con una versión llevada a su terreno de Amante Bandido de Miguel Bosé.

Nos sorprendió esa voz grave y errática del vocalista de Trajano! que efectivamente nos recordaba a aquellos Parálisis Permanente. Y aunque los disfrutamos en la jornada anterior no nos cansamos de lo bueno y asistimos a un nuevo concierto de The Milkyway Express.

Tocaba abandonar la bodega, su trabajito cuesta, para sumergirnos (nunca mejor dicho por la lluvia que empezó a caer) en el corazón del Puerto y de todas las salas que Monkey Week nos ofrecía en su inabarcable programación.

Estrenamos la sala Gold con el hombre orquesta Juan Razoff quien tocaba la guitarra, tocaba la batería y cantaba a la vez y que nos llevó por la senda del funky. Eso sí, tuvo la ínestimable ayuda de un pequeño que aporreaba un platillo dejándonos una tierna imagen ¡las nuevas generaciones vienen pisando fuerte! Y como el propio Juan decía…a bailar que son dos días.  Durante su actuación tuvo palabras de reconocimiento a Camarón y versionó con tino "Could you be loved" de Bob Marley.

Mientras en la Milwaukee Local Qua4tro nos  presentaban sus canciones con asertividad, como si se trataran de verdades universales y de vuelta a la Gold la Moto de Fernan nos instaron al ruido, a la inmediatez, a la urgencia…al YA.

Tocaba pasarse por un rato al lado oscuro y lo hicimos en el Niño Perdío de la mano de los daneses Shiny Darkly. El halo de misterio de canciones bien ejecutadas se enriquecía con una voz principal que arropa, viste y envuelve.

Mucho público convocó la presencia de Ricardo Vicente en torno a su concierto en la Milwaukee. Su concierto tuvo buen son y ese arte de transmitir lo cotidiano con naturalidad.

Unos maduros Maryland pedían con fuerza un relevo en las posiciones festivaleras del indie patrio con el argumento de un concierto de distintas texturas por la alternancia vocalista y una sobriedad impecable.

Y sobre el escenario de la Cristalera, algo más deslucido hoy por las condiciones climatológicas, se subían Visión Sonora. Los de Huelva o Huelvorleans como ellos mismos decían, son capaces de rememorar el mejor rock andaluz para inmediatamente después parecerte el más indie de los indies. Un directo brutal al que pudimos asistir con temas que empezaban con una copla y acababan recordando a U2.

Por si fuera poco también nos pusieron a bailar con un adelanto de su venidero disco y que si mis apuntes y memoria no me fallan el tema se llamaba Origen y quedó genial.

Antes de la sesión de noche fuimos a Trocadero para asistir al concierto de unos jovensísimos Goodbye Stranger que timoratos y estáticos dejaron entrever que aún les queda camino para convertirse en los nuevos Two Door Cinema Club. Eso sí…buenos fundamentos y versatilidad les hace apuntar alto.

Pero el Monkey Week y el Puerto de Santamaría es mucho más. Es por ejemplo caminar por la calle y encontrar una improvisación de varios músicos (entre ellos componentes de Pelomono y Cabezafuego) que a gritos de Bob Diddley se ganaron una ronda de cervezas en un bar cercano. Monkey Week es ambiente y eso es complicado de describir.

La sesión de noche de Mucho Teatro comenzó con la electricidad de Ginferno y los Saxos del Averno que tuvieron a bien recordar la reciente pérdida del músico portuense Fernando Cañas. Incontrable frontman en sonidos y movimientos y una sección de viento amplia hicieron aparecer los primeros bailes de la noche a pesar de que el sonido no resultaba el más apropiado.

Uno de los platos fuertes llegó a continuación. Delafé y las Flores Azules hicieron aparición no sin antes regar de talco el suelo del escenario el propio Delafé anticipando el vendaval de bailes y acrobacias que el barcelonés realiza durante todo el show. Contaron con la colaboración en uno de los temos del apreciado Paco Loco y entre bailes, saltos y positivismo nos desgranaron un repertorio de más de una hora con cancoiones como La Primavera o Espíritu Santo que fueron de las más celebradas.

En total 16 conciertos en una jornada intensa, sorprendente, inabarcable….y aún queda el último día.

 fotos: J.M. Grimaldi — www.jmgrimaldi.com