Lunes 13 de Junio de 2.009
Tras esperar una cola al sol para pasar al Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid entré en la pista y estaba finalizando la actuación de Mastodon. Me temo que este grupo fue el elegido para amenizar el constante chorreo de espectadores que accedían al recinto, pues al terminar sólo se cubría 1/3 del aforo de 18.000 espectadores.
Al entrar en la pista nos encontrábamos con un escenario rectangular colocado en medio del recinto, de tal manera que el público lo rodeaba por los cuatro costados, tanto abajo como en grada. Además, del techo se suspendían hasta 8 enormes ataúdes metálicos en los que habían focos de iluminación. 4 de ellos, directamente sobre el escenario.
Las columnas de sonido y amplificadores se disponían de tal modo que quedaban orientadas hacia todas direcciones. Se esperaba un gran espectáculo.
Tras 15 minutos, subieron al escenario Lamb Of God. Ví unas cuantas camisetas de este grupo durante el concierto y a alguna gente coreando sus temas, por lo que parece que estos americanos de Richmond también añadieron a sus fans al concierto.
En lo que a la música se refiere, el concierto en sí no fue nada bueno. Fundamentalmente porque el sonido fue penoso. Al menos desde donde lo ví (y me moví para ver si tenía mejor acústica desde otro lado, sin resultado) la música sonaba sin poderse distinguir instrumentos y la voz era difícilmente perceptible. Quizás un recinto cerrado como este no era el lugar ideal para el death-core de los Lamb Of God, pero tal y como sonaron luego Metallica, pienso que se pudiera haber hecho algo más por mejorarlo. De todas formas, según en qué partes de los temas que se marcaron, se apreciaba que su vocalista Randy Blythe poseía buena voz y no dejaron de animar e intentar enganchar al público que, poco a poco, rellenaba los huecos vacíos. De hecho, como comenté antes, había gente que coreaban los temas, por lo que algunos resultaban distinguibles, al menos para sus fans.
Ya digo, mal concierto en cuanto a acústica, pero nada que objetar en cuanto a la actitud del grupo, que se volcó durante los 35 minutos que estuvieron sobre el escenario.
A partir de ahí, una hora exacta de espera (Metallica apareció a las 9:20 en vez de a las 9 como estaba previsto). Con la mosca detrás de la oreja porque no sabíamos si el sonido sería como el de los teloneros.
Durante ese tiempo vimos cómo 4 personas ascendieron hasta la estructura que se suspendía sobre el escenario y se sentaban en sendas sillas, desde donde luego controlaron todo el espectáculo de luces, rayos láser y los 4 ataúdes con los proyectores de luz. Se preveía todo un show.
Pues eso, que a las 9:20 se apagaron las luces y, con el escenario vacío aún, comenzó a oírse la intro pregrabada de “Ecstasy Of Gold”. De repente, aparecieron Lars Ulrich, Kirk Hammett, Roberto Trujillo y James Hetfield para descargar “That Was Just Your Life”, el primer tema de su último disco. Todo ello entre juegos de luces, de láser y la locura desatada de los allí reunidos. Si bien con un sonido de guitarras bastante mejorable, circunstancia que hubo de compensar progresivamente según caían los temas.
Al finalizar el tema, James agasajó al público con muestras de agradecimiento, cosa que repetiría en múltiples ocasiones durante todo el concierto en las paradas entre tema y tema. Francamente, no sé hasta qué punto hacen esto sinceramente o es un subterfugio para aprovechar y prepararse la siguiente canción. Sea como fuere, las 18.000 personas del público estaban totalmente desatadas y respondieron con júbilo a los agradecimientos.
La siguiente canción, “The End Of The Line” dejó entrever que el listado de temas se basaría mucho en “Death Magnetic”, lo que así ocurrió. La tercera parte de los temas pertenecieron a este último trabajo: hasta 6 de 18.
Una tanda de tres temas clásicos enfervorecieron al personal. Primero, “For Whom The Bell Tolls” me agradó particularmente que sonara tan pronto. Es un tema que me gusta bastante y pienso que hizo que la tensión del espectáculo no bajara tras un comienzo con temas actuales. Además, por primera de varias veces, los ataúdes a los que hacía referencia comenzaron a descolgarse desde el techo. Llegaron hasta poco más alto que las cabezas de los músicos, se inclinaron, balancearon y volvieron a subir al final del tema. Visualmente era espectacular. Enlazaron con “Holier Than Thou” del “Black Album”. Luego, “One” (intro incluida). En este tema conectaron cañones que lanzaron llamaradas al comienzo, en el cambio y al final del mismo y quedaba especialmente lucida la interpretación con los músicos rodeados de fuego.
Tras “One” vinieron los temas que pienso que menos conectaron con la concurrencia: “Broken, Beat And Scarred” y luego “Cyanide”, ambos de “Death Magnetic”. No es que hicieran una mala interpretación y, además, emplearon todo el juego de focos y luces para mantener un gran ambiente, pero el no tratarse de clásicos fue decisivo.
Luego, “Sad But True” hizo que se recobraran el gancho con el público. Además, sonando bastante bien y volviendo a emplear el espectáculo con los ataúdes que volvieron a descender.
“Turn The Page”, la versión de Bob Seger, fue la única referencia a “Garage Inc.” De ritmo más lento que el resto del setlist, pero tema de una gran calidad.
Luego volverían a “Death Magnetic” con “All Nightmare Long” y el single “The Day That Never Comes”. En esta última me pareció que se entregaron especialmente y volvieron a usar el recurso de los ataúdes, que bajaban y oscilaban desde el techo. Ello me hace pensar que ya la consideran todo un clásico. El público la recibió bastante bien. A partir de entonces fueron cayendo todo un ramillete de clásicos como “Master Of Puppets”, que fue aderezada por rayos láser con forma de cruz. James animó al público desde antes de comenzarla: “Do you want heavy?”, y luego durante toda la canción para que le acompañasen: “Master! Master!”
A continuación, “Battery” acompañada de nuevo por las llamaradas de pirotecnia. Aquí se produjo uno de los momentos más intensos del concierto. La ejecución del tema fue espectacular, brutal. Con una fuerza tal que me sobrevino el recuerdo de que estábamos antes Metallica, la mítica banda de Thrash Metal.
Lamentablemente esa fuerza se perdió cuando se bajaron del escenario para dejar a Kirk en un “solo” bastante pobre a mi modo de ver, y que dio comienzo a una “Nothing Else Matters” que dejó que desear y que acabaron empalmando con “Enter Sandman” que sí fue muy animado. Con esta se despidieron del público… por sólo un minuto. En seguida cogieron de nuevo los instrumentos para hacer una tanda de bises genuinamente “Kill’em All”, hasta entonces olvidado.
James presentó la primera canción como la versión de un grupo que había significado mucho para ellos y que les había influido en su carrera musical: “Blitzkrieg”, del grupo homónimo. Esto pareció sorprender un poco a la gente, que pienso que no esperaba esta versión y no supo muy bien ubicarla. Sin embargo, la siguiente también sorprendió, aunque en este caso para regocijo del personal: “Motorbreath”. Tengo que reconocer mi debilidad por este tema, uno de mis favoritos sin duda. Fue un auténtico derroche de energía. El grupo se estaba volcando en los bises y la gente respondía.
Todo parecía funcionar, pues incluso el sonido de las guitarras era bastante mejor que al comienzo.
“Seek And Destroy” puso la guinda a la velada. Con todas las luces del recinto encendidas y decenas de balones de playa negros con el logotipo de Metallica cayendo desde las gradas superiores. No obstante, la introducción que James hizo del tema fue bastante larga y, probablemente, hubiera debido abreviar y comenzar a tocar, que era lo que pedía el público. De todos modos, eso había sido una constante durante todo el show.
Mientras tocaban se dedicaron a patear las pelotas hacia el público, el cuál coreaba y les devolvían los balones.
La última frase de James: “Metallica loves Madrid”.
Tras dejar los instrumentos, emplearon bastantes minutos en agradecer a todo el público el comportamiento sobresaliente, excepcional con ellos. Se pararon uno por uno en cada tramo del escenario hasta dar la vuelta completa.
Como puedes ver, no escatimaron en efectos visuales y escenografía, uno de los puntos fuertes del concierto.
He de decir que el hecho del set rodeado de público lo ví muy positivo. Con 8 micrófonos colocados perimetralmente y la betería sobre una plataforma giratoria. En cada tema, tanto James como Kirk y Roberto podían estar cantando o tocando en frente tuya o en la zona diametralmente opuesta. Así todos tuvimos la ocasión de verles las caras (y los tatuajes) a estas auténticas leyendas vivas.
La batería giraba un cuarto de vuelta cada 4 ó 5 canciones.
Respecto al sonido, es algo más complejo.
Según pude cotejar con otros asistentes, el escenario colocado en el centro del recinto pudo influir en cómo se oía según donde se estuviese colocado, en una zona u otra de la pista o grada. Obviamente yo he comentado cómo me fue a mí: en pista, frente a una de las esquinas del escenario.
Desde un principio, y ya durante todo el show, la voz de James sonó tremendamente clara. Nada que ver con lo que nos temíamos tras ver a Lamb Of God. Incluso sonó con un cierto eco y muy por encima de las guitarras. La guitarra de Kirk parecía un poco tapada. Dependiendo del tema, se oía algo más, pero hasta que no llegaron algunos de los últimos temas, no sonó con más claridad. Desde luego, el comienzo tuvo este hándicap con las guitarras tan bajas y, en particular, en el punteo de “One”, una de las partes que más serían de esperar en todo el concierto.
El bajo y la batería tenían mejor sonido que las guitarras. De hecho el bajo sonaba bastante potente.
En cuanto al comportamiento en sí de cada uno de los integrantes, pienso que podrían haber dado un poco más. Pese a los constantes agradecimientos de James, creo que esto no sirvió más que para que les diera tiempo a prepararse, cambiar de instrumentos y tomar un respiro. La gente hubiese agradecido más continuidad y menos parones entre temas.
James, Kirk y Roberto no dejaron de cambiar de guitarras y bajos. Incluso dentro de la misma canción podían usar varias guitarras. Y cada vez que cambiaban, se acercaban o bajaban por una escalerilla donde el técnico les tenía preparado el instrumento.
Lars también descendió del escenario en varias ocasiones para volver instantes después. Pero esto hacía que, por unos momentos, desaparecieran de vista. Pienso que este hecho hacía perder “feeling” a la banda. Además, no termino de entender la necesidad de tanto cambio a mitad de tema. Me parece bien que busquen un sonido perfecto, pero cada una de las guitarras (todas ellas customizadas y personalizadas) que sacaron seguro que hubiesen sido perfectamente válidas para tocar un tema completo, al menos.
Creo que la conexión del público se vio más favorecida por el propio público.
También es cierto que la actitud un tanto distante del comienzo se fue compensando según avanzó el concierto. Incluso Lars acabó con una bandera de España sobre su batería, de la que se levantaba constantemente para animar a los asistentes. Roberto también hizo gala de esos movimientos tan característicos mientras tocaba y que, visualmente, divierten a buena parte de espectadores. Me desagradó ver que Kirk no se esmeró mucho (mal sonido aparte) en un par de solos que trató de hacer. Los ví impropios de él. Afortunadamente los punteos aún los defendió con solvencia.
No obstante y pese a todos los comentarios que haya hecho en cuanto a momentos o circunstancias que pudieron deslucir el concierto, lo que puedo decir sin miedo a equivocarme es que la casi totalidad de los asistentes salimos de allí con un muy buen sabor de boca y la certeza de haber asistido a una gran espectáculo, contentos y convencidos.
Creo que el grupo supo potenciar sus puntos fuertes y el público iba con la predisposición de entregarse a la música y disfrutar. A parte del hecho de que Metallica es Metallica…
Par mí, lo mejor “Battery”, “Seek And Destroy” y, sobre todo, “Motorbreath”. Fueron las más traseras y me recordaron a aquel genuino sonido de hace lustros. Pero, con toda seguridad, lo más grande del concierto fue el público. Una vez más respondió abarrotando el recinto, desgañitándose al cantar las canciones e interactuando con la banda y se volcó en cada tema.
Ya digo, con sus cosas negativas y sus cosas positivas, lo que nos quedará en la retina es una buena noche de concierto con uno de los iconos de la música metal.
Te dejo el setlist:
That Was Just Your Life
The End Of The Line
For Whom The Bell Tolls
Holier Than Thou
One
Broken, Beat And Scarred
Cyanide
Sad But True
Turn The Page
All Nightmare Long
The Day That Never Comes
Master Of Puppets
Battery
Nothing Else Matters
Enter Sandman
—
Blitzkrieg
Motorbreath
Seek And Destroy