Empezaban con un sugerente comienzo a base de baladas; “la luz de mi camino” y “Otoño”. Su vocalista, sentado en una banqueta, empezaba a transmitir con el público y a destapar poco a poco muestras de ese último disco, caso de “la última batalla”.
Un homenaje a Triana, quien estuvo muy presente, iniciaba la segunda parte del espectáculo y con ellos, todos los instrumentos sobre el escenario y el más puro estilo medina; un repaso a sus temas de siempre, “Algo nuevo” “Favorita del sultán”y “palabras de libertad”. Ésta última especialmente, magistral, recibida con las manos en alto del respetable. Su letra es toda una declaración de libertad.
“Tierra de libertad”, de la época más reciente, daba paso a otro recuerdo a Triana, con un “Abre la puerta” muy rockero, y un “se me olvidó”, de un profundo estilo celta. Saludaba al público que se asomaba desde las localidades más altas y recordaba de nuevo el rock andaluz, dedicándole a Sevilla y su público, su actuación.
Llegó el turno de “Solo y sin ti”. Manuel, el vocalista, baja al patio de butacas y saca a un espectador con quien interpreta el tema. Es uno de los momentos de la noche y yo, empiezo a vibrar en la butaca. Recuerda su etapa de estudiante, de cómo se examinó de música en ese mismo recinto, y de paso, recordarle a la gente que la música andaluza es única, que nadie nos confunda ni condicione. El guitarra, Paco Ventura, con una magistral exhibición en la cual introdujo compases de música clásica, también tuvo un guiño a una bailarina que se encontraba en el público, que bailaba sobre esas mismas tablas y que lleva también, treinta años bailándole en su vida.
Llega “Córdoba”, y el público se entusiasma. Una de sus canciones míticas. Como mítica es “En el lago”, otro guiño a Triana. Una exhibición del batería, quien llega a taparse los ojos, y una previa del teclado, introducen al recuerdo a la ausencia de la madre en “Siempre estarás en mi”, del disco XX.
El público completamente entregado, como yo, asistimos a un recuerdo a Camarón de la Isla, con la que aseguraba ser la canción más fácil, “al padre santo de Roma”.
Y se inciciaba la ronda final, con temas de siempre. Y yo, que asisití a un concierto que fue despertándome a cada momento, no tuve más remedio que rendirme a “Necesito Respirar”, todo un clásico, y a la grandeza del rock andaluz de siempre. “Paseando por la Mezquita” me trasladó a los maravillosos años donde esa música lo cambió todo, Triana, el rock sinfónico y la magia del rock con denominación de origen de Andalucía. Una canción inmensa que suena a Medina Azahara absolutamente, como ocurrió con “Todo tiene su fin”, canción resucitada de los recuerdos que a mi, me llenaba de recuerdos propios.
Manuel Martínez, Paco Ventura, Manuel Ibáñez, Juanjo Cobacho y Nacho Santiago, reivindican la importancia de hacer música desde Córdoba, de gritarle al mundo y además, invitan a soñar con la importancia que tiene la música, que une personas y almas. Yo, que estoy totalmente de acuerdo, ya estaba entregada, y con “Sevilla”, se consiguió la fusión definitiva.
Ese video clip, rodado en la Alameda de Hércules, hizo posible que esta actuación fuese posible y en este teatro, según contó el vocalista, cerrando una magnífica noche de rock andaluz que aseguro, me dejó completamente impresionada.
Paz, amor y libertad fue el deseo de la formación que desde el escenario, y con su vocalista, envuelto en una bandera de Andalucía, agradecía a un público que no dejaba de aplaudirle.
Necesité tiempo para asimilar las sensaciones de una noche de rock andaluz, y solo saco una reflexión; la música puede ser maravillosa cuando se transmite con el corazón. Desde Córdoba para el mundo y nosotros, testigos de excepción de que aquí, se hace música diferente.
Larga vida al rock andaluz!