Marciana firman un álbum de idas y venidas representando un golpe de aire fresco dentro del indie-pop que de tan buena salud goza en los últimos años.

Decir que en "ni genis ni MacGyvers" tiene aires de Niños Mutantes o Love of Lesbian en el mejor sentido de las comparaciones es, desde luego, una crítica positiva al contenido en canciones del mismo.

Intercalando temas en catalán y castellano "Marciana" alternan lo sutil y lo natural a la hora de retratar sus historias donde destacan "La niña Avestruz (y el hombre menguante" o "Verd" que cuenta con un fantástico comienzo y una melodía notable.

Entre lo correcto de las voces y la armonía en el conjunto de guitarras radica otro de los puntos fuertes de la banda que dentro del disco evoluciona hacia campos más personales como en "Harto de T.Y." o la que suponen el cierre del mismo, el corte número 12,  "cómo me sienta.

Habrá que esperar su propia evolución pero Marciana, por lo que apuntan en el disco, está en disposición de alimentarnos desde Barcelona con música y canciones de corte elegante y escucha agradable sin cerrar la posibilidad de que llegue un hit y entonces todo vaya más deprisa.