26/8/2011 Almería, Pabellón de los Juegos del Mediterráneo.
Tercera edición del Maldito Sol Festival, segunda realizada en el Pabellón de los Juegos del Mediterráneo, y esta vez se nos presenta como plato fuerte del cartel al grupo nacional de mayor tirada en cuanto a ese estilo que se engloba bajo la denominación de indie, Vetusta Morla. Junto a ellos, El columpio asesino y, abriendo el festival, los almerienses El fin del mundo (formado por algunos miembros de la también almeriense banda Mutenroi) y Eladio y los seres queridos.
Lamentablemente no tenemos fotografías ni podemos extendernos demasiado en cuanto a la actuación de El fin del mundo, ya que el servicio de autobuses que conecta con el nuevo recinto ferial (al lado del citado pabellón) tardó bastante más de lo esperado y nos dio tiempo solamente a escuchar el final del concierto. Además, al llegar tuvimos que esperar a que saliera el responsable de prensa a buscarnos y, para terminar de arreglar el tema, no aparecíamos en el listado de acreditación. Afortunadamente se portaron de lujo y no nos pusieron ningún problema para acceder al recinto y nos dieron toda clase de facilidades para realizar nuestro trabajo. Un diez para la organización (a los que hay que aplaudir también por los precios más que asequibles de la bebida y los bocadillos que se podían adquirir allí, lejos de los abusos que encontramos en otros conciertos o festivales).
Ciñéndonos al concierto, la actuación de El fin del mundo, a los que no conocía, resultó bastante movida. Con una formación clásica de batería, guitarra, bajo y cantante dieron un concierto potente y en todo momento intentaron convencer al público que tenían delante. La pena fue el sonido, que en ciertos momentos no les acompañó demasiado. A esto hay que añadir que a esa hora no había todavía demasiada gente en el pabellón (quizás unas cuatrocientas personas), aunque según me comentó gente que había estado en todos los conciertos organizados con motivo de la feria, más o menos ésa es la cantidad de público que había asistido al resto (entre los que se encuentran artistas que en teoría arrastran bastante público, como Luz Casal o Camela), por lo que no es una mala cifra para los almerienses.
Cuando terminó la descarga de El fin del mundo, y con solamente cinco minutos de retraso, fue el turno de Eladio y los seres queridos, los cuales estuvieron bastante comunicativos con el público. Venían a presentar su nuevo disco, "Están ustedes unidos", tras cuatro años de espera desde el primero, "Esto que tienes delante". Era la primera vez que los veía en directo (en realidad, a todos los grupos del festival, así que en este aspecto ninguno partía con ventaja para mí) y me sorprendió la heterogeneidad que encontré en sus temas, los cuales tienen influencias muy diferentes entre sí; lo mismo encontramos pop ochenteno, toques folk o pasajes bastante eléctricos. Eso sí, si hay algo presente en el sonido de este grupo, son los teclados, usados para casi todo: lo mismo apoyaban al resto de instrumentos que ambientaban un tema discretamente o creaban un loop que se repetía durante toda la canción construyendo la columna vertebral de la misma. Incluso en algún momento dieron cierto toque discotequero a algún tema, creando un contraste bastante curioso con el estilo rockero que el resto del grupo aportaba. Como nota curiosa, nos ofrecieron la versión en gallego de "No quiero perderte" ("Non quero perderte"), y cerraron con un pequeño guiño a "Forever Young".
A estas alturas de la noche ya había bastante más público, lo que evidenciaba lo obvio, el gran atractivo de la noche eran Vetusta Morla, pero antes era el turno de El columpio asesino, que a las 23:20, esta vez con algo más de retraso, veinte minutos, lo mismo que se retrasarían los cabezas de cartel, salían a escena. Los de Pamplona venían también presentando disco, "Diamantes", y dieron un concierto diferente y de gran intensidad. Como nota curiosa, el batería colocó su set a un lado del escenario, siendo así más visible para el público (detalle importante teniendo en cuenta que además es el cantante principal del grupo, apoyado por Cristina Martínez, una de las guitarristas).
Como ya he comentado, fue un concierto con muchísima fuerza, a lo que ayudó el gran sonido de la batería, que marcaba el ritmo de forma no excesivamente complicada pero muy efectiva, cargándose a la espalda el peso del grupo con una gran facilidad. Aquí los teclados tuvieron también gran presencia, pero de un modo totalmente distinto, más formando parte del conjunto, sin resaltar tanto. Cabe destacar la gran importancia que tuvieron apoyando al resto de la banda en los pasajes más ambientales y extraños, los cuales no escasearon, evidenciando el gusto del grupo por la música más experimental: junto a los ya comentados teclados hay que añadir los pasajes con juegos de voces corales, las secciones más "guitarreras"… la pena fue el sonido, y es que tras sonar bien con Eladio y los seres queridos, volvió a fallar un poco, saturándose en ocasiones y resultando molesto, una lástima.
Finalmente llegó el turno del plato fuerte, Vetusta Morla, que comenzaron con el tema de su segundo disco "El manantial". Con un público totalmente entregado ya bastante superior en número respecto al comienzo de la noche, los madrileños lo tenían fácil, aunque no por eso se relajaron. Y es que si hubo algo que todos los grupos tuvieron en común, es que salieron a darlo todo, a intentar que sus temas sonaran con toda la fuerza posible, y, gustos personales al margen, lo consiguieron.
Tenía curiosidad por ver cómo reaccionaría la gente ante los temas del segundo disco, bastante esperado pero también, según un sector amplio del público, inferior al primero. Y la verdad es que en directo se nota; no sé si será porque verdaderamente su público percibe el primero como mejor, porque el segundo acaba de salir y no ha tenido tiempo aun de calar en sus fans (escuché comentarios de gente que comentaba que se había enterado de que habían sacado un nuevo disco días antes del festival) o cuál es la razón, pero lo cierto es que la reacción de el público era bastante diferente entre las canciones de uno y otro. No es que el público no disfrutara con los temas de "Mapas", interpretados todos excepto "Canción de vuelta" y "Mi suerte", pero mientras que éstos eran coreados por algunos sectores y aplaudidos al final, los siete cortes que interpretaron de su primer trabajo desataron la locura: se cantaban al máximo, se aplaudían a rabiar…
La comunión con el público fue máxima y, aunque algunos grupillos de gente desconectaban un poco durante los temas de "Mapas" y aprovechaban para charlar o hacerse alguna foto, el grupo supo cómo meterse a la gente en el bolsillo; es cierto que Pucho no se extendió demasiado en sus comentarios, pero resultó simpático y comunicativo con comentarios como en el que afirmó que ya tenían ganas de volver a Almería: "hace dos años que no veníamos, desde nuestro último concierto en El Ejido."
Entre presentaciones de nuevos temas y recuerdos del primer disco avanzó el concierto, hasta que llegó el turno de "El hombre del saco", que sonó con mucha más fuerza que en el disco, y para la que sacaron a escena un bidón que golpeaba Pucho. Así, y tras una hora y veinte de concierto que a algunos se les hizo corto, llegamos al final de la actuación de Vetusta Morla y, por tanto, del festival, el cual cerraron los madrileños con "La cuadratura del círculo", uno de los temas más coreados de la noche, y también de uno de los que sonó con más garra; es innegable que supieron cómo cerrar el concierto.
Serían las 2:10 de la mañana cuando se encendieron las luces del pabellón para que abandonáramos el recinto, tras algo más de cuatro horas de música que solamente se vieron perjudicadas por algunos fallos de sonido producidos muy probablemente por la acústica del sitio (que es, a fin de cuentas, un pabellón de deportes, no una sala de conciertos).
Lo que es innegable es que, desde aquella primera edición del Maldito Sol Festival, que con un cartel envidiable tuvo una asistencia de público paupérrima (me parecería muy arriesgado decir que estuvimos allí siquiera un centenar de personas), la respuesta del público ha crecido de una manera enorme. Esperemos que sea algo que se repita de aquí en adelante y no un destello producido por la inclusión en el cartel de uno de los grupos del momento. El tiempo dirá.
Fotografías: Irene Plaza Pineda