El pasado 23 de febrero pisó Mäbu la capital hispalense para presentar su último trabajo recopilatorio, “Décimo”, en el que recoge los grandes éxitos de su carrera en colaboración con otros grandes artistas como Izal, Rayden, Rozalen o Jorge Marazu. En esta ocasión no tuvo oportunidad de invitar a todos los colaboradores, pero sí la acompañaron en el escenario Chío Abad, una de los integrantes de Borneo, y Allende. Con la primera interpretó el tema “La locura” que canta con Rayden en la grabación original y junto a Allende cantó “Los amantes”. Fueron unos de los momentos más impactantes de la noche por el clima de compañerismo y buen rollo.
Un total de 16 temas compusieron una noche llena de suavidad y textura aterciopelada. Un sonido excelente y una iluminación sugerente conformaron un espectáculo repleto de una bonita energía. Su compañero a la guitarra eléctrica amenizó su entrada hasta que sonó “Caimán”, primer trabajo de la noche. La voz gustosa de Mäbu mimaba las canciones y las llenaba de onomatopeyas, muy suyo, como acariciándolas.
Aparte de sus temas, la artista interpretó “Un ramito de violetas” de Cecilia tras agradecerle a Radio 3 su invitación a versionar esta canción en uno de sus programas. La verdad es que elegir a Mäbu para que interpretara este icónico tema fue un total acierto. Su voz y naturalidad dulces aportaron al tema unos matices sensibles muy personales, haciéndonos experimentar a los asistentes una sentimentalidad similar. Fue un momento de gran conexión entre público y artistas. Más tarde también interpretó el “Por qué te vas” de Jeanette con la misma delicadeza que la de Cecilia, pero con otra chispa. Estas dos actuaciones refrescaron el programa recopilatorio de la noche y la hizo multifacética y acogedora.
El tono general del concierto fue íntimo y hogareño, cargado de canciones tranquilas y coquetas. Destacaron la bien adorada “De negro y amarillo”, “Buenos días”, “Memoria”, “Paralelo” y, cerrando la actuación, “Con mi voz” que fue el tema con el que el público más se animó porque tiene un gusanillo que repta por la garganta para acabar taconeando en la boca del estómago.
En definitiva, Mäbu y sus músicos nos regalaron toda su gracia. Os esperamos deseosos de otra buena dosis de magia.