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LUNA + FLOWERS

Poradmin

May 6, 2015

El jueves 30 de abril fue un infierno salir de la cama. El despertador sonaba a eso de las 6,30 cuando tan solo cuatro horas antes estábamos volviendo de Huelva. Pero mereció la pena. La vuelta a los escenarios de una banda histórica como Luna era un evento que no podíamos perdernos.

El “No hay billetes” que nos recibía en Las Cocheras del Puerto (Huelva) dejaba claro la expectación levantada por la banda norteamericana. Un recinto coqueto, con un sonido impoluto, con un “pero” para disfrutar de un concierto de Luna: butacas. Resulta complicado permanecer quieto ante los clásicos de la banda de Dean Wareham, pero no quedaba otra. Eso o, como hizo parte del público, situarse a los lados del escenario para poder bailotear un poco. No poder disfrutar de una cervecita tampoco ayudaba, pero las normas son las normas.

Abrieron la noche Flowers, el joven trío británico que debutaba el año pasado con el sobresaliente “Do What You Want To, It’s What You Should Do” (si no lo habéis escuchado, dadle una oportunidad) un disco producido por el ex-Suede Bernard Butler, y que copó los puestos de honor de las listas más orientadas al indiepop de lo mejor del año 2014.

Si la labor del telonero suele ser ingrata (la gente no los conoce y está más pendiente de saludar a los colegas), no tardaron los londinenses en captar la atención del público. ¿Su gran baza? La voz de Rachel Kenedy. Escondida tras su guitarra y el micro, todo timidez, poca gente puede esperar que, tras un apenas audible saludo, su voz profunda, casi sacada de un recinto de ópera (y por momentos, tan cercana a la de Elisabeth Fraser, de sus admirados Cocteau Twins) inunde toda la sala.

Abrieron con “Be with you”, para ir desgranando, sin apenas pausa, prácticamente su álbum de debut al completo. Con Sam Ayer llevando las riendas del grupo con su guitarra, a medio camino entre los arpegios de Johny Marr y la distorsión de unos The Pains of Being Pure at Heart, se ganaron el aplauso generalizado en canciones como Joanna, Comfort, All over again, I Love You, para cerrar con la preciosista Stuck, con Rachel sola en el escenario, solo con su voz y su puño marcando el ritmo sobre su guitarra. BRAVO.

Llegaba la hora. Dean Wareham, Britta Wilson (la “Kylie Minogue” del indie, describieron mis amigos con mucho tino), Sean Eden y Lee Wall aparecían en el escenario. Luna estaban de vuelta.

Chinatown era la primera canción en sonar, con pequeños problemas técnicos, sobre todo con las voces de Dean y Britta. Hit tras hit, el repaso a la discografía de la banda de New York no se dejaba ningún clásico atrás. Siempre con un “deja vu” a la Velvet Underground, el gran referente de la banda. Lastró el concierto el excesivo protagonismo de los solos de guitarras, con Sean Eden alargando en exceso sus punteos y entrando, por momento, en una innecesaria batalla guitarrera con Wareham . No era necesario. Esto hizo que por momentos el concierto resultase demasiado plano. Pero siempre salía algún clásico al rescate: no todos los días uno puede disfrutar en directo de “California (All the way)”, Sideshow By The Seashore’, “Tiger Lily”, “Moon Palace” o un de mis favoritas, Lost in space, con su gran estribillo: You heard it all before; And now they say it’s magic.

No faltaron tampoco una de las especialidades de la banda, las versiones: una acelerada Bonnie & Clyde, aprovechando la química innegable entre Dean y Britta, jugando a ser Gainsbourg & Jean y Ride into the sun, un homenaje a la siempre presente Velvet Underground.

Entre bromas privadas e invasión del espacio que separaba el escenario de la primera fila de butacas llegamos al final con Friendly Advice y sus “paparapaaaa”. Pero aún quedaban dos balas en la recámara, y no dos cualquiera. Porque si hay una canción que nunca puede faltar en un concierto de Luna, ésa es 23 minutes in Brussels. En el muy recomendable libro de Dean Wareham “Postales negras” encontraréis la explicación. Junto a una potente Slash your tires fueron el punto final de la noche.

Con el público entregado, la banda ponía punto y seguido en su extensa gira española (les esperaban en Granada). Los allí presentes ya podíamos decir que habíamos vivido un pedacito de historia del indie rock. La que escribieron y siguen haciendo Luna. Pese a los excesos guitarrísticos de Sean…

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