Un disco como "Dramas y caballeros" provocó que la espectación sobre el siguiente paso de Luis Ramiro fuera enorme, al menos por mi parte. Prácticamente ha sido un año y medio de espera finalmente recompensado con creces tras oir "Un mundo por delante".
Sin aún probar ese clima especial que cuentan quien lo ve en directo no es difícil hacerse una somera idea de que las canciones que compone este joven madrileño conllevan una vitalidad y un desarrollo que posiblemente se escapan a las sensaciones que encuentras en el disco.
Dicho esto, Luis Ramiro sigue ahondando en sus principales virtudes como cantautor: buenas historias cercanas que su autor aborda con interpretación y sentimientos justos. Esta forma de componer finalmente se traduce en canciones como "El rey de la pista" que sorprende por su ritmo o las melodías de "Jorge I" y "vagabundo millonario" denotable producción y acabado.
Las letras de "Un amor sin estrenar" o "Dices" hablan de todo aquello que alguna vez quisimos expresar, de historias recientes que quizás no comprendemos en su momento hasta que las cosas empiezan a adquirirr sentido, casi de golpe.
También hay momentos más divertidos y para fantasear, me estoy refieriendo a "Manaña nos casamos en Las Vegas", eso sí, en la provincia de Murcia. Un curioso viaje dando sitio al amor más alocado y optimista.
Con un guiño Beatle en "Campos de fresa" el disco se acerca a su final, un disco que no sólo confirma los buenas críticas y sensaciones del trabajo anterior sino que incluso es un pasito más, un punto mayor en calidad y versatilidad, once motivos más para que te guste Luis Ramiro.