Los Sentíos. Pop-Rock. Sábado 22 de diciembre. Cita en el Malandar.
Como se acostumbra en estos casos, la novia se hizo esperar, y comenzaron unos 45 minutos pasada la hora prevista. Lo hicieron presentando los temas que contendrá su nuevo disco, el cuarto ya en el haber del quinteto sevillano, y primer LP: “Shooting my destiny”. Pronto saldrá del horno y cuentan que lo están cocinando con todo esmero, con la participación, que dice mucho, del mítico Paco Trinidad (chssssss! chismorreo para profanos: gran parte de la producción musical de los 80 españoles llevaba su impronta).
Aguardaremos a que nos lo sirvan en plato para saborearlo despacito…
La impresión tras el concierto: ¿qué puedo decir? Nos revelaron temazos como “All the gods”, con unos estupendos coros al más puro estilo de ellos. Otro: “Come back”, una exquisitez cómo incorpora acordes de genuino rock&roll, que te sorprenden gratamente, como en un giro de la canción que uno no se esperaba ahí. Por supuesto, “Mother desperation”, una balada que va ganando a medida que se va haciendo el silencio entre el aforo y que consigue dejarte con el pellejo desgarrado. ¡Olé! ¡Con un par! ¡Con cinco pares…! Porque hay que tener un par para componer canciones como esa en el desenfrenado y vertiginoso mundillo del rockero de a pie; otro par, para que el resultado sea un tema tan, tan, largo que ni ellos mismos creo que sepan cuánto dura; y tres pares más, para, con todo, reservarle un espacio en mitad de una actuación, cambiando de palo como si tal cosa, sin que decaiga, y devolvernos luego, entre los aplausos, a la realidad, con más caña… como si nada. Ahí queda eso.
Cuando ya le hubieron dado un buen repaso al repertorio nuevo, nos regalaron los oídos con los básicos de discos anteriores: “Honey, fade away”, “Girl with the raincoat”, “Springer in summer” y otras piezas, impecablemente bordadas. La única salvedad, unos coros de “She” que se les resistieron un poco… Disculpable, sin lugar a dudas.
Sonaron muy bien, y eso que el bajista iba “de prestado” para la ocasión, aunque no se notaba para nada, y es que no en balde perteneció a la banda durante una buena temporadita, no mucho ha… Curiosidades y anecdotillas, varias: eso sí. Invitaron también a coger las baquetas a su antiguo batería, que se marcó unos temitas espléndidos con ellos al final. Y recogieron todo en un seguimiento fotográfico que será el material para su próximo videoclip, a base de instantáneas, de los previos y en acción, al ritmo de la música.
En cuanto a los parroquianos, ocupaban media sala. Por supuesto, allí congregaron a los habituales, aunque no eran todos los que estaban ni estaban todos los que eran. Quizás por las fechas, el personal prefiera ir a escuchar coros de villancicos… ¡Vete tú a saber! La gente se mete chutes de lo más variopintos… En cualquier caso, lo que está claro es que, quienes fueron, estaban allí. Y eso siempre está muy bien.
Durante la primera media horita, el público parecía concentrar el interés en los temas nuevos y estaba un pelín tímido… Así que aprovecharon para invitar al personal a acercarse más al escenario, mientras suplicaban, con ese desparpajo tan suyo, que bajaran la luz de los focos, porque les estaban dejando cegatos. El calorcito se hizo notar enseguida. Y para el final ya se fueron perdiendo las vergüenzas con algunos bailes y pedazos de rock&roll como “Sweet Little Sixteen”.
La gente pedía más, y aunque ellos suelen ser bastante complacientes en eso, no había ya tiempo. A mí me faltó “Walking on your imagination”, que es (stop: contenido no apto para menores), como un orgasmo musical salvaje y potente donde los haya. Por lo visto, pensaron cerrar con él, pero se les quedó fuera porque era tarde, les cortaban el sonido y Cenicienta tenía que salir corriendo…
Era sábado prenavideño. El tiempo, frío. Todo el día, el soniquete de los niños de San Ildefonso, aunque nosotros no llevábamos ni un reintegro… Y Los Sentíos se lo curraron nuevamente para alegrarnos el corazón esa noche, que parecía que pintaba “llovinolienta” (el palabro no es mío, pero ahora me viene fenomenal y lo tomo prestado, tío, gracias).
Y colorín, colorado… Con mis mejores deseos para el 2008… ¡Mucha música, mucha patilla y corbatas divertidas!
Texto: Bego, Be Good!
Fotos: Juanma Jiménez