14/1/2011 sala Wah Wah, Valencia.
El pasado 14 de enero nos acercamos a la sala Wah Wah de Valencia para presenciar la revisión que Chuck Prophet y unos cuantos colegas suyos harían de una de las piedras angulares del Rock , tal y como se entiende hoy en día. Y este no es otro que el disco “London Calling” de The Clash.
Y tengo que confesar que no me resultó fácil el decidirme a ver este concierto, cuando a un par de paradas de metro también tocaban Letz Zep, dando buena cuenta de un selecto ramillete de temas de sus compatriotas Led Zeppelin. Como digo, no fue fácil dejar de lado la posibilidad de escuchar temas como “Black Dog”, “Dazed & Confused” o “Kashmir” interpretados por la banda que, quizás, hoy por hoy mejor puede hacerlo (a falta de los originales, por supuesto).
No obstante, como seguramente tendremos la oportunidad de ver a Letz Zep en más ocasiones por aquí en un futuro, me decidí por la opción de carácter más especial o excepcional. La de ver a una banda de circunstancias, hecha ex profeso para una gira donde se han paseado por 12 ciudades españolas, repasando “de pe a pa” el mítico disco de los Clash. Ni más ni menos y en el mismo orden de las canciones.
Bueno, pues el caso es que a las diez y media o así entré en la sala Wah Wah para ver al telonero. El caballero que subió al escenario era Chris Von Sneidern, a la sazón, también parte de The Spanish Bombs (que así han llamado a la formación que acompaña a Chuck Prophet, para redondear el homenaje al disco de Strummer y compañía. Él, sólo y únicamente acompañado por su guitarra acústica de 12 cuerdas y con la que se marcó un breve concierto donde destacaron su registro vocal y algunos solos de guitarra.
Temas entre el Rock y el Power Pop como “Feel”, “Open Wide” o “Doctor” fueron los que tocó para amenizar la espera hasta el plato fuerte. De temática amorosa, como se encargaba de anticipar el propio Chris entre cada corte y que sumaron unos 25 minutos de concierto para escuchar sus temas propios y alguna versión. Aunque el tipo de música y el escaso acompañamiento mermaba la intensidad que muchos estaban esperando y que llegaría cuando la banda al completo interpretara el “London Calling”.
Una vez cumplido el tiempo del amigo Chris se pincharon unos cuantos temas desde la mesa de sonido, para acompañar la entrada de los espectadores más rezagados que entraban ahora a la sala. Pero aún no había llegado el tiempo de la banda, pues tuvimos la oportunidad de escuchar unas palabras del propio Johnny Green, el que fuera road-manager de The Clash entre el 77 y el 80. Y también escritor de un libro (“A Riot Of Our Own: Night And Day With The Clash”) donde recoge sus vivencias con la banda. El caso es que el bueno de Green (con sus buenos años a la espalda) nos amenizó un rato de la noche contando algunas de sus anécdotas de aquella época, en particular de la grabación del disco que hoy se tributaba, y leyéndonos un par de páginas de su libro. Él nos hablaba en inglés y un colaborador de la sala nos traducía a los que “no speak english”.
Sobre este ratillo que nos proporcionó Johnny Green diré que a mí, en particular, me agradó. Me pareció interesante que alguien nos comentara parte del “making of” de esta joya de la música. Incluso me entraron más ganas aún de escuchar los temas, que ya se hacían inminentes. Pero también hubo bastante público al que su impaciencia no dejó prestar mucha atención a Green, a juzgar por los continuos silbidos y gritos de parte de la concurrencia durante el rato que el exmanager hablaba.
Pero bueno, todo llega y así lo acabaron haciendo Chuck Prophet & The Spanish Bombs sobre el escenario de la sala Wah Wah. Una breve presentación; tan sólo un par de frases sirvieron de preámbulo para los que quizás sean los cuatro primeros acordes más reconocibles de la historia del Rock. “London Calling” arrancaba con el tema que le da título.
En cuanto a lo que ocurrió a partir de entonces se podría contar como que una banda de exquisito gusto se marcó ante varios centenares de personas el concierto que llevaban esperando 30 años. No sé si exagero (pudiera ser que sí), pero estoy seguro que más de uno pensó esto mismo que estoy contando.
Un tema genial como “London Calling”, seguido por las magníficas “Brad New Cadillac”, “Jimmy Jazz” y “Hateful”, repasaron sin descanso casi la primera cara del primero de los dos vinilos que contenía la carpeta del disco que salía a mediados de diciembre del ’79.
La banda supo hacer un trabajo francamente difícil: mantener la esencia del álbum sin calcarlo, sino dándole una cierta impronta personal de la banda. Esto se traducía en una sensación de estar oyendo realmente los temas originales en un directo actual. El público no tenía otra opción que entregarse al deleite.
Y tras una “Hateful” coreada al unísono por decenas de personas, al son de las guitarras de Phophet y Von Sneidern, el propio Chuck se ocupó de rebajar bastante la tensión en la sala (y no lo digo en el buen sentido de la palabra precisamente). No sé muy bien la idea que llevaban al parar durante unos 5 minutos para aceptar preguntas por parte de los asistentes. Creo que a muchos nos pareció aquello un cierto despropósito, más aún cuando en ese rato la única que acerté a oír fue que si él (Chuck Prophet) era el antiguo componente de Red On Green. Cierto era y así se ocupó de confirmarlo, pero… ¿para esto valía la pena parar un concierto que iba tan bien?
En fin, el caso es que las aguas volvieron a su cauce cuando “Rudie Can’t Fail” desató de nuevo la descarga sonora propia de la música de The Clash, reencarnados en los presentes Spanish Bombs.
La propia “Spanish Bombs” fue uno de los momentos álgidos de la noche, cuando el estribillo en castellano ("Spanish bombs yo te quiero infinito, yo te quiero oh mi corazón”) inundó la sala.
No fueron menos “The Right Profile” o “Lost In The Supermarket”. Esta última con Van Sneidern quitándole el protagonismo de la voz a su colega Chuck; al igual que ocurriría posteriormente en “The Card Cheat”, “I’m Not Down” o la postrimera “Train In Vain”.
Con “Clampdown” y “The Guns Of Brixton” se llegaba a la mitad del disco, al igual que a la mitad de una actuación sobresaliente hasta el momento.
La segunda mitad nos esperaba con temas como “Wrong ‘Em Boyo” o “Death Or Glory”. La energía del espectáculo pareció verse un poco rebajada. Bueno, pudo tener algo que ver vez el hecho de que en la primera decena de temas la banda y especialmente el público se habían entregado a fondo y ahora recuperaban el aliento.
“Koka Kola”, “The Card Cheat”, “Lover’s Rock,… en fin, todas aquellas composiciones que Strummer y Jones (en su mayoría) recogieron en un disco que mitificó a The Clash. Ahora servían para encumbrar a Chuck Prophet y Chris Von Sneidern, junto al resto de la banda: Josh Lippy, Derek Taylor y Ben Frederick.
Y a partir de un “Four Horsemen” de factura impecable nos sobrevino un desaforado final de fiesta donde “I’m Not Down”, “Revolution Rock” y “Train In Vain” hicieron las delicias de los presentes, compartiendo el oído para las voces de Prophet y Von Sneidern, como comentábamos. Fantástica recta final con un aforo entregadísimo y muy activo, a pesar de una edad media bastante más elevada de lo que acostumbro a ver en las salas de conciertos. Un público, al fin y al cabo, que en gran número tuvo la ocasión de comprarse aquella primera edición en vinilo, o casi.
La pena es no ver a más chavales jóvenes que quieran tener la oportunidad de saber de dónde sale la música que han aprendido los grupos de Punk–Rock de hoy.
Con el final del tracklist del “London Calling” se daba por terminada la actuación de los Spanish Bombs… o eso pensamos. Pero Johnny Green nos tenía guardada una última sorpresa cuando se subió al escenario para informarnos de que la banda nos tenía un “bonus” preparado en forma de “Bankrobber”.
En fin, una noche deliciosa, de recuerdo y deleite para los oídos. Todo ello auspiciado por Houston Party y su proyecto de “We used to party”, donde un músico o banda es invitado a girar tributando alguno de sus discos favoritos. En este caso Chuck Prophet eligió “London Calling” y hay que agradecérselo.
Nos vemos en la próxima.