Gràcia Territori Sonor y el MACBA renuevan su colaboración en el decurso del Festival Internacional LEM con un ciclo de tres intervenciones que pretenden trazar una cartografía de la creación sonora experimental a partir de las aportaciones de algunos de sus principales pioneros en España y Francia. Una oportunidad para descubrir o revisitar el trabajo de artistas que forman parte de la historia reciente de estas músicas.

Llorenç Barber y Eduardo Polonio son nombres ineludibles dadas sus importantes aportaciones a los territorios de la instrumentación, la poesía fonética y la electroacústica respectivamente.

Lieutenant Caramel y Pacific 231 son artistas franceses de largo recorrido y prestigio, con estrechas y relevantes incursiones en los territorios de la acusmática, la música industrial y el ambient.

Llorenç Barber es, además de muchas otras cosas, un buscador en campos como la Campanología, música multifocal, improvisación… transita los terrenos por los que la obra de Llorenç tienen algo único, un ritualismo musical telúrico tan influido por John Cage como por su relación con el colectivo ZAJ, y que puede adentrarse en espacios públicos de gran envergadura o bien transformarse sutilmente para adaptarse a situaciones más domésticas.

Llorenç Barber presenta Barberidades, un espectáculo de miscelánea, un compendio inédito de su obra en el que se combinan piezas fonéticas, pequeñas orgías campanológicas, piezas volantes y otras de profundo poso.

Esta crónica podría decirse que es una “crónica-lección aprendida”, y es que gracias a unos amigos experimenté la sensación de ver la actuación de Llorenç Barber.

Tuve la oportunidad de poder hablar con Llorenç después de la actuación, y poder darle la enhorabuena por su nuevo trabajo, Barbaridades.

Aunque debo confesar que le dije que no conocía su obra, ni a él, al mismo tiempo le admití que había salido gratamente impresionado por lo visto, oído, sentido, y experimentado en el auditorio del MACBA.

Aparentemente a medio camino entre la performance, el concierto y la lectura de relatos mas o menos caóticos, aunque en realidad, detalladamente sutiles, concisos y para nada arbitrarios, Llorenç, da una vuelta de tuerca al sentido de la música y a la forma de expresarla.

Al entrar en el auditorio te sorprende su Set en el escenario, pues como podéis ver, esas campanas colgadas auguran “algo” distinto.

Comienza el primer sonido… una campana que es golpeada fuera del recinto y entra Llorenç con una luz tenue… y girando la campana produciendo efectos sonoros…  a partir de ahí, sensaciones, sonidos, luces, palabras…

Sin duda es una buena impresión general la que me llevo de este evento, y recomiendo este espectáculo para verlo sin prejuicios, sin analizar las cuestiones en el momento, sino para sentir las vibraciones que sus campanas producen, y para planteárselo todo una vez finalizada la actuación.

Lo cierto es que gracias a mis amigos conocí a Llorenç, y gracias a la música de Llorenç, asistiremos desde musiqueando a mas inquietudes relacionadas con la experimentación de los sonidos relacionadas con nuevas formas de entender la música.

Al finalizar el concierto nos dimos cuenta de que era el propio artista quien vibraba como una de sus propias campanas.