17 de Julio, 2015, El Verano de Malandar, Sevilla.
La oferta musical que sigue dándonos motivos a los más perezosos de abandonar Sevilla en este especialmente caluroso mes de Julio nos deparaba una doble sesión; ambas con inconfundible sello de autor.
Rick Brendan propone un espectáculo desinhibido donde el nihilismo y el onanismo adquieren forma de canción. Recurre a adaptaciones como la de Seven Nation Army de White Stripes presentándose como el Doctor Amor o bien al No puedo vivir sin ti de Coque Malla convertido para la ocasión en No puedo vivir sin Rick.
Lo cierto es que acompañó de escenografía con elementos tales como una llamativa guitarra en forma de corazón, un kilt, un sombrero papal, entre otros, para conseguir a pesar de sus conscientes desafinos y poesía banal que el público sacara a pasear sonrisas y alguna que otra carcajada. El final sobrevino con la versión de Personal Jesus de Depeche Mode que para la ocasión se convirtió en Personal Trainer con un Rick exhibiendo una peluca rubia y ropa deportiva.
Dejando atrás el tono cómico anterior, Ángel Stanich y su banda venían a refrendar el éxito de crítica y el boca a boca que provocan sus conciertos. Amanecer Caníbal abrió el fuego dejándonos claro que la banda tenía solidez y energía. La voz aguda de Stanich es personal pero también convincente y marida a la perfección con canciones que a menudo tornan en lisérgicas entre vivencias terrenales y el misticisimo. Ejerció de frontman comunicativo y con sentido del humor mientras fueron cayendo las canciones, universos propios por sí solas, de Camino Ácido. Temazo el Outsider, guiño a Pony Bravo mientras interpretaba el Cruce y hasta nos hizo sentir privilegiados al estrenar en primicia una nueva canción, Río Lobos.
Invitado sorpresa para los teclados de Carbura! en la figura de Jave Ryjlen (Idealipsticks) y unos bises para los que dejaron Mescalito, el cover de Miguel Ríos, El Río, con sus pegadizos coros y un ataque final para acabar en lo más alto con Metralleta Joe. El boca a boca seguirá funcionando porque el directo de Ángel Stanich tiene una dimensión muy atractiva. La próxima vez, si fuera posible, que no te lo cuenten ni tengas que leerlo en una crónica como esta. Bueno…lo de leernos no es una mala costumbre. Nos vemos en los conciertos.
Fotografías: Manuel Pereira