Aparecían en escena Eduardo Baos, Abraham Boba, Luis Rodríguez y César Verdú, curtidos en mil y un escenarios a lo largo de muchos años de carrera dispuestos a demostrar el por qué de esa fama ganada por el grupo en tan poco tiempo. Y pusieron todo sobre las tablas, tanto que sonaron, excepto La gran desilusión, todas las canciones de su álbum homónimo y del EP posterior “Todos contra todos”.
Una intro con más pinta de servir de sound test que otra cosa puso los cimientos sobre el que construir un concierto siempre “in crescendo”. Aunque durante Las ruinas y Las hienas el sonido no alcanzaba la potencia necesaria para disfrutar de la energía del grupo, ya en Década el grupo empezó a conectar con la gente al grito de “o se irá todo a la mierda”.
Al ritmo marcado por el sensacional batería de César Verdú, que actúa como motor del grupo y otorga a los temas una intensidad y potencia que ya no bajó durante todo el concierto, y con los teclados de Abraham Boba ganando protagonismo en temas como Avanzan las negociaciones (ese farfisa tan sixties) o Muy fuerte, los dos del estupendo EP “Todos contra todos”. Quizás sorprendidos por la respuesta de la ciudad de Sevilla, Boba hizo un pequeño descanso para agradecer al público el haber llenado la sala y entregarse como lo estaban haciendo antes de afrontar la recta final del concierto: El rey Ricardo (con mis colegas cantando voz en grito I'm the resurrection de The Stones Roses y es que, oye, ¡encaja como un guante el inicio!), una Europa ha muerto que supera incluso el original de Jorge Ilegales y la coreada Ánimo, valiente.
Sin hacerse mucho de rogar (¿cuándo se acabará con la tontería del “bis programado”?) salieron a acabar de poner la sala patas arriba: Todos contra todos y La palabra sin pausa para rematar con ese himno de los tiempos actuales, la canción más esperada: Ser brigada, frenética, desbocada, fascinante, “espídica”, con Abraham Boba entre el público: “uno, dos…y ocurrió así”. Monumental.
Todo un chute de energía en vena y muchas ganas de que esta docena estupenda de canciones tengan una continuidad entre tanto proyecto paralelo de los componentes de la banda. Mientra tanto, seguiremos recitando aquello de “somos como el poder en la sombra. Somos más que una amenaza global, somos como un animal encerrado”. Quizás sea hora de salir de las sombras…
Fotos: Lidia de Dios