Solo con su voz y su guitarra (y un vaso de vino, una copa de whisky y una botella de agua en una mesa auxiliar, curiosa mezcla), con alguna fugaz aparición de una vieja caja de ritmos como sustento de las canciones de su nuevo grupo, Minor Alps, discurrió el concierto en la Sala Malandar. Abrió la noche Weightless, del álbum “Lucky” (2008), sin duda el más recurrente del concierto, con hasta 7 canciones del mismo (Ice on the wing, Beautiful Beat o “See this bones entre otras). Alternando sabiamente los nuevas temas de Minor Alps, canciones reposadas, con el público guardando un respetuoso silencio, con sus afamadas comosiciones “powerpop”, sin apenas descanso, el primer “highlight” del concierto llegó con Whose autority, con el público ayudando en los coros, algo que ocurriría con frecuencia a lo largo de la noche.
Con las canciones fluyendo sin apenas descanso, Waiting for something fue seguida por Enjoy the silence, donde los ya míticos teclados de Martin Gore fueron sustituidos por “papapa's”. Y el público, ya en el bolsillo, coreando el “All I ever wanted, All I ever needed, Is here in my arms, Words are very unnecessary, They can only do harm “, una de las cima de la carrera de Depeche Mode.
Sonaría también, en un español similar al que podemos escuchar en los alrededores de La Giralda a los turistas extranjeros, el Evolution de Mercromina para cerrar con uno de los clásicos de Nada Surf, el Inside of Love, del álbum “Let Go” (2003). Volvería Matthew Caws al escenario para rematar su actuación con tres temas más, los tres del “The weight is a gift”: Concrete Bed, un Always Love coreada voz en grito por el público y Blankest year, en la que Matthew, pese a ser miércoles animaba a la gente a pensar en que ya era sábado al grito de “oh fuck it, I'm going to have a party”. Para ser miércoles, la fiesta no estuvo nada mal. ¡Hasta la próxima, Matthew!
Fotos: Lidia de Dios