De colores nos pintó la noche, a base de palmas sordas que pidió al público y que gustosos le dimos, porque esta canción se las merece. Sí, puede que se vea mi debilidad por Chiqui, pero es que es un artista como la copa de un pino y pocos lo ven. Con Vértigo (molestas) pudo suceder no, sucedió, que el publico calló e hizo los coros pertinentes a este temazo y que La Sala se llenó de aplausos cuando término.
Tras el temazo vino un estreno, Tiene un nombre, porque la vida tiene un nombre y cada uno la llama como quiere y resulta que Chiqui le ha puesto hasta melodía, y vaya melodía… Melancólico, sí, pero lleno de verdades como Deja de atarme en corto en la que nos dejó sin palabras gracias al violín de su hermano Joaquín que lo acompañó durante toda la velada e interpretó un tema ante los asistentes su Te espero deshecho. Y llegó el momento en el que todos cantamos porque Desde aquí supimos ver el hándicap de los enamorados todos a una para dejar paso a Para perdonarnos y Es delicado.
Anunció retirada con Azafrán de hierbabuena y Quién soy yo, pero no podía marcharse sin cantar esa con la que nos confiesa que más dinero ha ganado, con la que se compró la bici: Interrumpiéndote. Y, bueno, no me avergüenza confesar que la pedí en varias ocasiones, y tenía que llegar, su tema inédito, sus Tres mil horas con las que soñamos y nos hicimos fuertes, para terminar con La memoria y el vicio y muchas ganas de volver a verlo.