Desde el pop psicodélico de MOR al garage salvaje de Miraflores, pasando por el post punk más duro de Siberian Wolves, el Ciclo Cardioide nos trajo el pasado viernes una nueva noche de música en la que las revoluciones fueron de menos a más, si bien la calidad se mantuvo con tres grupos que dejaron el pabellón muy alto.
Los gaditanos MOR trajeron su pop espacial con una vitalidad renovada en directo, en el que los arreglos entretejidos de canciones como Phase And Soul brillan con más intensidad, a la vez que los ritmos suenan más contundentes y canciones como Bye Bye Earth más duras e intensas. Running Nude, con su fabuloso clímax medido para encender la mecha en el momento justo, daba comienzo a un directo en el que la variedad del primer disco del grupo aseguraba un recorrido para todos los gustos, con momentos más sosegados y momentos más intensos de temazos y de los que al grupo no le faltan, como My Copy o Satellites. Tras este, Reno Kids cerraba una presentación que dejaba claro que la música de MOR se mueve en otras órbitas y una vez que la pruebas necesita de directo urgente.
A continuación Siberian Wolves pasaban más directos a la acción con Kevin, Ashley, encadenando trallazos como Horizon y Dark Side, para luego bajar el ritmo solo en momentos contados como And love together, pero siempre manteniendo la intensidad cuajada en la suave y dura voz a la vez sobre el ruido y la estridencia. Si es en las canciones más aceleradas y ruidosas como Horizon o la posterior Block Your Mind donde los valencianos derrochan toda la energía y presentan su virtuosismo como combo de tan solo guitarra y batería (esos solos ahogados y desesperados siempre son un punto álgido), es en las más lentas como en la mencionada And love together donde la antítesis entre las melodías más luminosas y la psicodelia más oscura se van consumiendo poco a poco una a la otra. La adictiva Find the Forest y un estreno prometedor ponían punto final de la forma más esperanzadora hacia los próximos pasos del grupo valenciano.
Finalmente, Miraflores acababan de reventar lo poco que quedaba de noche y de qué manera. La fuerza de los sevillanos, en forma de distorsión, riffs pesados, ritmos rabiosos y una psicodelia sucia y desesperante se hacía cuerpo en un directo que llevaba a misa lo de “corto pero intenso”. Algún estreno mezclado con los temazos incombustibles del grupo fueron la tónica de la noche, con la inquietud de unos Modern Lovers pasados de ácido y obscurantismo a la que recuerda Drowning by Stars sin tardar mucho en sonar y marcando el camino del sudor que lidera Emilio R. Cascajosa. Las aptitudes de frontman de los grandes del cantante iban quedando claras a medida que iban sonando el salvajismo desinhibido de Bad Vibes, Brand New Tornado o Right Now, mientras que otras, como la más “comedida” Numbers, invitaban a exorcizar todos los restos de la semana. El ritmo pesado de Birmingham ponía punto final a otra cita que como todas nos deja con ganas de más aun con el retumbar de la música todavía en nuestros oídos.
Fotografías: Carlos Cornago Clemente
La psicodelia de alta calidad se embarra y se ilumina a partes iguales en el Ciclo Cardioide
Desde el pop psicodélico de MOR al garage salvaje de Miraflores, pasando por el post punk más duro de Siberian Wolves, el Ciclo Cardioide nos trajo el pasado viernes una nueva noche de música en la que las revoluciones fueron de menos a más, si bien la calidad se mantuvo con tres grupos que dejaron el pabellón muy alto.
Los gaditanos MOR trajeron su pop espacial con una vitalidad renovada en directo, en el que los arreglos entretejidos de canciones como Phase And Soul brillan con más intensidad, a la vez que los ritmos suenan más contundentes y canciones como Bye Bye Earth más duras e intensas. Running Nude, con su fabuloso clímax medido para encender la mecha en el momento justo, daba comienzo a un directo en el que la variedad del primer disco del grupo aseguraba un recorrido para todos los gustos, con momentos más sosegados y momentos más intensos de temazos y de los que al grupo no le faltan, como My Copy o Satellites. Tras este, Reno Kids cerraba una presentación que dejaba claro que la música de MOR se mueve en otras órbitas y una vez que la pruebas necesita de directo urgente.
A continuación Siberian Wolves pasaban más directos a la acción con Kevin, Ashley, encadenando trallazos como Horizon y Dark Side, para luego bajar el ritmo solo en momentos contados como And love together, pero siempre manteniendo la intensidad cuajada en la suave y dura voz a la vez sobre el ruido y la estridencia. Si es en las canciones más aceleradas y ruidosas como Horizon o la posterior Block Your Mind donde los valencianos derrochan toda la energía y presentan su virtuosismo como combo de tan solo guitarra y batería (esos solos ahogados y desesperados siempre son un punto álgido), es en las más lentas como en la mencionada And love together donde la antítesis entre las melodías más luminosas y la psicodelia más oscura se van consumiendo poco a poco una a la otra. La adictiva Find the Forest y un estreno prometedor ponían punto final de la forma más esperanzadora hacia los próximos pasos del grupo valenciano.
Finalmente, Miraflores acababan de reventar lo poco que quedaba de noche y de qué manera. La fuerza de los sevillanos, en forma de distorsión, riffs pesados, ritmos rabiosos y una psicodelia sucia y desesperante se hacía cuerpo en un directo que llevaba a misa lo de “corto pero intenso”. Algún estreno mezclado con los temazos incombustibles del grupo fueron la tónica de la noche, con la inquietud de unos Modern Lovers pasados de ácido y obscurantismo a la que recuerda Drowning by Stars sin tardar mucho en sonar y marcando el camino del sudor que lidera Emilio R. Cascajosa. Las aptitudes de frontman de los grandes del cantante iban quedando claras a medida que iban sonando el salvajismo desinhibido de Bad Vibes, Brand New Tornado o Right Now, mientras que otras, como la más “comedida” Numbers, invitaban a exorcizar todos los restos de la semana. El ritmo pesado de Birmingham ponía punto final a otra cita que como todas nos deja con ganas de más aun con el retumbar de la música todavía en nuestros oídos.