En la noche de ayer viernes 16 de enero, La Sala recibió la visita de un artista que aunque no esté presente en carteles de festivales musicales o no cuente con un apoyo publicitario importante como otros cantantes o grupos, es capaz de conseguir lo que no está al alcance de cualquiera: con su voz, llenar cada rincón de una sala; con las letras de sus canciones, provocar que el público deje a un lado sus preocupaciones para formar parte de las historias narradas en sus temas.
Sergio Leik vino desde su Málaga natal para mostrar, en acústico, a todo aquel que le quiso acompañar en esta fría noche, su primer trabajo profesional, titulado Puertas. Un disco en el que ha puesto lo mejor de sí en cada canción, ya que está compuesto en su totalidad por él mismo. Trece perlas que tratan sobre el amor, el desamor o el difícil momento actual…
Debido a su talento, simpatía y humildad, el artista conectó muy pronto con el público, creándose así un ambiente íntimo y cercano, como si de un concierto privado se tratase. Sergio despertó admiración por parte de los asistentes desde los primeros sones de su música, y algunas risas ya que no dudó en bromear con éste cada vez que tuvo ocasión, llegando incluso a pedir que cantara con él.
Pero Leik no estuvo solo. Le acompañó a la guitarra Julio García. Y juntos crearon lo necesario para ofrecer una noche mágica, casi familiar, con un repertorio compuesto por temas como ‘La espiral’, ‘Norte-Sur’, ‘Trozos del Big Bang’, ‘Contraataque’, ‘Todo de partes’ (elegido como primer single del disco), ‘Apago las velas’, ‘Revolución’ o ‘Contradicción’. También hubo momento para covers, como ocurrió con ‘The Reason’, de Hoobastank, o ‘Best of you’, de Foo Fighters, dotando a ambas canciones de un nuevo aire al cantarlas en español. Hasta la nostalgia tuvo su hueco en la noche de ayer con ‘Bailaría con la luna’, que formó parte de una demo, autoproducida por el propio cantautor en 2010; y ‘Te volví a perder’, que ya cantaba años atrás cuando formaba parte de un grupo. Dado lo bien que se lo estaba pasando el público, e intentando de este modo que la noche no terminara nunca, éste no dudó en pedir “otra” cuando Leik se disponía a despedirse. Y así fue como la velada se desarrolló en la intimidad de un grupo de ´amigos´ que disfrutó con la belleza de la música hecha e interpretada con el corazón.
Fotografías: Andrea del Zapatero.