Asistir a un concierto de Los Madison es cargarte de impresiones y relatar una crónica es describir todo un conjunto de emociones: sensaciones de cercanía, compañerismo y humildad; sensaciones de que existe un público que, sin ser masivo, es fiel y esto ya es todo un triunfo; sensaciones de que Carlos Altube controla con su tranquilidad artística los acordes de los músicos a la espera del instante exacto para intervenir en la armonía de las canciones; sensaciones y seguridad de ver sobre el escenario a un grupo de amigos con una pasión en común, disfrutando y compartiendo buena música, melodías compuestas con una profunda sencillez.
El viaje de Los Madison a Sevilla dejó en el Auditorio Cajasol un repaso por los mejores temas de sus tres trabajos en el mercado. A pesar de algunos problemas con el sonido y la dificultad acústica de un recinto poco acondicionado, la banda madrileña presentó las canciones de su último disco, ‘Compás de espera’, todo un ejercicio de madurez representado en los sonidos de un particular rock ya aclamado anteriormente y que en esta ocasión pone ritmo, a veces acelerado a veces melódico, a letras que alzan piezas como ‘Lo que queda’, ‘Juego sucio’, ‘Jamás’, ‘Ropa nueva’, ‘Skyline’ o el tema que da título a este trabajo, con el que cerraron una noche un tanto familiar.
Y, entrelazados con las fracciones de esta elaborada espera, sonaron ‘Ayer’, la magistral ‘Nadie’ y ‘Horas contadas’, de su debut discográfico en 2007. Junto a ellas, ‘Si pierdo la cuenta’, ‘Soldados’ o ‘Vendaval’, sencillo este último con el que estrenaron su segundo trabajo. Y un regalo: la interpretación de la pieza ‘Nadie besa al perdedor’, compuesta por el artista granadino José Ignacio Lapido.
Ni son nuevos en esto de la música ni poseen una amplia trayectoria en un mundo que ha reconocido su valía. Y ese estado intermedio se palpa entre acordes, guitarras y batería. Como añadido, Los Madison establecen una rápida y natural conexión con el público, contagiándolo con sus melodías y levantándolo, incluso, de un patio de butacas que, sin conseguir un aforo completo, se vio masificado de elogios y entusiasmo gracias a un trabajo y una actitud admirables.
Les queda camino por recorrer. Hasta los consagrados necesitan no llegar al final del trayecto para poder seguir evolucionando. Y lo cierto es que el emprendido por la banda liderada por Txetxu Altube ha cogido desde sus inicios un rumbo que posiblemente les lleve a afianzar su nombre y presencia en el panorama musical nacional a la altura de lo que en su día representaron los maestros del pop rock de los 90.