Un auditorio FIBES, el nuevo, bastante lleno. Un retraso considerable. Un anuncio de Hyundai que provocó silbidos y abucheos pero que hizo que las entradas fueran asequibles económicamente, nunca llueve a gusto de todos. Dos trompetas en el escenario, parece que comienza la función. Los músicos de La Canalla se van acomodando en sus puestos poquito a poco, por último, aparece Antonio Romera, el Chipi: “¿Vosotros qué os pensábais, que esto era como La Primera, sin anuncios?”. La noche empezó con risas y aplausos. ¡Bien por el Chipi!
Tras una intro de flamenqueo con llegó Perico Palote seguido de la Princesa de Bamako, tras pedir un "pelín de luz al muchacho de las luces" llegó ese Dame tinto y dime tonto en el que apareció en escena Vicky Luna, para llevarnos a vivir a la sombra de un dobladillo de una loncha de jamón. Nos cantaron el Tango del Tirao y sin fallos en las piernas llegamos a ese Enganchaita de mi vida.
El Chipi se sinceró y nos contó que tuvo una novia en Italia y que los amores más bonitos siempre son los imposibles, para llegar a La niña del fuego acercándose al público sin micros y creando una auténtica fiesta a los pies del escenario, para finalizar la velada con ese Tes quiero may lof que tan bien suena.
Llegaba el turno de Zenet, que salió al escenario con un Pensando en mí para abrir boca, que anunciaba un repaso por la discografía del malagueño. No pudieron faltar Ella era mala, Un beso de esos, Dientes de rata o Estela en una noche en la que Toni quiso lucirse en el escenario y darlo todo. Para finalizar con Soñar contigo a petición del público y ese tema inédito que lleva por los escenarios: Fue por casualidad.
El resumen fue una gran noche de música en la que sin duda, para mí, la gran sorpresa y rebelación fue La Canalla y ese showman que tienen por cantante, a pesar de que disfruté mucho con Zenet, el Chipi consiguió una adepta más.