En diciembre salió al mercado el single “Ukon Wacka”, adelanto del disco que hoy nos traemos entre manos y que lleva el mismo nombre. Por supuesto nos estamos refiriendo a la última obra de los finlandeses Korpiklaani. Una banda que, entre alcohol, ritmos fiesteros, Folk y Metal, graban con este su 7º larga duración en 8 años.
Casi a disco por año, hoy por hoy, resulta un grupo bastante prolífico. ¿A qué puede llevar esto? Pues a una reiteración en las fórmulas de crear los temas que hacen que oigamos álbumes muy semejantes entre sí. Y este es precisamente el caso.
Por supuesto, aquí entra en juego la permanente discusión entre lo que es mantener un estilo propio o evolucionar, autocopiar o reinventarse y todas esas cosas que hemos oído un montón de veces a cerca del mundo de la música. Al final el resultado de estas disertaciones debería ser bastante más simple: ¿te gusta el disco, te diviertes cuando lo escuchas? Pues ya está.
La respuesta a esta pregunta, por supuesto, es personal e intransferible. Pero para que os vayáis haciendo una idea, aquí van mis comentarios sobre este “Ukon Wacka” de Korpiklaani.
Como decía, el estilo y la composición de los temas se parecen mucho a lo que ya hayamos podido oír anteriormente de estos muchachos. ¿Se podría decir que es un disco continuista respecto a “Karkelo” o “Korven Kuningas”? Pues no andaríamos desencaminados, desde luego.
Sí que es cierto que Korpiklaani ha logrado estampar una marca propia dentro de la escena Metal, con un sonido que resulta muy característico y reconocible. Las guitarras aceleradas y la fuerte presencia de los violines marcando unos ritmos muy pegadizos que casi incitan a bailar, más allá de denominaciones de género, se ha vuelto la impronta de estos tipos.
Y ya desde la inicial “Louhen Yhdeksäs Poika” queda patente que este disco también será así. De hecho, si tengo que señalar todas aquellas canciones que contienen estas pautas, pues enumero casi todo el tracklist.
Pero precisamente “Louhen Yhdeksäs Poika” no creo que sea el corte más brillante del disco. La siguiente “Päät Pois Tai Hirteen” (una cover de una banda finlandesa de Hard Rock llamada Peer Günt y que ya sirvió de “cara B” para el single de adelanto), sin ir más lejos, tiene bastante más gancho. Y además arranca con el tradicional grito Suomi: ¡¡¡Per(rrr)kele!!!
Y aquí aprovecharé para hacer hincapié en el vocalista Jonne Järvelä como una de las grandes bazas de la banda. Una voz como mucho carácter que, sin llegar al grado de personalidad que pudieran tener las de John Tardy, Ozzy y demás, sí que es notable por la calidad que nos ofrece en discos como este, en cortes como “Surma” o la propia “Ukon Wacka”. Esta última con un toque “aguardentoso” y bucólico, como ya le pudiera pasar en “Kadet Siipina”, por ejemplo. Además, en temas como “Lonkkaluut” o una más metálica “Tuoppi Oltta”, cuenta con el apoyo de coros para enfatizar el aspecto fiestero y Folk de su música.
Los temas siguen siendo de compases frenéticos en su mayoría, con múltiples cambios de tempo y con una sugerente combinación entre las guitarras de Cane y el propio Jonne y los violines (y el resto de la sección acústica) de Hittavainen. O incluso el acordeón de Juho Kauppinen. Buena muestra de esta simbiosis son “Lonkkaluut”, “Korvesta Liha” (un corte muy clásico de la banda) o Koivu Ja Tähti, que rezuma un pegadizo toque épico.
Al escuchar estas canciones me pregunto cómo serán en directo, con la formación sobre un escenario e incitando a la peña a moverse, saltar y bailar con una birra en la mano (y salpicando unos a otros, claro). Y llego entonces a la conclusión de que están hechas precisamente para ello. Es su sino y el de Korpiklaani. Una banda para pasarlo bien, fundamentalmente en directo.
Pero también se encuentran canciones más pausadas que relajan la escucha del álbum. Un ejemplo es el tema que da nombre al disco y que arranca calmado, animándose a medida que se suman los instrumentos acústicos (¡!). Pero no pasa de ser un corte de esencia Folk, ideal para tomarse una cerveza a la luz de la lumbre en una cabaña más que para ponerse a botar en medio de un bar.
Y la final “Surma” también anda por estos derroteros (incluyendo un primer minuto a modo de intro). Eso sí, los riffs de guitarras me parecen de los más interesantes de todo el trabajo. Un buen tema a base de giros y alternancia de compases más lentos o más rápidos. Divertido y alcohólico a veces, más épico otras y directo y agresivo las demás. Con un solo que no es demasiado brillante pero que se agradece y le da un poco de cancha a la batería de Matson.
Y es que la sección rítmica (Jarkko Aaltonen en el bajo además de Matson en las baquetas) hace su labor a la hora de marcar la cadencia de los temas, pero no logran demasiada notoriedad frente a las guitarras y, sobre todo, a los violines.
De hecho los violines son los que acaparan el gran protagonismo en el sonido Korpiklaani y en este álbum queda más patente. Las melodías pegadizas salidas de sus cuerdas impregnan la práctica totalidad del disco y consiguen lo que comentábamos al inicio del sello personal de la banda. Así nos encontramos a los acústicos muy fuertes en la mayoría de temas, incluso el instrumental “Vaarinpolkka”. Un corte con la música algo más ágil y con más matices que el resto, quizás para compensar la falta de una voz.
No he comentado nada aún del quinto tema dentro del tracklist. Quería hacerle mención aparte como deferencia a la que ellos han tenido con el mundo hispano al incluir este “Tequila” dentro de “Ukon Wacka”. Se supone que es un pequeño homenaje a sus fans latinos, con una letra donde se mencionan varios países centro y sudamericanos (con acento finlandés, claro). Una canción corta y directa, con toques tribales en la música, pero no creo que sea especialmente reseñable dentro de su discografía.
En fin, “Ukon Wacka” resulta entretenido, fiestero y movido, como los demás de la trayectoria de Korpiklaani, pero no deja de ser una continuación exactamente en la misma línea que los discos previos. Una prolongación o una copia, si se prefiere. Y donde “Surma” es el tema que más destacaría.
Y para terminar, comentar las curiosidades de que el disco está totalmente cantado en Suomi (finlandés), a excepción del tema bonus que no es otro que una “Iron Fist” de Motörhead que han sabido muy bien llevarla a su terreno. No se hace extraña en cuanto a la música, currándose muy bien los arreglos y consiguiendo una buena versión.