Música para contonear las caderas a la par que cierras los ojos y acompasas cada una de las notas con la cabeza. Once cortes llenos de intensidad en los que se abarcan prácticamente todos los estilos dentro del amplio espectro del rock and roll. Su portada ya es toda una declaración de intenciones austera pero tremendamente original con una seta gigante y unas letras negras enormes e irregulares en homenaje a la psicodelia setentera.
El disco empieza con una fuerza impresionante con el Hard Rock de “Phenomena. “La base rítmica de este primer corte es simplemente acojonante.”Firewood “es una delicia bluesera lisérgica con multitud de capas sonoras superpuestas envolviendo una voz absolutamente mágica. Preciosas melodías de rock atemporal nos invaden cuando escuchamos ese deliciosa sonora que es “The Dog Who Never Believe in Good”. La contundencia de las baterías y el delirio guitarrero de” TA Love “, lo convierten en un tema ideal para estallar en un grito y hacer el salvaje.
Los maravillosos arreglos de Hammond incluidos en “Lips to Lick” lo convierten en un tema imprescindible. La influencia de Robert Plant en su vocalista es incuestionable en todo el disco, se hace más patente si cabe en la Zeppeliana “I Just Wanna”. El cierre del disco se hace con tres temas completamente diferentes entre sí. El tema emocional por excelencia es una preciosa balada blues al más puro estilo clásico “Namaste. Las melodías bailables de la rockera “Snake Eyes” y el rock progresivo de” Oceans of Blood”