– SALA CUSTOM – 22/02/2020
La Sala Custom abarrotada de adolescentes, decenas de coches esperando en doble fila a que acabara el concierto y muchas pantallas de móvil encendidas solo puede significar un par de cosas: cantante de trap-reguetón de moda o triunfito.
Acertamos con la segunda opción, en este caso de la anterior edición, la del 2018. La cuarta finalista, Julia Medina, presenta su primer larga duración, No paro de bailar, frente a un ejército de fieles que pronto la reemplazarán por la nueva triunfita de moda. ¿Es esto negativo? Para nada.
Lo mejor que le puede pasar a Julia es que se olviden de ella y se haga con un público más selecto, que entienda su arte y no su sobre exposición. Y es que arte le sobra y le supura. Es pura música. Una voz espectacular que se maneja bien en las baladas y en los medios tiempos, pero que no desentona en su versión más rockera.
Su estilo, aún por definir con más precisión, bebe de este selecto grupo de cantautoras lideradas por Vanesa Martín, Rozalén o Carmen Boza. Algunas llenan estadios, pero otras se mueven bien entre salas y bares y aforos más reducidos. Y pronostico que ese es el futuro de Julia Medina, más que merecido.
Para el disco ha sabido rodearse de conocidos compositores, como Andrés Suárez o Pedro Guerra. El disco no está hecho con prisas, pero algunas canciones despuntan más que otras, siendo realmente buenas. De todas formas, sus canciones son auténticas y reales, como ella, y no parecen artificiales. Son defendidas con precisión en directo, con una banda que la acompaña de manera solvente, en la que quizás eché en falta un bajo.
Ella sobre el escenario es magnética. Sin necesidad de ser un todoterreno, es sensible, divertida, conecta con el público y entretiene de forma muy natural. Es difícil no sonreír con ella y sus monólogos.
En cuanto al setlist, el esperado con sorpresas. Tocaron el disco al completo y alguna de las canciones más representativas de su paso por Operación Triunfo. También hubo momento para alguna canción inédita y de un par de colaboraciones: su amiga Claudia y Gonzalo Hermida. Se echó en falta algún compañero de OT.
Dieciocho canciones, una de ellas repetida (Dime, el single que abre y cierra el concierto) en una hora y veinte minutos de concierto, que se me antoja un pelín corto para el precio de las entradas.