Querer contar lo que pasó en el FIB es una utopía tan grande como querer que vuelva a vivir Lenin o que Clemente gane un mundial. ¿Por qué? Porque pasan tantas cosas, y casi todas, en el mismo momento, que no sólo es imposible contarlas todas, sino tan sólo una buena parte. Así que la crónica de un jueves Fiber, como lo será del viernes, y del sábado, y también del domingo, tiene que ser parcial, arrancada a base de paseos, de ir de aquí para allá, y de quedarse sólo en los conciertos que a priori parecen más interesantes.
Interesante parecían los Layabouts, madrileños orgullosos de no hacer pop y no cantar en castellano, como nos gritó su cantante, que abrieron el escenario principal a base de riffs sobrios y contundentes y una energía blusera y muy punk que cautivó a los españoles que ya los conocían y a los cientos de british que seguro no los van a olvidar. De allí, a la calma, a una Russian Red elegante, con faldita y corpiño y unos tacones que quitaban el hipo, una banda trajeada al estilo años 50 y una música, suave, sencilla, apenas voz y pinceladas instrumentadas, que encantó a los asistentes, aunque a mí se me escaparan bostezos.
Bostezos los que me provocó la actuación más controvertida del festival, la de Julieta Venegas, cuya inclusión en el cartel de este año desató una cierta polémica por aquello del mainstream, y que personalmente creo que dio la razón a quienes la criticaron. Que casi una decena de músicos y una artista consagrada consiguieran hacer lo poco que se vio ayer en el escenario fiberfib.com, incluido algún que otro desafine de la voz de la mexicana, dice muy poco de ellos, aunque parte del público guiri que copa este festival sí que se marcó un cierto baile.
Hablando de guiris, las actuaciones más importantes programadas para este jueves eran precisamente de grupos y artistas que se conocen más por latitudes norteñas, especialmente anglosajonas. Paolo Nutini se desató como un artista a la par entre energético y suave, con un poderío soulero rozando el country, inesperado para un escocés de ascendencia italiana, y unas baladitas pop de apenas guitarra y voz.
Pero el momento más grande de la noche llegó cuando en el escenario Maravillas estaba a punto de tocar unos tales Plan B. Una vez comprobado que no se trataba del proyecto “alternativo” de Carlos Jean, sino de un grupo de algún punto entre Londres y Glasgow, o algo así más o menos, y que tiene que causar furor donde quiera que vivan, por la cantidad de público que se congregó a verlos. Tengo que decir que no estaba preparado para ver lo que estaba a punto de suceder. Apareció un tal Faith SFX, encorbatado, con camisa blanca, y se marcó una sesión de esa cosa llamada Beatboxing que consiste en hacer sonidos con la boca imitando todo lo que se le ocurra que nos dejó bestialmente deslumbrados. Trompetas, samplers, bombos furiosos como demonios, electrónica, percusiónnnn y rapeados dejó con la boca abierta sin excepción a todos los asistentes, para después dejar paso al grupo completo con su sonido hip-hop-soulero que en mi opinión no estuvo del todo al nivel y que combiné con Dorian, en el escenario pequeño, bastante mejor con su pop electrónico oscurecido.
El último rapero de la noche, el cabeza de cartel Mike Skinner con su banda The Streets, conquistó a la inmensa mayoría british del FIB a base de lo que sabe hacer mejor, energía hiphop variopinta y fusionada, aunque yo me despedí del escenario grande para ver las dos últimas canciones de unos fantásticos Crystal Fighters y para terminar con la última gran sorpresa de la noche, un tremendo dúo llamado Chase & Status que hizo bailar de forma salvaje a la marabunta que se acercabantorsionándose al ritmo de una electrónica bestial y en parte pregrabada con una furia que por momentos recordaba a los mejores Prodigy y con un juego de luces y proyecciones rompedoras y deslumbrantes.
Y para terminar la faena, mientras nos alejábamos hacia las puertas de salida, el debut FIBero del ex-futbolista Mendieta con su trío de Djs llamado Gasteiz Gang.
En general, un buen día de jueves, el más flojo por tradición, y a recuperar energías para el vendaval que nos espera. Por cierto, la organización, de 10: el sonido, los espacios, los lugares de descanso, la puntualidad, todo perfecto.