Quizás una noche de un jueves perdido en la nada, la fashion no se qué por otro lado de la capital, un concierto acústico en doble ración, no sea lo que más puede llamar la atención a una mayoría. Pero mejor. Ellos se lo pierden y que sigan así, dejándose llevar por lo fácil y no por los sentimientos, esos que este tipo es capaz sacar del más recóndito lugar que tenemos.
Tachado de folk y country, la cosa no se queda ahí, fácil sería dejarlo así, pero un eterno seguidor de Cash y Dylan merece algo más que un simple nombre, hay que ir más adelante, adentrarnos como el hace en las entrañas de cada uno y sacar todo ese producto que nos genera oirle, y quizás mejor así, en acústico, donde la intimidad hace el resto para ser algo más que el mismo tipo de todos los días.
Si bien su esposa nos fué metiendo en vereda, Dawn Landes, guitarra en mano, pandereta al pie, la eterna sonrisa del matrimonio, simple pero efectivo para meternos en un mundo más festivo. Repasando temas de `Sweet Heart Rodeo´ claro definidor de donde nos metemos simplemente con su título.
Pero bastaron los primeros compases para llenarse los bolsillos con los allí presentes, especialmente con `Bodyguard´ ese al que todos buscamos de alguna manera, ese con quien dormir y sentirnos protegidos, ser el principal del otro, sentir un latir de un corazón junto al nuestro. Que tomen nota otros elementos del panorama actual que con más parafernalia trás de sí, no lograrán nunca estos aspectos más humanos. Solo basta salir ahí y contarlo. Sencillo y natural.
Pero el plato fuerte estaba aún por llegar y no se hizo esperar. Josh Ritter y su sonrisa bajo el brazo aparecieron entre el silencio del público para emocionar todo lo que se moviera a su lado. Repasos a su trayectoria inmejorable `Stuck to You´ o esa pequeña declaración de intenciones donde dijo, mamá yo quiero ser artista; pequeños sonidos, ideales rumores que se acercan y nos acechan el oido `Rumors´ como si estuviéramos adormilados pero al mismo tiempo dándonos cuenta de lo que acontece a nuestro alrededor. Como no `Kathleen´ para hacernos recordar quizás a aquella personita que todos hemos tenido en alguna ocasión, o esa que nos está esperando cada día que nos levantamos…
Una vez Bob Dylan escribió `Girl From the North Country´ solo para buscar a su chica de aquél momento, pero lo que no ha sabido hasta nuestros días, es que fué el inicio de nuestro protagonista, ese en el que se fué a buscar su primera guitarra. Su voz les une de alguna manera `Folk Bloodbath´. Pero también ha sabido recordar a Buddy Holly con una versión de ‘That’s What They Say´ o a Bruce Springsteen con `The River´ momento inmejorable de emociones unidas, de esas que traspasan cualquier tiempo o lugar.
Un tipo solitario en una parada de bus. Una lluvia incesante pero tan ligera que casi ni nos roza. Una tristeza. Nada alrededor, es su soledad. Pero en su mente gira y gira una idea. `Change of Time´ esa en la que muchos andamos envueltos, dejando atrás los lastres que no nos permiten caminar pero recogiendo otros nuevos que nos impulsarán adelante, a ese otro mundo perdido pero lleno de emociones, el que nos cura de todos los males, como si de un nuevo curso se tratara, aquella dichosa maldición `The Curse´ que nos tortura, esa que nosotros no hemos querido nunca pero que alguien nos echó por algún motivo, uno de esos que solo uno de los dos comprende, pero te dejan así, como ese tipo solitario, irreverente, irascible, impotente y rabioso.
Pero si de intimidades hablamos, cuando Dawn Landes se unió a Josh Ritter, una extraña sensación nos unió a ellos, como si todos estuviéramos cogidos de la mano, bajo la penumbra de las luces de emergencia, pues la sala Sol se quedó a oscuras bajo las ordenes del matrimonio. `In the Dark´ con voces complementarias, redondear las melodías, como si el destino hubiera premeditado que ambos deberían conocerse alguna vez y quizás recorrer más de `500 Miles´ juntos por siempre jamás. Quizás eso es lo que queremos todos y a ello apuntamos con nuestros dedos cada vez que miramos al cielo, esta vez en la penumbra de un lugar solitario y perdido como muchas veces andamos, esas estrellas, esa luna…
Y alguien dirá: vino solo, sin banda!!! pero no hace falta, solo su sencillez, su simpatía, un puñado de letras bien compuestas, una voz a lo Dylan y nuestro corazón abierto ` Empty Hearts´ ese mismo que nos hará seguir buscando en ese viaje por el mundo cercano, aquellos ojos que nos hacen estar protegidos en las noches, esos ojos que tiran de nosotros, que nos sacan de ese pozo en el que caemos todos alguna vez… bueno eso y Josh Ritter para acompañarnos en el asiento de al lado de un autobús perdido en una carretera kilométrica y sin fin… quizás algún día nosotros también seremos un `Good Man´
Fotos: Susana Fernández.