Todo un clásico, Jose Casas, que desde principios de los 80 (se dice pronto) permanece comprometido a sacar discos y a su música mientras otros, muchos, la mayoría, vienen y van.
Memorias de una pistola invisible es una vita con lo imperecedero desde una óptica especialmente cruda. La banda nos parece más banda, más firme en su labor de darle ritmo a temas como pura diversión, uno de los más notables del disco desde mi subjetiva opinión.
No queda ningún cura pederasta sin que conozca el pantano donde ajusticiarlos al modo que Jose propone así como una perspectiva evolutiva que siempre va precedida de (buenas) vibraciones.
Porque si para «pelear debo ser joven y para comprender debo ser viejo» como nos cantan en otra de las piezas fundamentales del disco, Versus, (de aire pop, coros incluídos) podemos concluir, siempre con riesgo de equivocarme, que estas Memorias llegan a nuestras manos como símbolo de una pelea constante y de una comprensión bastante cuerda dentro de un equilibrio aristotélico. Disfruten que hay cuerda para rato.